“Lo más que puedo hacer por mi amigo es, simplemente, ser su amigo”. Thoreau.
Hace unos días pudimos ser testigos de una fotografía maravillosa de dos pequeñas amigas abrazadas que se enfrentaban juntas a una terrible enfermedad: El cáncer.
Conmovidos por la imagen, seguro que muchos de vosotros sentís la fuerza de un sentimiento poderoso, mágico y, sin lugar a dudas, curativo. Se trata de la Amistad.
Los niños en muchas ocasiones nos dan lecciones de vida. Son unos pequeños maestros a los que no solemos hacer caso y menospreciamos su sabiduría pura, su visceral e intuitivo comportamiento. Olvidamos que en sus reacciones no existen motivaciones ocultas.
La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad. Sir Francis Bacon
La amistad entre niños es acompañamiento, reciprocidad, juego, alegría, disfrute. Amor sin condiciones, fidelidad, dulzura. Es la amistad verdadera, la que sana el alma y el cuerpo.
Las niñas de la fotografía no son amigas por qué se conocen desde hace mucho, aunque ellas sí tengan esa sensación. Tampoco por qué se sienten solas, aunque se hayan sentido así mientras las introducían en esos aparatos enormes que dan vueltas a su alrededor bajo un sonido atronador, o mientras esperan en un quirófano a que les practiquen la cuarta operación.
Son amigas por qué les gusta Frozen y las Princesas Disney. Por qué les encanta dibujar y el pastel de fresa. Por qué se maquillan mútuamente con los productos de mamá. Además, casualmente, tienen un físico muy parecido y les encanta fantasear con que son hermanas. Ellas no se avergüenzan de la falta de pelo… ¿para qué si su amiga es igual de bonita que ella?
Lo que hace indisoluble a las amistades y dobla su encanto, es un sentimiento que le falta al amor, la certeza. Honoré de Balzac
Ellas se quieren y probablemente si les preguntamos porqué no sabrán dar una razón. Por ese motivo la amistad es mágica, pura, sincera… y curativa.
Un abrazo ;)
Olivia
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