Nada como una sonrisa blanca y reluciente que indica una boca y dientes cuidados desde la mas tierna infancia!
La mejor manera de que los chicos mantengan sus dientes sanos y fuertes es prestarles atención en el hogar desde el comienzo. La incorporación temprana de la higiene bucal y otros cuidados, además de prevenir enfermedades, los iniciará en hábitos saludables que se sostendrán a lo largo de toda su vida.
La visita al odontólogo
Si se hiciera una encuesta entre padres de chicos en edad escolar sobre a qué edad se preocupó realmente por la salud bucal de su hijo, seguramente la inmensa mayoría diría que alrededor de los 6 años, cuando tuvo que llevarlo al odontólogo porque no daba más del dolor de muelas, por el quiebre de algún diente o porque le pidieron buco-dental para el inicio de la etapa escolar. La conciencia sobre la necesidad de prevenir, usual en otros ámbitos de la salud, es casi inexistente en lo que hace al cuidado de los dientes. Pareciera que los bebés y niños pequeños fueran inmunes a las caries, y que un cepillado antes de dormir, o cada tanto, es suficiente par que un chico no tenga problemas.
Muchos trastornos bucales pueden corregirse con sólo cambiar a tiempo ciertos hábitos. El miedo al dentista a causa del recuerdo doloroso de la primera consulta en medio de una situación dolorosa puede evitarse. El único camino posible para lograrlo es la prevención.
Los enemigos de los dientes
La erosión ácida es una afección que se caracteriza por el deterioro progresivo de los dientes por el contacto con el pH ácido de algunas bebidas y comidas. El esmalte se des-mineraliza y se desgasta por la acción de este ácido quedando débil, traslúcido y más propenso a las caries.
Las bebidas gaseosas, sobre todo las bebidas cola, aumentan la erosión de los dientes; por eso se recomienda consumirlas lo menos posible y con las comidas, tratando de minimizar su impacto con el uso de sorbetes. Como no se las puede prohibir a los niños y lo malo es el consumo frecuente, lo mejor es habituarlos a beber agua de lunes a viernes y permitirles ese tipo de bebidas únicamente los fines de semana y en las fiestas de cumpleaños.
Nunca deben beberse por la noche, después de cenar, ya que la saliva, que actúa como neutralizante del ácido, se produce en menor cantidad en ese momento del día. El consumo de la llamada "leche de soja" en reemplazo de la leche está ampliamente desaconsejada por los odontólogos porque posee mucha sacarosa (azúcar), que daña el esmalte y produce caries. Tanto la leche de soja como la chocolatada deberían consumirse "sin azúcar" agregado. En cuanto a las frutas, lo ideal es que los cítricos se consuman cortados en gajos y sus jugos se beban con sorbete, porque así no manchan ni erosionan el esmalte.
Lo mejor es cepillar los dientes una hora después de consumir comidas o bebidas que contienen ácidos, para dejar que actúe el efecto neutralizante de la saliva y con pastas con alto contenido de flúor.
El cepillado
Hacia el segundo año de vida, los niños están completando su dentición temporaria y es el momento indicado para su primera visita al odontólogo, que deberá repetirse al menos cada seis meses. Es importante que hagan esta consulta en salud, aún cuando no presenten molestias ni caries, para establecer el primer contacto con el profesional, evitar miedos, y detectar o evitar problemas en forma precoz. También es el momento para que los chicos aprendan a cepillarse.
Esto es más fácil cuando los papás dan el ejemplo y realizan una buena higiene bucal delante de ellos, aunque es el odontólogo quien debe enseñarles a hacerlo correctamente. En los niños de hasta 8 años se emplea la técnica horizontal, donde se cepillan las caras internas y externas de los dientes y las superficies con que se mastica. Para completar la higiene bucal también debe cepillarse el paladar y la lengua. El cepillado tiene que realizarse por lo menos dos veces al día: por la mañana después del desayuno y por la noche antes de ir a dormir, y hay que evitar el consumo de cualquier tipo de alimento luego del cepillado nocturno.
El cepillo debe renovarse cada tres meses, con cada estación y las cerdas tienen que ser suaves para no lastimar las encías. Como en los chiquitos la destreza manual no está muy desarrollada, el hilo dental se recomienda sólo en casos ocasionales para quitar restos de comida que quedan entre los dientes y no para el uso diario.
Los escudos protectores
El flúor y los selladores constituyen dos buenos escudos protectores contra las caries. El primero protege los dientes fortificando la dureza del esmalte, que es su primera capa, y reduciendo la cantidad de ácidos producidos por las bacterias. Está presente en ciertos alimentos como las verduras, los lácteos, el pescado y el agua corriente de red. Se debe completar con una buena pasta dental que lo contenga y con las topicaciones realizadas periódicamente por el odontólogo.
Los selladores son capas plásticas blancas o transparentes que se colocan en los primeros molares permanentes, que aparecen entre los 5 y 7 años, para evitar que las bacterias y restos de comida se acumulen en sus fisuras produciendo las caries. Pueden durar muchos años y sólo hay que controlarlos en cada visita al odontólogo.