Se llama Shabana Islam, tiene 35 años de edad y vive en Londres. Su deseo de ser diseñadora de profesión así como toda su vida, se vieron alteradas de repente al sufrir una extraña enfermedad en su piel que le produce como consecuencia inmediata inflamación en la misma ante cualquier mínimo contacto con la luz solar. Para protegerse cubre su cuerpo con cremas y emolientes esteroides, que son de carácter hidratante y no cosméticos, cuyo destino no es otro que combatir la sequedad de la piel. También se protege con vendas a lo largo de su cuerpo. Shabana tiene su dermis completamente deshidratada, con grietas que muchas veces acaban convirtiéndose en heridas o úlceras. Cualquier roce o contacto le produce un gran dolor, que ella misma compara con la sensación de estar siendo quemada viva o de serle clavadas astillas de vidrio.
Actualmente no hay un diagnóstico definitivo sobre su dolencia, aunque la mayoría de los médicos consultados coinciden en que se trata de una dermatitis actínica crónica que, como ya hemos comentado, produce una inflamación en la piel ante la más mínima exposición a la luz. Esta enfermedad (DAC), fue reconocida por primera vez en 1961 por el doctor Wilkinson, y se caracteriza por una fotosensibilidad anormal, donde si bien las zonas expuestas al sol son las más afectadas, también pueden estarlo las no expuestas. Se da en todo el mundo, es decir, no es específica de ninguna zona en concreto, si bien se ha detectado que las personas mayores ,especialmente los varones de edad avanzada, tienen una mayor predisposición a presentar DAC. Básicamente se trata de un eczema crónico o subagudo que se presenta principalmente en las palmas de las manos, la cara, el cuello, la parte superior del tórax y el cuero cabelludo. En un estudio realizado en Escocia se pudo comprobar que los pacientes seguían sufriendo la enfermedad 10 años después de serles diagnosticada, periodo que en el caso de nuestra protagonista se ha duplicado. No se ha demostrado que esta afección termine desembocando en linfomas o tumores cutáneos, pero sí que quienes la padecen tienen una mayor probabilidad de sufrirlos. Para poder establecer con certeza su diagnóstico se hace necesario recurrir a pruebas de fotosensibilidad y en ocasiones puede venir producida por una exposición a determinados medicamentos, en cuyo caso sólo cabe suspender la administración de los mismos. El tratamiento debe recoger varios aspectos:
- el primero de ellos evitar la exposición a la luz solar. Este hecho puede producir como efecto secundario una deficiencia en vitamina D, por lo que los pacientes deben recibir los suplementos necesarios de esa vitamina así como de calcio.
-utilización de cremas que actúen como filtros solares, tanto de los rayos UVA como de los UVB,
-aplicación de emolientes así como de corticoides generales en dosis bajas. De todos modos, dado el carácter prolongado de la enfermedad, en el caso de estos últimos han de valorarse los posibles efectos secundarios.
¿Curiosa enfermedad verdad?.