De nuevo Navidad, y de nuevo llegan esos sentimientos que te pellizcan el corazón, esos recuerdos que de alguna manera siempre te acompañan, y forman parte de ti.
Es cierto que durante todo el año recordamos a esas personas que tanto queremos y que ya no están entre nosotros, pero es en estas fechas cuando con más fuerza pensamos en ellas.
Y digo “tanto queremos” y no “tanto quisimos” porque aunque no estén, se les sigue queriendo.
Esas personas que nos hicieron reír, a veces llorar, esas personas con las que vivimos gran parte de nuestra vida con todo lo que la vida conlleva, tristezas, problemas, a veces nos desquiciaban y queríamos echar a correr, pero sin embargo algo nos decía que nuestro sitio era ese: con ellas.
Esas personas que se nos metieron dentro, muy dentro de nuestro corazón y se alojaron ahí para siempre.
Esas personas que tanto nos han dejado de ellas mismas, que ya forma parte de nuestro modo de ser y de nuestra manera de pensar.
Esas personas que aun en su ausencia nos siguen guiando, y su recuerdo hace que nos paremos a pensar un poquito antes de tomar una decisión.
No, no es que me haya quedado estancada en el pasado, la vida sigue y yo con ella. Estoy haciendo muchas cosas nuevas, impensables en otro momento de mi vida, me siento bien con unas ganas terribles de vivir y seguir creciendo como persona.
El recuerdo ya no duele tanto, se va quedando hay y ese dolor de los primeros años se va dulcificando. Recuerdo cosas y situaciones que creí olvidadas y su recuerdo me saca una sonrisa y a veces una carcajada. Poco a poco va emergiendo un nuevo YO, más firme, más segura de mi misma, con ganas de mejorar como persona un poquito más cada día.
Te doy las gracias por haberte conocido, te doy las gracias por haber formado parte de mi vida, por todas las risas y momentos de felicidad capaces de llevarme al séptimo cielo, te doy las gracias por haberme hecho como soy, por hacerme mujer, y hacer que me sintiera como tal.
Te doy las gracias por los últimos momentos vividos a tu lado, pues a pesar de todo en aquellos momentos me hiciste sentir muy querida y amada.
Te doy las gracias por haber existido y que libremente me eligieras para compartir tu vida.
No sé si el próximo año escribiré sobre ti y tu recuerdo, pero aun cuando no lo haga, siempre, siempre, siempre estarás conmigo.
¿Recuerdas el mensaje que dejaba cuando salía de casa, para que tú lo encontraras después? Te lo vuelvo a dejar con la seguridad de que siempre será así.
I love You
Chic@s crear recuerdos bonitos con vuestra gente, es lo único que siempre os acompañara.
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Un saludo.
Mari Carmen.
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