En el devenir de la evolución humana a lo largo de la historia se puede ver como hemos debilitado nuestro sistema inmunológico. A ello ha ayudado las creencias que nos han instaurado:
Solo los médicos colegiados nos pueden curar las enfermedades
Solo los expertos pueden aconsejarnos nuestra alimentación
Las tablas sobre analíticas son iguales para todos, independiente de su geografía y su ejercicio físico.
Las “vacunas” y las drogas legales (medicamentos) lo curan todo.
Acostúmbrate a que te den todo pensado.
A las farmacéuticas les interesó los grandes beneficios desde las falsas teorías de Pasteur.
Sin embargo, hasta hace unos 100 años, donde no había médicos, las personas se transmitían su saber para cuidar salud y alimentación; todo dependiendo del clima donde vivían y el ejercicio que realizaran en su actividad física diaria. Además, nos han hecho ver la muerte como algo a lo que temer y a concienciarnos a querer vivir eternamente. La verdad es que se puede vivir mucho mejor, más feliz y saludable si entendemos nuestro cuerpo y sanamos nuestras relaciones sociales.
Lo primero a entender en el funcionamiento del cuerpo animal (que somos y tenemos) es que cada cuerpo no es una unidad, sino un ecosistema de millones de células que se relacionan y conviven entre sí; para ello, a su vez, necesitan convivir y relacionarse con virus, bacterias, hongos y parásitos que viven dentro del cuerpo y así poder adaptarlo al clima, la geografía y la alimentación de la zona.
A su vez, el cuerpo humano (al igual que algunos otros animales, principalmente mamíferos) emite sentimientos, los cuales generan energía eléctrica y magnética de diferentes frecuencias. Dichas frecuencias, atraen o repelen virus, bacterias, parásitos y hongos que circulan fuera de nuestra piel.
Cualquier pensamiento genera una reacción química dentro del organismo; la cual puede generar sistema inmunológico o enfermar. El ejercicio físico adaptado a cada cuerpo, ayuda a potenciar el sistema inmunológico, también. Lo mismo ocurre con la meditación y el ilusionarse con proyectos a realizar.
En tema alimentario ayuda el equilibrio entre acidificación y alcalinización. Es sabido que los cánceres y tumores son en su mayoría acidificaciones del organismo, en ocasiones provocadas por falta de oxígeno para consumir a nivel celular.
El cuerpo lo comparo a una pecera grande; los peces son las células, las algas, sales, etc son los patógenos con quienes convivimos; el oxígeno que se le mete al agua para que respiren; la limpieza del agua periódicamente para que no se intoxiquen con sus deshechos. Exactamente ocurre dentro de nuestro cuerpo.
Añadimos que, como seres humanos, somos animales de manada; y tenemos sentimientos y emociones; las cuales pueden ayudarnos o perjudicarnos, dependiendo sobre como las gestionemos, como las vivamos y/o como nos enseñaran en nuestro entorno a gestionarlas.
La misma acción es vivida de forma diferente en dos personas; una lo puede ver como un aprendizaje (por muy duro que sea) y otra puede verlo como una tragedia que le marque para toda su vida.
Hoy, más que nunca, es necesario aprender buenas higienes física, alimentaria y mental.
Física: cualquier zona del cuerpo que no se utiliza termina por coger rigidez y atrofiarse. Es necesario fortalecer músculos, pero también elastificarlos y abrir espacios entre ellos para circular sangre, oxígeno y campos electromagnéticos.
Alimentaria: se debe tomar alimentos lo menos elaborados posibles para asimilarlos mejor. Pero no es malo tomar ,de vez en cuando, alimentos elaborados; para que el cuerpo los reconozca y sepa eliminar las toxicidades que contengan.
Mental: una mente serena, capaz de analizar el entorno que le rodea, educada en el respeto mutuo y hacia sí mismo, ayuda al organismo a regularse y equilibrarse.
Añadir se nos ha inculcado la enfermedad como algo maligno a eliminar, en lugar de verlo (como en otras culturas) como un aviso de algo alterado que se debe equilibrar.
