Fuente: Dalton 2
Según Pilar Farelo, en nuestro día a día, la Inteligencia Emocional viene a ser como los remos a una piragua cuando está produciendo una bajada en aguas rápidas.
La Inteligencia Racional sería la piragua, preparada para flotar y navegar por donde las aguas le lleven. La Inteligencia Emocional son los remos que evitan los golpes y, más importante aún, permite decidir por dónde realizar la bajada, más allá del capricho de las aguas rápidas.
Así es nuestra vida: un viaje por las aguas rápidas donde, cuantos más elementos tengamos para realizar una buena bajada, mayor sensación de éxito y tranquilidad tendremos.
La Inteligencia Emocional es un término acuñado por Salovey y Mayer en 1990 haciendo referencia a la capacidad que tienen algunas personas de resolver satisfactoriamente tanto sus propias emociones como las de las personas de su entorno. Sus estudios se quedaron circunscritos al campo de la psicología y sus aplicaciones al mundo docente.
Fue Goleman quien, en 1995, hizo popular el concepto de Inteligencia Emocional desde sus columnas periodísticas, atribuyéndole una capacidad en las relaciones sociales que despertaron el interés del gran público.
Por definición, la Inteligencia Emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos.
¿Para qué sirve la Inteligencia Emocional?
1. Desarrollar la confianza en uno/a mismo/a, la capacidad de comunicación, e influir positivamente en los/las demás.
2. Mayor conocimiento de uno/a mismo/a, posibilidades, aptitudes y gestión de emociones.
3. Adquirir habilidades para:
-Superar adversidades
-Fijar objetivos deseados
-Comprender y comunicarse con los/las demás
-Afrontar cambios
4. Crear una vida más segura y comprometida, superando el miedo y mejorando la comunicación interna.
5. Ser coherente entre lo que decimos y hacemos.
6. Adaptabilidad y respuestas creativas frente a los problemas
En conclusión,
Una persona que desarrolla su Inteligencia Emocional, aprende a "leer su interior", aprende a conocerse. Conoce sus capacidades y sus limitaciones y afronta las circunstancias, aunque éstas se presenten adversas, con mayor seguridad en sí misma. Afronta los retos con más entusiasmo.
Es capaz de automotivarse. No depende del reconocimiento externo, y mejora las relaciones con los demás.Gestiona a su favor tanto sus éxitos como sus fracasos.
En definitiva, se hace a sí misma la vida más fácil, y como consecuencia vive una vida más feliz.
Artículo original escrito por:
Pilar Farelo Flores
Lic. en Económicas y Empresariales.
Coach personal, empresarial y ejecutiva.
Experta en Inteligencia Emocional.
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