Científicamente se conoce, que la desnutrición afecta la función inmunitaria, bien sea debido a procesos de convalecencia, o causado por una dieta carente de ciertos nutrientes. Uno de los efectos más visibles de este desequilibrio nutricional, es la presencia de un sistema inmunológico débil.
Ghisele, es una seguidora de Oregón quien decidió comunicarse conmigo, a raíz de que su esposo, luego de haber superado una faringitis aguda, volvió a recaer. El logró sanar inicialmente, empleando un antiinflamatorio no esteroideo (ibuprofeno) y gargarismos realizados con productos naturales.
Sin embargo, luego de pocas semanas, volvió a enfermar de la misma patología. Cuando Ghisele me contactó me comentó un poco alarmada, que su esposo durante los últimos meses, realizó excesivos desajustes.
Ella me comentaba, que en su hogar desde siempre habían sido cuidadosos en la alimentación. Sin embargo, su esposo decidió hace unos meses, encargar comida rápida, bien para su almuerzo o cena. Esto, a Ghisele y a sus hijos les parecía algo inusual, pues no era una situación agradable, de hecho, era solo su esposo quien las consumía. Cuando escuché lo que me planteó, le afirmé que gran parte de las recaídas de salud se debieron a un desequilibrio nutricional.
Estilo de vida saludable
El consumo de comida chatarra, así como de bebidas azucaradas, productos ultraprocesados y comida baja en nutrientes desfavorecen la salud y lesionan el sistema inmunológico. Por esa razón es altamente importante mantener un estilo de vida saludable, con un régimen alimenticio que contenga los nutrientes requeridos por el organismo, así como actividades físicas que mantengan el cuerpo con movimiento y elasticidad. Todo este proceso contribuye a evitar los procesos inflamatorios que provocan la oxidación celular y el envejecimiento prematuro.
Ella quería confirmar sus sospechas, así que, para aclarar por completo la situación decidí elaborarle un sencillo dossier. En el mismo, le hice referencia a la importancia de la alimentación sobre el sistema inmunitario. De hecho, le mostré algunas referencias comprobadas sobre el efecto negativo que ejerce el consumo de ciertos alimentos.
Dado mi interés por su salud y considerando que el sistema inmunológico es el guardián que evita que enfermemos, decidí compartir está información en mi página.
Recordemos algunas nociones acerca del sistema inmunológico
El sistema inmunológico está formado por una serie de células, órganos y sustancias químicas especiales que se encargan de proteger el organismo de las infecciones. De esa manera, se identifica a los microbios que combate para poder destruirlos cuando vuelven a entrar en el organismo.
Las partes principales que posee son : el sistema linfático, los glóbulos blancos, anticuerpos, el bazo, el timo y la médula osea. Todos ellos protegen el organismo de cualquier infección que se presente. Existen padecimientos como el resfriado y la gripe que el cuerpo las combate cada vez que se manifiestan porque son repetitivas.
Partes del sistema inmunológico
Glóbulos blancos
Se producen en la médula osea y forman parte del sistema linfático. Se movilizan por la sangre y los tejidos del cuerpo, buscando microorganismos como bacterias, parásitos, virus, hongos que puedan afectar el organismo.
Anticuerpos
Son los encargados de contribuir con el organismo en el combate de las toxinas que producen, reconociendo unas sustancias llamadas antígenos, que son los que identifican a las toxinas y microbios como extraños. Los anticuerpos se encargan entonces de destruir esos antígenos.
Sistema del complemento
Está formado por proteínas cuya función se activa para complementar el trabajo de los anticuerpos .
Sistema linfático
Lo constituye una red de delicados conductos que se movilizan por todo el cuerpo. Entre sus funciones están la de buscar los niveles de líquido en el cuerpo, protegerlo de las células cancerosas, reaccionar ante las bacterias, así como eliminar los productos celulares para evitar enfermedades.
El sistema linfático está formado por ganglios linfáticos que son los que atrapan los microbios, los vasos linfáticos que son los tubos que transportan la linfa (liquido incoloro que cubre los tejidos del cuerpo) que contiene los glóbulos blancos que combaten las infecciones
Bazo
Se encarga de filtrar la sangre que elimina los microbios y destruye los glóbulos rojos viejos o que están dañados.
Médula ósea
Es el tejido esponjoso que se encuentra en el interior de los huesos. Se encarga de producir los glóbulos rojos que el cuerpo requiere para transportar oxígeno, los glóbulos blancos para combatir las infecciones y las plaquetas para ayudar a la coagulación de la sangre.
Timo
Filtra y controla el contenido de la sangre. Produce los glóbulos blancos llamados linfocitos T.
