En el artículo de hoy vamos a hablar de amor y desamor, esos grandes conocidos pero a la vez desconocidos para la mayoría de nosotros.
Cuando oímos estas palabras, seguramente todos nos hacemos alguna idea de lo que estamos hablando sin embargo seguramente, todos tenemos también ciertas dudas a cerca de muchas de las preguntas que estos conceptos pueden sugerir.
¿Por qué nos enamoramos?
A nivel biológico nos enamoramos porque tenemos que reproducirnos y el proceso de enamoramiento es un cóctel hormonal que facilita enormemente este proceso.
Somos una especie en el que criar un hijo implica un gran coste de respuesta por lo cual es normal que haya cierta tendencia a la monogamia, ya qué es mucho más fácil sacar a delante un hijo entre dos personas. Debido ha esto también es normal que este cóctel hormonal dure entre 2 y 4 años, tiempo suficiente para reproducirse y criar a ese hijo en los primero años (los que más coste implican).
¿Quiero decir que la llama del amor solo dura 4 años y después no hay nada que hacer? Por supuesto que no. Quiero decir que el cóctel hormonal dura un tiempo determinado ya que implica demasiados recursos a nivel biológico como para permitirnos mantenernos en ese estado durante toda la vida, sería inviable. Sin embargo se pueden hacer muchas cosas para que una relación resulte satisfactoria a largo plazo.
No podemos negar que a parte del componente biológico, el componente cultural y de valores personales de cada uno también cumple un gran papel en el enamoramiento. No es lo mismo enamorarse en España, que enamorarse en Irán, que enamorarse en China. ¿Qué estoy queriendo decir con esto? En una pareja hay un contrato con dos partes, una explícita en la que ambos miembros dicen lo que esperan del otro y otra implícita en la que cada uno espera algo del otro pero que no lo hace explícito, es decir, que no lo dice. Dependiendo de los valores personales de cada uno y de lo que dice la cultura a la que pertenezcamos hay determinadas cosas en el contrato implícito u otras. Unas personas esperan que su pareja les sea fiel, otras tienen como valor importantísimo la sinceridad, otras piensan que es indispensable pasar las navidades juntos, algunas jamás aceptarían que la otra persona trabajara en otro país, etc…
Los valores culturales escriben gran parte del contrato implícito (monogamia, poligamia, etc…) y los valores personales y las expectativas la otra. ¿Cuál es el problema? Que muchas veces las expectativas que tenemos y que forman parte de ese contrato implícito son expectativas completamente irreales o valores que el otro no comparte. Las personas no son perfectas, las personas se equivocan, te decepcionan, no piensan igual que tú, no reaccionan igual que tú, muchas veces no les gusta que las traten como te gustaría que te trataran a ti y sobre todo no tienen las mismas necesidades que tú tienes.
¿Qué está pasando en nuestro cerebro?
El amor provoca una cascada de reacciones químicas en el cerebro donde hay hasta doce áreas involucradas. Dopamina, Oxitocina, Serotonina y Noradrenalina son los componentes principales del cóctel molotov que nos produce la sensación de enamoramiento. Estas sustancias hace que estemos más alegres, ilusionados, activados y más sensibles a las cosas positivas que a las negativas. El amor a nivel fisiológico actúa de forma muy parecida a algunas drogas, ver a esa persona activa determinados neurotransmisores a nivel neural que activan los circuitos de recompensa haciendo que tengamos ese ansia por ver de nuevo a esa persona.
Con el tiempo, el nivel de estas sustancias que al principio se segregan de manera natural favoreciendo esa euforia del enamoramiento van disminuyendo y hay que poner de nuestra parte para que ese cóctel no pierda su sabor. Con el tiempo la sensación de euforia inicial reduce, sin embargo van apareciendo otros factores más íntimos y que van a cobrar más peso como la complicidad, la confianza y los proyectos en común, que son los que van a determinar que esa relación se mantenga o no una vez pasada la fase inicial.
¿Cómo mantener encendida una relación de pareja?
Una relación de pareja es como una vela, viene encendida y con una cantidad de cera inicial, si seguimos la inercia inicial y no añadimos nada más, disfrutaremos de la relación hasta que la vela se apague. Sin embargo, si añadimos más cera a medida que se va consumiendo, podemos mantener la vela encendida el tiempo el queramos. Puede haber momentos en los que la llama prenda más o prenda menos, que haga aire y la llama se balance, pero si se sigue añadiendo cera no tiene porque apagarse.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es que una relación es cosa de dos no de uno, uno puede echar más cera que el otro, sin embargo, si uno esta echando cera y el otro soplando la vela es imposible que eso funcione. También es cierto hasta cierto punto, que si cambiamos nuestra forma de relacionarnos con el otro, el otro cambiará su forma de relacionarse con nosotros. Muchas veces esperamos que el otro cambie pero…
1. ¿Por qué no cambiamos nosotros?
Si quieres que tu pareja sea más cariñosa, ¿Qué tal si empiezas tu a ser más cariñoso? Si quieres que tu pareja llegue antes a casa, prueba a decirle lo mucho que te gusta que haya pensado en ti ese día y haya vuelto antes, en vez de reprocharle cada vez que llega tarde. Si quieres discutir menos, prueba a darle menos importancia a las cosas y a estar menos irritables. A menudo pasamos mucho tiempo haciendo lo mismo y esperando resultados diferentes. Si quieres obtener resultados diferentes haz cosas diferentes, si no, no esperes que nada cambie.
