Esta elección no es arbitraria, sino que toma en cuenta el promedio de cuatro horas que tardan los alimentos en ser digeridos en el intestino delgado. Si realizamos actividad física demasiado pronto, pueden aparecer complicaciones como dolor de estómago, nauseas, vómitos, mareos y calambres. Estos se originan por la contracción muscular y una exigencia mayor de oxígeno durante la práctica deportiva.
La digestión y el agua
Existe un fenómeno que se conoce popularmente como “corte de digestión”, pero que en realidad no es ningún tipo de fallo en el proceso digestivo. En realidad, la hidrocución es un shock termodiferencial que se caracteriza por el estado sincopal que surge cuando entramos en contacto bruscamente con agua fría. Esto genera un reflejo conocido como “reflejo de inmersión”, en donde la frecuencia cardíaca disminuye y se produce la contracción de los vasos sanguíneos superficiales. El resultado es una inhibición de la respiración y la circulación sanguínea que puede desencadenar un paro cardiorrespiratorio.
El proceso digestivo aumenta la circulación de sangre en la zona del estómago y el duodeno, por eso disminuye la sangre que va hacia el resto del cuerpo. En estos casos, se recomienda esperar un tiempo prudencial de entre 1 y 2 horas luego de comer para meterse al agua o hacer actividad física.
Para mayor información, otras condiciones que hay que tener en cuenta para evitar la hidrocución o el “corte de digestión” son:
Temperatura del agua inferior a los 27º C
Exposición prolongada al sol previa al chapuzón
Realización de trabajos físicos muy intensos y con gran sudoración.
Ingerimos psicofármacos
Hemos ingerido una comida abundante
Si tomamos en cuenta estas consideraciones y evitamos meternos al agua por 1 o 2 horas, no debería haber problemas. Por otra parte, es importante prestar mucha atención al tipo de alimentos que ingerimos, ya que una alimentación sana no solamente tiene que ver con las cantidades, sino con el tipo de alimentos que ingerimos.
Para poder aprovechar al máximo los beneficios de la actividad física, se recomienda prestar atención al factor alimenticio. La ingesta correcta de alimentos para sacar el máximo provecho de los nutrientes y la elaboración de una dieta balanceada que garantice una cantidad de nutrientes apropiada al estilo de vida y al ritmo de actividad física que desarrollamos.
Los expertos en nutrición deportiva pueden ayudar a aquellas personas que deciden volcarse a la actividad física de manera profesional, pero también es recomendable que personas que practican deporte de manera ocasional tengan el acompañamiento de un nutricionista para saber cuáles son los nutrientes que están faltando o sobrando en nuestra dieta. A partir de allí, el consumo de una dieta sana y la práctica deportiva acorde ayudarán a obtener buenos resultados en materia de entrenamiento general y estado físico.