Hábitos alimenticios que influyen negativamente en el sistema inmunológico
El tejido linfoide asociado al intestino (GALT) constituye la parte más amplia y compleja del sistema inmunitario. Los patógenos invasivos y antígenos inocuos son fácilmente diferenciados por este tejido de manera efectiva. Ya que, la gran mayoría de las células inmunitarias de nuestro cuerpo se encuentran en él, es esencial mantener su integridad.
Por ello, es importante conocer cuales hábitos son perjudiciales para el GALT. Entre ellos destacan:
1. Ingesta elevada de sal
Por lo general, el exceso de sodio ha sido asociado con procesos de retención de líquidos e hipertensión. Un estudio reciente realizado por científicos del Hospital Universitario de Bonn, Alemania, determinó que la sal genera deficiencias inmunológicas. Este estudio incluyó pruebas preclínicas mediante animales de laboratorio y pruebas clínicas en humanos.
Según esta investigación, niveles elevados de excreción de sodio por parte de los riñones, reducen la capacidad inmune de nuestro organismo. El efecto secundario no deseado, es que este mecanismo promueve la acumulación de los glucocorticoides en nuestro organismo.
Este exceso de glucocorticoides inhibe la función de los granulocitos, el tipo de célula inmunitaria más común en la sangre. Ello influye, en la presencia de enfermedades bacterianas secundarias, en especial las infecciones producidas por bacterias.
Cabe destacar, que ciertas enfermedades de origen viral como influenza y COVID-19, pueden ocasionar infecciones bacterianas secundarias. La importancia de esta investigación, es que por medio de ella se puede lograr una mejor comprensión entre la relación del exceso de sodio y la función inmunitaria general.
De acuerdo a las Guías Alimentarias para los Estadounidenses, se aconseja un consumo de sodio por debajo de 2.300 mg al día en adultos sanos. Se ha determinado que, en la actualidad la ingesta media real realizada en los Estados Unidos se encuentra en el orden de 3.440 mg diarios.
Para hacerte una idea, una cucharadita de sal aporta 2.300 mg de sodio. Puedes cuidarte empleando pequeñas fracciones, como un cuarto de cucharadita de sal, mezclado con especies. Esta medida te aportaría unos 575 mg de sodio y te permitiría estar muy lejos del consumo diario de sodio recomendado.
Además de ello, trata de consumir la menor cantidad de alimentos procesados, pues el 70% de sodio según la CDC proviene de su ingesta.
2. Ingesta excesiva de azúcar
Desde hace un tiempo, la ciencia ha estado asociando la adecuada salud mental con un bajo consumo de azúcar. Sin embargo, de acuerdo a un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, también incide sobre el sistema inmunológico.
Así, posterior a un ayuno nocturno, quienes consumieron 100 g de azúcar mostraron una capacidad reducida en las células inmunitarias. Esto se reflejó principalmente en la reducción de la capacidad de las células del sistema inmunitario innato, para engullir bacterias.
Según los resultados, los mayores efectos se encontraron transcurridas entre una y dos horas de la ingesta de azúcar. Sin embargo, este efecto se hizo persistente hasta cinco horas después de haber consumido azúcar.
De acuerdo a los expertos, la inmunidad innata es la primera línea de defensa contra el ataque de patógenos y parásitos. De acuerdo a la Asociación Americana del Corazón, es importante limitar el azúcar añadido. Lo ideal para ellos, sería un máximo de seis cucharaditas diarias para mujeres y nueve para hombres.
Si partimos de que una cucharadita equivales a unos 4g de azúcar, estaríamos hablando de 24 y 30gramos respectivamente.
3. Bajo consumo de frutas y hortalizas
Posiblemente, uno de los puntos donde existe mucha coincidencia entre nutriólogos, es sobre la importancia de las frutas y verduras. En especial, como parte importante a considerar en la dieta para fortalecer el sistema inmunitario.
Hasta donde se sabe, las frutas y verduras son fuentes extraordinarias de diversos compuestos que protegen la salud. Estos alimentos, se consideran dentro de los más densos que existen, pues aportan muchos nutrientes por cada caloría ingerida.
Esto es tan cierto, que puedes obtener una dosis saludable de nutrientes mucho antes de haber cubierto las necesidades calóricas. La ventaja de estos alimentos es que permiten sustituir otros poco saludables de tu dieta. Entre ellos se puede resaltar, los alimentos procesados, productos de harina refinada, comida chatarra y alimentos y bebidas azucaradas.
Las frutas y verduras aparte del bajo nivel calórico, contribuyen a la salud por su aporte de infinidad de fitonutrientes. Entre ellos destacan los minerales, vitaminas y muchos compuestos bioactivos como flavonoides, polifenoles y carotenoides.