2. Pasar juntos tiempo de calidad.
Para mantener encendida la llama de la pareja es importante pasar tiempo juntos de calidad. La convivencia y la rutina puede llegar a quemar la relación y las discusiones acerca de cosas triviales pueden pasar a primer plano en tu relación. Cuando pasamos mucho tiempo discutiendo con una persona esa persona se asocia con el malestar provocado por esas discusiones, generando un clima desagradable que a la vez fomenta que haya más discusiones. Sin embargo, cuando compartimos tiempo de calidad y hacemos cosas de las que disfrutamos con alguien, esta persona se asocia al bienestar provocado por esas actividades gratificantes. No es casualidad que cuando queremos ligar con alguien le regalemos bombones, o le invitemos a cenar ¿A quien no le gustan los bombones? ¿Y quien no disfruta de una buena cena?
3. Innova
Al principio de una relación, todo es excitante y novedoso, sin embargo con el paso del tiempo esto va cambiando y comienzan a aparecer las rutinas. Por mucho que te guste el entrecot, si lo comes todas las noches te terminas cansando ¿Verdad? Quizá esto no ocurra si cada noche comes el entrecot con un acompañamiento y una salsa distinta. Para salir de la rutina no hace falta grandes cambios pero si pequeños matices. Sal a cenar a un sitio diferente, planea una escapada de fin de semana sin hijos, prepárale una sorpresa a tu pareja sin necesidad de que sea su cumpleaños ni vuestro aniversario, mándale un mensaje recordándole lo especial que es para ti, prepara su comida favorita,etc…
4. Ten tiempo para ti mismo
Al igual que es necesario compartir tiempo de calidad con tu pareja, también es necesario reservar tiempo para uno mismo. Una pareja que pasa juntos las 24 hotas del día es normal que se termine quemando. Es sano tanto a nivel individual como a nivel de pareja que cada uno tenga su propio espacio personal en el que pueda ver a sus amigos, familia, hacer algún hobbie, etc… sin necesidad de que el otro este presente. Este espacio personal favorece que la pareja luego tenga cosas que contarse y se enriquezca cada uno de las experiencias del otro.
Sin embargo mantener la llama de una relación viva no siempre es posible, ya sea porque el otro no quiere,porque continuar esa relación implica renunciar a cosas a las que no estamos dispuestos o las que no debemos renunciar, por incompatibilidad de caracteres, diferentes expectativas de futuro, valores contradictorios, etc…
Aquí llega el momento decir adiós y aceptar que debemos continuar por caminos diferentes.
Síndrome de abstinencia y corazón roto. ¿Qué ocurre cuando una pareja se rompe?
Cuando una relación se rompe se disparan todas las señales de alerta del organismo, por nuestro torrente sanguíneo empieza a correr una cantidad elevada de hormonas del estrés y durante un tiempo determinado (mayor o menor en función de cómo reaccionemos a este cambio) vivimos en un estado casi constante de malestar y ansiedad. Nuestro nivel de actividad baja y de repente todos esos buenos ratos que podíamos compartir con nuestra pareja desparecen, descendiendo a su vez los niveles de hormonas de felicidad de nuestro organismo.
Nos sentimos tristes, perdidos, no sabemos cómo ocupar ese vació que queda en nuestras vidas. Incuso podemos sentir algo parecido al síndrome de abstinencia (no siempre se da esta fase) producido por algunas drogas, ansiamos ver a esa persona, tener algún contacto con ella por pequeño que sea… y además, cualquier contacto con esta persona es tremendamente reforzante de la misma manera que lo es tomarse una copa para un alcohólico en pleno síndrome de abstinencia
Vale, el panorama no pinta muy consolador, y seamos realistas, durante un tiempo no lo va a ser. Sin embargo nos guste o no, la vida sigue y poco a poco si hacemos las cosas bien el organismo vuelve a retomar su estado de equilibrio, poco a poco empezamos a compartir buenos ratos con otras personas o con nosotros mismos, y poco a poco vamos sintiendo que ese vacío es cada vez más pequeño hasta que finalmente llega a desaparecer.
Tras una ruptura llega un periodo de adaptación y cambio, las cosas a partir de un determinado momento ya no volverán a ser como antes. Entra en juego la incertidumbre, algo, que a priori no suele gustarnos mucho pero de lo que se puede aprender a disfrutar.
Los periodos de grandes cambios pueden llegar a ser los de mayor aprendizaje a nivel de evolución personal, pero para que esto sea así hay que plantarle cara al dolor y no dejarse llevar por la pasividad.
En la recuperación de un duelo amoroso el sujeto tiene que tener un papel muy activo y al contrario de lo que la gente piensa no debemos esperar a sentirnos mejor para comenzar a plantearnos nuevos objetivos y realizar actividades. El proceso es al revés debemos comenzar a realizar actividades que nos gusten aunque no nos apetezca lo más mínimo, y de esta manera poco a poco comenzaremos a sentirnos mejor.
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-Miriam
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