En consulta frecuentemente se me presenta la siguiente situación:
Hola, buenas tardes ¿Qué te trae por aquí?
Bueno,… soy Anorgásmica.
La etiqueta ya viene a terapia. “Soy Anorgásmica”. Es fácil cuando no se tienen orgasmos entrar en Google , poner en el buscador “No tengo orgasmos” y buscar qué es lo que me está sucediendo. Rápidamente Dr. Google nos indicará amablemente que tenemos “Anorgasmia”. Su colega de profesión la Dra. Wikipedia nos dirá al respecto: “La anorgasmia es la inhibición recurrente y persistente del orgasmo, manifestada por su ausencia tras una fase de excitación normal, y producida a través de una estimulación que pueda considerarse adecuada en intensidad, duración y tipo”. Cuando le escucho hablar así a Dra. Wikipedia, en términos de “Una fase de excitación normal” tiemblo… ¿Fase de excitación NORMAL? ¿Qué entiende la Dra. Wikipedia por excitación? En este punto la mujer en cuestión ya tiene 2 cosas en la cabeza:
Que tiene algo así como una enfermedad y que es un problema gordo.
Que su excitación no es normal
Al etiquetar y medicalizar lo que nos está pasando, nos estamos cargando en la mochila un peso que alimentará la dificultad que mantenemos.
“Se supone que los orgasmos aparecen cuando tienes relaciones sexuales”. “Tengo un problema gordo”, me dicen algunas.
La falta de orgasmo en los encuentros eróticos suele ser una de las demandas más solicitadas en la terapia sexológica. Tiende a darse principalmente en mujeres y las causas que hay detrás de esta dificultad, en la mayoría de las situaciones poco tienen que ver con el funcionamiento incorrecto del organismo.
¿Qué suele esconderse detrás de una falta de orgasmo?
Falta de conocimiento del cuerpo. Si no se conoce el funcionamiento de nuestro cuerpo excitado, cuál es nuestro mapa personal de placer, cómo manejar la excitación… difícilmente se podrá disfrutar del momento. Es común dejar en manos de la pareja esta misión y delegar la responsabilidad de la exploración de sensaciones a la otra persona.
Presencia de mitos erróneos sobre la erótica y la sexualidad. El hecho de equiparar el orgasmo con la satisfacción, así como el presuponer que determinadas prácticas son las más satisfactorias, aún cuando no sean las que produzcan más excitación y placer a la persona en cuestión. Por ejemplo, encontramos mujeres cuyas prácticas eróticas se centran en la penetración vaginal, sin ningún tipo de estimulación del clítoris salvo la que se obtiene indirectamente a través de las paredes vaginales. Por otro lado, encontramos mujeres que tienen orgasmos cuando se masturban, pero no los obtienen cuando comparten un juego erótico con una pareja. Sin embargo acuden a consulta con la misma etiqueta.
Necesidad de educación sexual. Íntimamente relacionada con el punto anterior y un punto importante a la hora de trabajar en la terapia sexológica.
No llevarse bien con el cuerpo. Una autoestima pobre incide directamente sobre el permiso que le das al cuerpo para disfrutar del placer. Aspecto que, unido a la falta de conocimiento del cuerpo, hacen casi imposible que los niveles de excitación puedan fluir sin interrupciones. En este punto, uno de los datos significativos es el número elevado de mujeres que no sólo no conocen su vulva, sino que además arraigan fuertes sentimientos de asco y de rechazo hacia ella.
Vergüenzas, miedos a dejarse llevar e intentar tener controlada la excitación. En el momento en que aparecen estos sentimientos, la parte racional entra en funcionamiento y el mecanismo de excitación, por ese motivo se paraliza.
Conflictos comunicativos y de pareja. Es comprensible que si una pareja no se comunica y tiene múltiples discusiones y desencuentros, a la hora de intentar encontrarse en la piel, estas barreras estarán presentes.
Es importante partir de la idea de que el orgasmo no es el objetivo de un encuentro erótico. Simplemente es un grado más del proceso de excitación y disfrute que se está experimentando. A veces, por centrarnos tanto en la cima de la montaña, nos perdemos la belleza y el placer del camino y, precisamente eso, hace que no consigamos llegar a ella en ninguna ocasión.
Pensamos que los orgasmos se TIENEN que tener o se DEBEN tener y, cuando “El Tienen” o “El Deben” entran en escena, la presión va haciendo que la excitación se vaya difuminando.
El orgasmo es una parte del continuo de excitación, no es ni mejor ni peor que grados menores de esta reacción corporal. De esta manera, encontramos que puede aparecer orgasmo pero no satisfacción y puede aparecer satisfacción sin orgasmo.
¿Eso quiere decir que los orgasmos no son importantes?
Los orgasmos están bien, son sensaciones muy agradables y placenteras. De ahí a que sean importantes y necesarios, hay todo un mundo. Lo que es evidente es que si los buscas no los encuentras. Una pieza clave en la terapia sexológica está en aprender a dejarse llevar y en apagar el cerebro racional, en silenciar los tengo y los debo y, simplemente sensar, sentir y comunicar con el cuerpo.
Porque, como dijo Valerie Tasso en alguna ocasión “Un orgasmo no se tiene, se aprende a tenerlo, o mejor dicho, se aprende a permitirse obtenerlo”.
Por internet encontraremos a manos de Dr. Google, Dra. Wikipedia y similares mucha información sobre lo que nos está sucediendo. Nos dirán trucos y consejos infalibles así como recomendaciones para tener una “Excitación Normal”. Como la normalidad no existe, quizá lo más sensato sea ponerse en manos de profesionales especializados para trabajar sobre esta área.
En Serise Sexología, ayudamos a solucionar dificultades relacionadas con el proceso de excitación, la falta de orgasmo o la satisfacción de las relaciones eróticas. Si experimentas estas situaciones, nos gustaría ayudarte a encontrar soluciones. Contactar con Serise Sexología
Ruth Arriero. Sexóloga en Serise Sexología. Logroño. La Rioja
También puede interesarte:
Eyaculación Precoz. Coitocentrismo y mitos de la satisfacción.
“No tengo deseo”. Cuando la falta de libido aparece.
Medicamentos: prospecto y efectos secundarios sobre la sexualidad
Presiones y expectativas. El peso del porno en los hombres.
Conversando con el Clítoris: Más de 300 millones de años de placeres.
Sexo: 15 beneficios para su salud. Cómo fastidiar el juego erótico. La terapia sexológica. Acompañando a los sexos en sus interacciones.