Algunos de estos nutrientes, poseen la capacidad de inhibir la replicación de diversos virus. Incluso, algunos de ellos son capaces de mejorar la función de la membrana celular. Esto favorece el desempeño de la misma, logrando que los patógenos permanezcan fuera de la célula.
4. Elevada ingesta de alcohol
Los médicos han observado una asociación entre el consumo excesivo de alcohol y ciertos procesos negativos sobre la salud. Muchos de estos efectos impactan el sistema inmunitario, causando una serie de efectos relacionados con el mismo.
Entre ellos destacan la neumonía, enfermedad hepática alcohólica, algunos tipos de cáncer, síndrome de estrés respiratorio agudo y sepsis.
Asimismo, el alcohol influye en una serie de complicaciones postoperatorias, además de propiciar mayor lentitud en la recuperación, lo que incluye el incremento de procesos infecciosos, además de una inadecuada cicatrización de heridas y traumatismos físicos.
Según los CDC, el consumo excesivo de alcohol se refiere a la ingesta de cuatro o más bebidas diarias realizadas por mujeres y cinco o más por hombres.
5. Bajo consumo de alimentos con fibra
Desde hace mucho tiempo, he mencionado la importancia de la fibra para mantener una adecuada salud del sistema digestivo. Investigaciones recientes demostraron que, el consumo de cantidades apreciables de fibra soluble acelera la recuperación causada por infecciones bacterianas.
De acuerdo al estudio, la fibra promueve la producción de células antiinflamatorias. Dentro de los alimentos con altos niveles de fibra soluble, figuran los higos, naranjas y aguacate.
Esto se produce porque la fibra soluble estimula las células T del sistema inmunológico. Como ya sabemos, la fibra posee propiedades probióticas, es decir favorece el crecimiento de las bacterias intestinales benéficas. Desde hace tiempo, se sabe que los probióticos mejoran la inmunidad y el estado de ánimo.
De hecho, se han observado efectos importantes de la fibra dietética sobre la protección en contra de los virus.
Incluso, niveles de fibra adecuados en la dieta favorecen un sueño reparador y el descanso. Sin embargo, de acuerdo a las estadísticas sólo un 5% de los estadounidenses consume los niveles recomendados de fibra dietética. Es decir, un mínimo de 25 g diarios para las mujeres y 38 g para los hombres.
Como hemos mencionado en otras oportunidades, para incrementar nuestro consumo de fibra es importante incluir:
Verduras
Frutas
Legumbres
Frutos secos
Semillas
Cereales integrales.
Concluyendo
Muchos investigadores y especialistas, coinciden en que el estilo de vida moderno, acarrea efectos de inflamación en todo nuestro organismo. Por ello, para lograr que nuestras células funcionen de forma óptima se requiere una adecuada nutrición. Actualmente se sabe, que cuando se activa el sistema inmunitario se produce una mayor demanda energética.
Los expertos coinciden en que una nutrición óptima es aquella que permite obtener los mejores resultados inmunológicos. En forma general, se trata de una nutrición que permita apoyar el adecuado funcionamiento de las células inmunitarias.
Esto les permitiría a las células del sistema inmunológico efectuar las respuestas adecuadas contra parásitos y microorganismos patógenos. De esta forma, se impediría la aparición de respuestas proinflamatorias crónicas.
De acuerdo a la ciencia, ciertos micronutrientes que se incorporan mediante los alimentos de la dieta, cumplen funciones muy específicas. Lo que permite el desarrollo y mantenimiento de un sistema inmunitario eficaz a lo largo del tiempo, además de la disminución de la inflamación crónica.
Dentro de ellos destacan las frutas y verduras con alta riqueza de metabolitos, vitaminas, minerales y fibra dietética. Asimismo, de acuerdo a diversos estudios se debe procurar ingerir cantidades adecuadas de sal, además de evitar el azúcar y alcohol.
Para Ghisele el material recibido, el cual comparto en el post, fue ilustrativo de lo que estaba atravesando su esposo. El consumo que él realizó por muchas semanas de alimentos ricos en sal, azúcar y bajos en fibras, alteraron su equilibrio inmunológico.
Toda esta información le permitió a Ghisele encarar la situación de forma objetiva y lograr que su esposo retomara los hábitos familiares. Esto realmente fue maravilloso para ella y su familia, pues se retomó la armonía en el hogar y sobre todo, su esposo rescató el adecuado funcionamiento de su sistema inmunológico.
“En numerosos estudios en los que se han utilizado diferentes intervenciones con fibras, se ha atribuido a éstas el mantenimiento de la homeostasis intestinal al mejorar la función de barrera epitelial, inhibir la citotoxicidad inducida por patógenos y prevenir la colonización con bacterias patógenas”
Dra. Carina Venter
Children’s Hospital Colorado de Denver
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Referencias:
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29727694/
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