Entendamos el cuerpo humano como un ecosistema de vida, en lugar de un ente único; dentro de dicho ecosistema conviven millones de células (con ADN idéntico) con virus, bacterias, hongos y parásitos; todos esos seres tratan de vivir en equilibrio en un medio acuoso ligeramente alcalino. Cuando se produce una alteración en una zona del cuerpo, provoca lo que llaman enfermedad, y el ecosistema trata de equilibrarse con los medios a su alcance (fiebre, vómitos, diarrea, etc). Ello debería indicar un aviso para tomar cosas que ayuden al organismo y/o hacer algunos ejercicios que favorezcan regular las colonias de patógenos que han crecido en exceso.
Algo interesante que aprendí hace tiempo son:
Las frecuencias electromagnéticas que emite cada organismo (célula, virus, hongo, parásito, bacteria)
La atracción que genera cada pensamiento sobre patógenos.
Bruce H. Lipton es un científico, ha escrito libros al respecto. Dice lo siguiente:
Si cambiamos las percepciones que tenemos en el subconsciente, cambiará nuestra realidad. La química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan, y la química que provoca el miedo hace que las células mueran.
Bruce H. Lipton (extraido de La Vanguardia)
Nuestro mayor problema es la creencia inculcada de ver las situaciones como problemas. Si en su lugar, vemos las situaciones como cuestiones a resolver, dentro de nuestra mente se libera de una carga muy pesada capaz de bloquearnos y limitarnos. Al verlo como una situación a resolver, a nuestra mente la estimulamos a la creatividad, a buscar alternativas. No siempre se van a encontrar soluciones, pero tampoco cargaremos con ese sentimiento de culpa o fracaso, pues tendremos el pensamiento de haberlo intentado y haber buscado posibles alternativas.
Eric Pearl también ha escrito libros sobre cómo ayudar a tu cuerpo a sanarse, a través de tus propias energías y pensamientos. Puedes leer su libro: La Reconexión.
Con todo lo anterior explicado anteriormente y las experiencias con pacientes y personales, me atrevo a hacer unas pequeñas sugerencias para que mantengas tu salud si las aplicas con cierta rutina:
Desayuna fuerte, empezando con fibra (yo tomo 1 o 2 zanahorias crudas masticadas) para eliminar las toxinas intestinales; añade fruta (como absorción de energía rápida) y después un poco de hidratos de carbono (provoca una absorción lenta para tener energía a lo largo de la mañana) con mantequilla, lomo o manteca.
Haz ejercicio para usar todos y cada uno de los músculos; combinado con respiración correcta. Con 10 minutos sería suficiente para una persona con actividad laboral física; para una persona que trabaja de forma sedentaria sería aconsejable que por la tarde practicara ejercicio físico durante una hora.
Desarrollar tu trabajo de forma relajada, controlando la respiración.
En las comidas añadir algo de fibra y carbohidratos; comer con una buena conversación distendida o música amena.
La tarde continuar con el trabajo o, si no lo tiene, con alguna afición que guste y anime.
Por la noche realizar una cena adecuada 2 horas antes de irse a la cama; ayuda a tener la digestión hecha y dormir más descansado.
Si se puede, procurar levantarse siempre a la misma hora para no alterar el ciclo circadiano.
Para problemas respiratorios (en ocasiones son consecuencia de alteraciones intestinales) inhalar 3 gotas de limón por cada orificio nasal. Con ello se alcaliniza acidificaciones generadas en el organismo. En la alimentación oriental se suelen combinar los cinco sabores : ácido, amargo, dulce, picante, salado. Con ello equilibran el estado de cada órgano corporal.
Como profesional de biomagnetismo (entre otras técnicas) he tratado con aplicación de imanes en el cuerpo diferentes tipos de patologías. Con ello se consigue armonizar los campos magnéticos y eléctricos del organismo.
Un consejo más, basado en la experiencia de muchos maestros: trata de disfrutar de cada cosa que realices (trabajo, actividad familiar o deportiva, pensamientos, amigos, paseo, etc). Un momento que no disfrutas es un momento perdido, que no vuelve atrás; lo bonito en la vida es la sonrisa que puedes dejar a las personas de tu entorno y, cuando miras atrás en tu vida, sentir que lo has disfrutado.
Espero hayas disfrutado su lectura completa.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.