La actividad física y la alimentación son las dos cuestiones principales que hay que tener en cuenta para controlar el colesterol y mantenerlo a raya (aunque también influyen otros factores). En el caso de la primera cuestión, hay que dejar de lado el sedentarismo y practicar todos los días un poco de deporte. No es necesario machacarse en un gimnasio, basta con andar al menos entre media y una hora a paso ligero. Con esta rutina no sólo mejorarás los niveles de colesterol en sangre, sino toda la salud en general.
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En cuanto a la alimentación, es clave cuidarla porque es, quizás, el factor más determinante para controlar el colesterol y no mantenerlo alto. Los alimentos más perjudiciales en este sentido son aquellos que contienen las denominadas grasas saturadas, como la carne roja, mantequilla, embutidos, muchos snacks y bollería industrial... No hay que
suprimirlos, pero sí hacer su consumo muy ocasional. Y también hay que controlar la ingesta de sal.
Por otro lado, es muy positivo aumentar la cantidad de verduras, frutas, hortalizas y legumbres, así como aquellos alimentos más ricos en grasas insaturadas, como el pescado, el pollo, aceites vegetales como el de girasol, etc. Las pirámides nutricionales y ruedas de alimentos que existen nos pueden ayudar a ver con qué asiduidad comer cada tipo de alimento por semana para seguir una dieta sana.
¿Haces deporte y cuidas tu alimentación? ¿Por decisión propia o por imposición del médico?
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