El uso en profundidad de las esencias de flores de de Bach llevado a cabo por un Practitioner registrado del centro Bach (BFRP) nace del acompañamiento respetuoso del alma del/la cliente.
Nuestra alma lanza señales constantemente a nuestra personalidad. Estas señales son reconocibles como emociones en desequilibrio. Nos indican un camino. Son como la luz de un faro.
El trabajo del BFRP es simple, como la propia vida, lo cual no significa que carezca de dificultad. Se requiere una capacidad de escucha afinada por el propio trabajo personal y por la experiencia de las esencias florales en uno mismo. La simplicidad del trabajo consiste en recomendar la esencia con la que el desequilibrio emocional está en sintonía.
¿Significa esto, que recomendamos el uso de una esencia para lograr el equilibrio?
No, exactamente.
La profundidad del trabajo pasa por esta sencillez y por la ausencia de una “meta definida a priori”. No recomendamos una flor de Bach porque vaya a cambiar algo, porque vaya a quitar algo, porque sirva a una meta definida... La recomendamos porque ese estado en el que se encuentra la persona, eso que le pasa, resuena con una flor del sistema Bach concreta.
Una resonancia que tiene dos polos, dos extremos. En el argot floral, estos polos los llamamos el defecto, un polo; y la virtud, el otro. El defecto es lo que podemos reconocer emocionalmente, eso que nos está pasando, eso que nos molesta, eso que queremos sacarnos. La virtud, aquello que podemos desarrollar.
Si usamos la flor de Bach para sacarnos, quitarnos, equilibrarnos esto que nos molesta, estamos usando las flores de Bach de manera meramente sintomática. Es igual entonces, que cuando tomo una pastilla para sentirme mejor, me he aliviado y, no he aprendido nada. No he transitado un camino de autoconocimiento. Si ese es el propósito por el que tomo las flores, bien, perfecto, el resultado es innegable, de otro modo no tendría tanto éxito el remedio de urgencias. El foco está en la situación, no en la persona.
Ahora bien, si el propósito es ahondar en los niveles de mi propio ser para ir desarrollando, como un proceso, como un camino, mis virtudes, capa a capa, paso a paso, entonces, la recomendación de las flores de Bach se basa exclusivamente en cómo estoy, en cómo vivo la situación y no en qué quiero conseguir: “la meta”.
En la medida en que se transita el camino con el que se está en resonancia, acompañado por la suavidad de esa misma resonancia floral, que el terapeuta BFRP con su profesional acompañamiento, ha indicado, se muestran las soluciones, las puertas, a veces insospechadas, porque desde el estado anterior no podía verse, vislumbrarse que el desarrollo o la solución pasase por ahí. “La meta” que puedo ver desde este proceso, puede que no sea la misma que creía en un principio.
El transitar el atolladero del desequilibrio permite una nueva perspectiva, más amplia, permite un desarrollo de un aspecto que antes pudiera ser impensable. Impensable por no reconocido, por desconocimiento.
Y es por esto, que pensar la solución, querer la mejor solución a priori, es perpetuar el estado. La solución es algo nuevo, una virtud, un potencial no explorado. El cual está dentro y la esencia me ayuda a desarrollar, a hacerlo florecer.
Por eso decía, que no recomendamos una esencia de flores de Bach para conseguir el equilibrio, o no, exactamente, porque el equilibrio que podemos pensar que necesitamos, a priori, puede que no tenga que ver con lo que realmente necesitemos una vez que vivimos la experiencia del camino a nuestra alma, a nuestro ser.
Trabajar desde esta actitud profunda de acompañamiento permite abrir amplios espacios donde antes había estrechez. Permitiéndonos acompañar por la enseñanza de cada flor allí donde nos lleve, con la confianza de estar sostenido por algo más grande.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.