Las Terapias Florales son una forma de medicina alternativa en la que se emplean elixires extraídos de diferentes flores, con métodos que respetan la naturaleza y las cualidades vitales de los vegetales y que cuando entran en contacto con otro ser vivo potencian las cualidades positivas atribuidas a cada flor.
Ya es sabido que las terapias alternativas como la acupuntura, la musicoterapia, la cromoterapia, las terapias florales, etc. están basadas en que no se trata el síntoma de la enfermedad en sí, sino a la persona en su totalidad, pudiendo de esta manera llegar a la causa real de la enfermedad.
En 1976 la OMS (Organización Mundial de la Salud), reconoce como sistema médico la terapia floral así como su uso terapéutico. El uso de las flores con fines terapéuticos se extiende a muchas culturas, hay libros que afirman que se remontan a épocas antes de Cristo.
A Occidente, tal como los conocemos actualmente, los Remedios Florales llegan de la mano de su creador el Dr. Edwar Bach (1886-1936). El Dr. Bach fue un científico humanista obsesionado en encontrar maneras menos agresivas y naturales de curación. Esto lo lleva a centrarse en la Naturaleza y a captar la alta vibración de determinadas flores silvestres, árboles y arbustos y observar que la energía de la planta está sintonizada en la flor. Tras su muerte, otros sistemas han seguido su legado: las Flores de California, las de Bush (Australia), el método de orquídeas, por mencionar unos pocos de los que hoy conforman la Terapia Floral.
¿En qué consiste el método?
Las Terapias Florales utilizan las Esencias o remedios Florales para su terapéutica. Son unos preparados que no contienen ningún elemento químico, solo contienen la energía sutil de la flor. Existen varios niveles de dilución en la preparación de las esencias florales, la esencia madre, se elabora con la recogida de flores que se encuentren en el estado de máximo desarrollo y se depositan en un recipiente de cristal con agua de manantial y expuestas al sol matinal, o bien por el método de calentarlas al fuego y llevándolas a ebullición.
La energía sutil de la flor queda en el agua y para mantener la conservación de esta esencia o tintura madre, se añade brandy de muy buena calidad a partes proporcionales y se introduce en francos de reserva. A partir de este concentrado inicial, se prepara una segunda disolución y luego una tercera, utilizando finalmente entre dos a seis gotas formando la fórmula personalizada para cada momento.
Es importante saber que las esencias florales no son drogas, son en realidad la impronta energética que permanece en un medio acuoso, que se comunica con la psique o alma en un lenguaje sutil.
Las esencias florales ayudan a aliviar o superar los síntomas físicos y los estados de ánimo actuales o los que persisten en el tiempo. Por tratarse de una verdadera medicina vibracional, actúan de igual forma tanto en el plano físico y mental como en los planos más sutiles.
Su aplicación abarca un amplio abanico de indicaciones, tanto psíquicas (depresiones, ansiedad, insomnio, trastornos de conducta y aprendizaje, estrés, agresividad, apatía, tristeza, miedos de todo tipo, timidez, indecisión fobias, dificultad en las relaciones, etc.), como físicas y funcionales (dolores de todo tipo, vértigos, problemas articulares, digestivos, musculares, hormonales, dermatológicos, sexuales, etc. etc).
Ya que como se dijo al principio, se considera al individuo como un todo (físico, mental y espiritual), éstos remedios florales trabajan al mismo tiempo al individuo en su totalidad, la evolución interior y el crecimiento personal. De este modo, las esencias florales, ayudan a despejar los bloqueos energéticos y emocionales, que impiden la recuperación.
Es importante recordar que la verdadera curación no consiste solamente en eliminar el dolor físico, sino también, y lo que es más importante, ayudar a la persona a llegar a comprender el significado que ha producido tal sufrimiento.