El preguntarte si te permites ser feliz, parece una pregunta muy tonta, y hasta casi obvia. Si le haces esta pregunta a diferentes personas te responderán con un rotundo "si", un "claro", un "por supuesto", un "obviamente", etc.
Todos los seres humanos responden positivamente a la pregunta de si te permites ser feliz, o al menos, eso es lo que se cree. Las personas buscan durante toda parte de su vida ser felices, y para conseguir esta felicidad, buscan tener una pareja estable, un buen trabajo, tranquilidad económica. ¿Pero qué ocurre cuando al fin lo logran?
Realmente ¿te permites ser feliz?
Muchas personas tienen miedo a ser felices, y cuando por fin logran lo que deseaban, cuando por fin todo sale como ellos quería y obtienen todo aquello por lo cual trabajaron durante años, la depresión y la angustia se instaló en sus vidas.
Cuando por fin alcanzaron sus metas y tienen cuanto querían temen que algo malo ocurre. Siempre se teme que la vida se cobre revancha y "vuelva a poner las cosas en equilibrio". Mucha gente piensa y de hecho lo expresa que si la vida te dio mucho, algo te sacará. Mi padre siempre decía que si un día te ríes mucho al otro día llorarás. Afortunadamente siempre me tomé esto en broma y con humor.
Esas expresiones van calando profundo y se instalan en el inconsciente. Y hacen que las personas crean que si te ha ido bien, en algún momento debe irte mal. Muchas personas piensan que a esta vida se viene a sufrir que todo es una lucha constante. O que el amor implica sufrir y hacer sufrir. Están convencidos que no hay lugar para la alegría, el placer y es disfrute.
Dentro de ellos se produce un conflicto, un debate interno permanente que no les deja vivir como les place, sino como todos esos conceptos erróneos le permiten.
¿Cómo te permites ser feliz?
El permitirse ser feliz implica un trabajo arduo y debemos estar dispuestos a tomar ese reto. Debemos librar terribles batallas con miedos e inseguridades. Se deben desterrar ciertos conceptos que fueron instalados en nosotros desde pequeños, y lugar contra ellos para instaurar otros nuevos.
Podemos ser felices y darnos permiso para ello porque no nos lo merecemos. Dios no nos castigará porque seamos felices o porque ganemos dinero. La vida no tiene por qué ser dolor y sufrimiento, la vida puede ser como a ti te plazca, tú eres el artífice de tu propio destino.
El equilibrio de la vida no se romperá porque tú seas feliz, muy por el contrario. Tú trabajaste para conseguir tus metas, te lo mereces, y debes comenzar a trabajar también para poder disfrutar de lo que has logrado, de esa manera Cuando alguien te pregunte si te permites ser feliz, la respuesta será un sí despojado de toda duda.
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