Las relaciones afectivas son una de las relaciones personales más importantes de nuestra vida. Las crisis de pareja son situaciones que se dan habitualmente y en ocasiones conducen a una inevitable ruptura. En muchas de estas situaciones no hay vuelta atrás sin embargo no siempre es así, hay casos en los que ha sido posible rescatar el amor existente y volver a empezar.
El amor es uno de los sentimientos más estudiados por psicólogos, sociólogos, filósofos y científicos. Paul Hudson, filósofo y escritor estadounidense asegura que el enamoramiento y un estado pasajero y transitorio en el que una persona se siente profundamente atraída por otra. Sin embargo, el amor va más allá de esta emoción puesto que no es lo mismo estar enamorado que amar.
Fases del enamoramiento
Hay tres fases en el enamoramiento.La primera es ese primer contacto en que las feromonas, que no se perciben a simple vista, actúan para hacernos saber si esa persona nos atrae, eso sucede al sentir ese flechazo que hace que esa fase sea sumamente placentera, creando una situación en que la sensación y reacción del cuerpo y mente se asemeja a las drogas. Es una fase de deseo, atracción y química, hay una euforia general y las emociones son muy intensas. Pero esta fase no dura para siempre, suele durar entre un año y medio y dos años.
La segunda fase es la del amor romántico e idealizado en la que muchos dicen “ya no siento lo mismo que al principio”. Hay muchas parejas que en este punto se enfrían y se diluye el amor porque necesitan sentir otra vez el enamoramiento y rompen la relación porque ya no sienten la llama de la pasión inicial. Así pues, el enamoramiento junto al amor romántico, al contrario del amor, tiene caducidad. El problema, en muchos casos, surge cuando se confunde enamoramiento y amor romántico con amor y se piensa que lo que se siente al principio durará eternamente.
Y finalmente, en la tercera etapa, suele llegar el amor caracterizado por estar a gusto, apreciar, amar y sentirse amado por esta persona al mismo tiempo. Lo que perdura es el amor, pero para que este amor dure y funcione, la pareja ha de haber construido unos pilares comunes sólidos, me refiero a un estilo de vida similar, percepciones, valores y proyectos compartidos, complicidades, atenciones... aunque también es importante mantener espacios propios y realizar actividades, aficiones por separado. Incluso se pueden tener amigos distintos, manteniendo una mutua confianza y respeto.
Cuando en una pareja existen estos pilares básicos pero el enamoramiento ya no está, si se ha ido estableciendo una admiración, reconocimiento y cariño mutuo, se pueden trabajar aspectos viejos y nuevos y establecer pautas para que surja cooperación, comunicación y unión entre ambos; buscando nuevos retos, incentivos y motivaciones para romper rutinas y salvar a la pareja, siempre que ésta conserve una buena madurez. Buscar ese sentimiento de equipo que es la complicidad, mantener un mínimo de atracción sexual y poder volver a prender la llama. Amar s un proceso en el que las emociones evolucionan hasta encontrar la fase de estabilidad.
El momento de la ruptura
Con el paso del tiempo las personas llevan mal los cambios, la incertidumbre y el sufrimiento y eso hace que en ocasiones nos enganchemos a parejas que sabemos que nos dañan y no nos aportan seguridad. Ese es uno de los motivos por los que, aunque la relación esté deteriorada, continuamos con ella hasta empeorar tanto que ya no hay por dónde cogerla. Y llega la ruptura.En este momento, es fundamental darse tiempo y tomar distancia. Volver al poco tiempo de romper la relación generalmente está abocado al fracaso ya que ni soluciona los problemas ni mejora la situación porque no ha habido tiempo de generar cambios en las dos personas y poder hacer un reset. Diferente es cuando las partes se han dado mucho tiempo y han podido hacer un buen trabajo interior que les ha permitido cambiar, evolucionar generalmente con ayuda de un profesional e incluso tener otras experiencias.
Reconstrucción de la relación
A veces sientes que no todo está perdido en la relación. Se trata de dar un paso atrás para reconstruir. Es en este momento y no antes que las dos partes se conocen más profundamente y han podido analizar lo que ha deteriorado la relación, sanar heridas, trabajar los egos y las inseguridades y realizar los respectivos aprendizajes, están preparados para elegir disfrutar de la soledad o hablar de un nuevo comienzo de pareja. Para ello, ha de haber una intención firme de no repetir errores, un compromiso de caminar juntos con respeto y sinceridad mutua. Una voluntad de prosperar, restablecer la confianza y emprender con ilusión y empeño el mismo camino.En primer lugar hay que replantear el dialogo y aclarar todo sin dejar cabos sueltos con implicación por ambas partes. Previamente cada uno habrá hecho su autocrítica, aceptando que por parte de los dos hay cierta culpa y responsabilidad. Aceptar los errores de cada uno para no volver a cometerlos.
Discernir entre lo que es amor y apego emocional, es decir, necesidad del otro.
Para lograr la reconciliación se debe escuchar al otro, tener empatía y respeto para llegar a un punto de encuentro. Hay que tener en cuenta que en el trabajo individual realizado habrá que haber aprendido a valorarse uno mismo y tener una buena autoestima, eso es algo que cada uno debe tener resuelto de lo contrario se puede caer en responsabilizar a la otra parte de algo que nos atañe solo a nosotros. Aquí estaría también el caso de las personas celosas, o de las personas inseguras por haber sufrido infidelidad. Estos aspectos deben haberse resuelto de antemano.
La reparación del daño cometido así como las críticas constructivas pueden ser una buena manera de intentarlo de nuevo y sirven para corregir patrones de comportamientos dañinos. Es importante dirigirnos a las conductas, no a la persona. Hay que reparar daños y eso es importante para establecer una relación comprometida con nuevos valores y para que esos vínculos sean seguros y la relación pase a una nueva etapa mejor que la anterior.
La sinceridad es esencial. Ser sinceros con uno mismo y con la pareja, saber cuáles son vuestros errores y defectos y hacer la promesa de no repetirlos y mejorar todos los aspectos de la convivencia estableciendo las normas y los límites.
Perdonar y olvidar para poder empezar de cero. En este punto ya se debe haber hablado todo claramente y con sinceridad, compartiendo miedos y expectativas para generar la suficiente confianza sin reproches ni resentimientos, con todo el amor para limpiar la relación y volverse a ilusionar.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.