Durante toda mi vida he estado escuchando mensajes de escasez a mi alrededor. Mensajes en los que parecía que todo se iba a acabar. Mensajes que determinaban que si alguien conseguía algo era a costa de quitárselo a otros. Ideas que se basan en que todo se acaba y no hay suficiente.
Hace unos años, la sequía nos iba a defenestrar. Ante cualquier asomo de crisis o tragedia, las masas arramplan en los supermercados con todo lo habido y por haber (que por supuesto se echará a perder en poco tiempo) porque el pánico a que todo se desaparezca. El agua se agota. La energía se acaba. Es más, ¿cuántas predicciones del fin del mundo hemos escuchado ya?
Todo parte de un sentimiento de limitación continua. Qué forma más mutilada de vivir. Es cierto que hay que administrar los recursos. Es cierto que hay que cuidar el medio ambiente. Es cierto que el dinero hay que mimarlo. Y el amor, por supuesto, también. Pero de ahí a pensar que todo es finito y que hay que luchar por las escasas existencias, hay un mundo.
Hay agua ilimitada (¿es que no hemos estudiado el ciclo del agua?) Energía hay muchísima más de la que podemos necesitar mientras luzca el sol (y cuando deje de hacerlo, ya no tendremos preocupaciones). Amor hay para dar y tomar. Es más, cuanto más des más existirá y más recibirás. ¿Dinero? No te preocupes de él. Preocúpate de dar el servicio adecuado. El dinero llegará.
En definitiva, quítate los filtros limitantes, expulsa los pensamientos de complejo de escasez que tanto nos han machacado, incluso nuestros seres queridos (víctimas de la misma programación). Piensa en abundancia. Piensa en dar sin preocuparte de cómo se te queda a ti el "depósito".
Y sí es cierto, debemos cuidar este planeta y no cargárnoslo. Debemos conseguir una armonía con la Tierra para no destrozarla, pero no por escasez, sino por amor a ella y a la humanidad. Puede parecer lo mismo, pero no tiene nada que ver.
Imagen de pobreza sacada de http://loladisenio.com