Ya sea que desees iniciar un programa de pérdida de peso o quieras mantenerte en tu peso actual, es importante que tomes un tiempo para buscar opciones saludables, que se adecúen a tu estilo de vida y lo más importante que ofrezcan resultados duraderos. Uno de los factores cruciales en la pérdida de peso es acelerar el metabolismo para que trabaje de manera óptima y te ayude a sacar el mejor provecho de los alimentos que consumes.
El mito de las tres comidas al día.
Tradicionalmente se cree que la manera correcta de alimentarse es haciendo un desayuno por la mañana, una comida por la tarde y cenar de noche, lo cual deja un tiempo de ayuno de aproximadamente 6 o 7 horas entre comidas. Actualmente se sabe que estos ayunos prolongados producen un efecto negativo en nuestro metabolismo, si bien los hombres y mujeres modernos gozamos de innumerables avances tecnológicos, aún compartimos un razgo con el hombre de la prehistoria y es que nuestro metabolismo es muy similar.
Previo a la agricultura y la formación de grupos sedentarios, el hombre se organizaba en sociedades nómadas que se establecían en lugares con abundancia de vegetales y animales para cazar, una vez agotados los recursos alimenticios de la zona, debían trasladarse y en ocasiones iniciar largas travesías para encontrar otro lugar propicio para habitar, durante estos trayectos se veían forzados a pasar ayunos incluso de días por lo que la supervivencia era un desafío, la manera más sabia de la naturaleza para evitar la extinción de la especie humana consistió en dotar al metabolismo de un mecanismo de subsistencia que fue la acumulación de grasa (sobre todo en la zona abdominal) para asegurar el abasto de energía durante los periodos de ayunos prolongados, esto permitía que en lugar de metabolizar por completo los alimentos siempre se guardara una reserva para las épocas de hambruna.
Dicho mecanismo que evitó la extinción de la raza humana durante gran parte de la historia es el mismo que está provocando que en el hombre moderno cada vez sean más recurrentes enfermedades como la diabetes, problemas cardio-vasculares y por supuesto la obesidad.
Actualmente no necesitamos emprender una travesía en busca de alimentos, basta con abrir el refrigerador o la despensa para proveernos de comida, por lo que nuestro requerimiento calórico ha disminuido drásticamente y sí a esto le agregamos el hecho de que la mayoría de los productos que consumimos son altamente procesados no es difícil entender que la obesidad se esté convirtiendo en una pandemia.
Uno de los pasos más importantes para acelerar el metabolismo es ingerir alimentos de 5 a 6 veces por día, lo cual no significa comer más sino racionar adecuadamente las porciones y distribuirlas de manera que transcurran 3 o 4 horas entre cada ingesta.
Es bien sabido que el desayuno es el alimento más importante ya que de él tomamos los nutrientes y la energía con la que trabajaremos la mayor parte del día, por eso es esencial que en el desayuno se incluyan proteínas (lácteos, huevo, productos a base de soya) para asegurar que nuestro cuerpo obtenga un "combustible" de mejor calidad, pues como bien dicen "Eres lo que comes".
Para el almuerzo se recomienda un refrigerio liviano como fruta, yogurt, un sandwich de pavo con pan integral o una ensalada con vegetales crudos, sí por cuestiones de trabajo te es imposible tomarte un tiempo para almorzar, tampoco hay pretexto ya que con un par de galletas o una barra integrales bastará.
Durante la comida es cuando debemos realizar cambios importantes ya que por lo regular se produce un fenómeno de sobrealimentación, digamos que han transcurrido 6 horas a partir del desayuno, llegamos a la hora de la comida con gran apetito, nuestro cuerpo nos exige una gran ingesta calórica para compensar el ayuno al que lo hemos sometido y lo que suele suceder tras una comida abundante es que terminamos con una sensación de pesadez acompañada de sueño (en México tenemos una manera graciosa de llamarle que es "el mal del puerco").
Si bien nuestro cerebro es una maravilla al controlar tantos sistemas y diversas funciones a la vez, con respecto al aparato digestivo existe un pequeño inconveniente y es que la sensación de saciedad tiene un desfaze de alrededor de 20 minutos, es decir que en lugar de que el estómago mande la señal de saciedad y el cerebro la registre de inmediato, en realidad pasan como 20 minutos en los que estamos comiendo alimentos de más.
Sí estamos acostumbrados a consumir pasta, crema o sopa, un guisado o plato fuerte y un postre a la hora de la comida, con solo dividirla en 2 ingestas comiendo el plato fuerte como comida y la sopa y el postre como merienda, podemos aprovechar mucho mejor los alimentos.
El hecho de poner en acción todos los órganos que intervienen en el proceso digestivo quema un porcentaje de calorías que varía en función al tipo de alimentos que ingerimos (proteínas, grasas, carbohidratos, etc.) sí en lugar de una comida fuerte, hacemos 2 comidas ligeras nos aseguramos de quemar más calorías durante la digestión al poner a trabajar todos estos órganos en 2 ocasiones, además de que estamos distribuyendo de una mejor forma los nutrientes y teniendo una sensación de saciedad por más horas evitando el ayuno, otro de los beneficios de hacer comidas más ligeras es que tendrás altos niveles de energía sin variaciones a lo largo del día.
Conforme se acerca la noche debes consumir alimentos con menor contenido calórico ya que durante las horas de sueño el metabolismo desciende drásticamente y los alimentos se siguen procesando de manera mucho más lenta por lo que una mayor parte se almacenará como grasa.
También es recomendable no ir a dormir sin haber cenado algo ligero porque el aparato digestivo trabaja toda la noche y con el estómago vacío lo único que procesará serán jugos gástricos que a la larga pueden provocar gastritis.
Conociendo mejor el funcionamiento de tu metabolismo obtendrás valiosas herramientas para lograr una saludable pérdida de peso y hacer que el mantener tu peso ideal no sea un motivo de preocupación constante.