Todos los dolores se transforman en el “peor dolor”, en el momento exacto en el que comenzamos a experimentarlo. Esto es así: quien sufre de un dolor de muelas se ríe de aquel que alguna vez sufrió raspaduras o raspones; el que padeció una operación de apendicitis se mofa de ese otro que debió ser intervenido por un quiste.
El fracturado se ríe del fisurado, pero el fisurado le responde que su golpe fue en una zona mucho más delicada. Nadie tiene la razón. Todos tienen la razón. Los golpes son solo un nivel más para la competencia: una lucha por ver quién resiste más y quién menos.
Lo cierto es que nada de esto interesa a los médicos pues, mientras los pacientes discuten apasionados, ellos no claudican en su humilde trabajo de salvar vidas (y nunca faltará un policía que diga, por ejemplo, que su trabajo es más importante y que ayer hablando con el bombero éste le contó que él también salvó una vida y bla, bla, bla.)
En fin, demostrando que todos los dolores son igual de importantes, hoy presentamos un análisis con soluciones caseras para poder sanar raspaduras.
Sí, cortadas, rayones, raspones
Porque, al fin y al cabo, las raspaduras son más populares que cualquier otro malestar y si no se atienden pueden derivar en una peligrosa gangrena, una de las enfermedades más terribles y que nada tiene que envidiar a las demás.
¿Cómo cuidar las raspaduras?
La manera más adecuada de cuidar una raspadura o herida es con agua fría. Ante todo, debemos lavar la herida, para ello solo hace falta colocar la zona afectada debajo del grifo y dejar el agua correr.
Debemos procurar usar un jabón neutro y limpiar también los lugares alrededor de la herida.
Luego de esto, ahí sí es momento de colocar alcohol isopropílico o agua oxigenada para remover cualquier mugre que quede en la herida después de lavar y, de paso, desinfectarla.
Vendajes: sí y no
¿Debo usar un vendaje o debo dejar la zona ventilada? Dejar una herida al descubierto ayuda a mantenerla seca y hace que el proceso de sanación sea más rápido, pero, aun así, puede resultar una práctica riesgosa.
Si la herida no está en un área que puede ser rozada, bien, dejémosla al descubierto; pero si se encuentra en un lugar que pueda ensuciarse o irritarse por la ropa, debemos cubrirla. El mejor consejo es guardar la raspadura con una banda adhesiva o con una gasa estéril y cinta adhesiva.
Una vez controlado esto, solo debemos limitarnos a cambiar el vendaje y cuando notemos que la herida cicatrizó ya lo podremos quitar.
¿Es necesario tomar antibióticos?
Los ungüentos médicos suelen ser muy útiles y, a su vez, presentan riesgos nulos o efectos adversos en nuestra salud. Con respecto a los medicamentos de vía oral, debemos sí o sí, consultar a nuestro médico antes de consumirlos.
De todos modos, vale destacar que la mayoría de cortadas y raspaduras menores sanarán bien con el uso de los ungüentos y son contados los casos en los que debemos recurrir a los antibióticos.