Se habla mucho de la amistad y quizá sea el bien más escaso, buscado y apreciado por el ser humano. Podemos definir la amistad como la relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia. Si bien es cierto que la amistad se basa en una relación afectiva que se establece entre dos o más personas, no es menos cierto que existen diversos grados de amistad y que es importante saber diferenciarlos para no llevarnos sorpresas inesperadas.
Existe la amistad superficial, que la encontramos en esas personas que tenemos a nuestro alrededor solo en los momentos de diversión o felicidad y que aparecen y desaparecen en función del momento. Existe también la amistad interesada, que la encontraremos en esas personas que sólo se acuerdan de que existimos cuando necesitan algo de nosotros. También encontramos las amistades esporádicas, que cumplen una función en un momento determinado de nuestra vida pero que, un buen día desaparecen y no volvemos a saber de ellas. Sin embargo, la auténtica amistad la descubriremos en esas personas que siempre están ahí aunque no estén presentes, que ríen con lo bueno que te ocurre y lloran con lo que te hace daño.
En una relación de amistad están asociados valores como la lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso, entre otros. Estos valores pueden cultivarse con el trato asiduo, aunque no es una condición imprescindible para mantener una buena amistad. Quizá lo más importante para este tipo de relación es el interés recíproco a lo largo del tiempo que existe entre los amigos. La amistad puede surgir entre hombres y mujeres, entre personas de distintas edades, religiones, ideologías, culturas, entornos sociales, etc. De hecho, es beneficioso para el ser humano tener amistades en diferentes contextos, ya que esto nos aporta ideas y valores que de otra forma quizá no llegásemos a desarrollar.
La amistad aporta al ser humano muchos beneficios. Algunos de ellos son:
1. Nos ayuda a sentirnos queridos, valorados, apoyados, consolados... lo que mejora nuestra sensación de bienestar. El ser humano necesita de esos sentimientos para tener un equilibrio emocional.
2. Mejora nuestra autoestima. Las amistades duraderas son relaciones sólidas, sinceras y positivas. Con ellos podemos reírnos o llorar o permanecer en silencio si es lo que necesitamos. Conocen nuestros puntos fuertes y débiles y saben utilizarlos para hacernos sentirnos mejor.
3. Nos ayudan a tomar decisiones difíciles. Nos conocen y saben cómo nos desenvolvemos en diferentes situaciones, y por ello nos ofrecen una visión más amplia del problema, lo que nos ayuda a encontrar una solución diferente a la que en un principio habíamos pensado. Además, el mero hecho de poder hablarlo con nuestros amigos nos posibilita descargar parte del malestar asociado a estas situaciones.
4. Mejoran nuestro aprendizaje. Según expertos de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), tener amistades modifican nuestras áreas cerebrales, en concreto la región del estriado ventral, que está asociada a las recompensas y que es crítica para el aprendizaje. Así pues, podríamos decir que tener amigos nos ayuda a aprender.
5. Nos hacen sentirnos parte de un grupo o comunidad. Las amistades nos ayudan a sentirnos integrados y ese sentimiento nos proporcionará bienestar. Con todos estos beneficios que tiene la amistad en las personas, es importante cultivar y ampliar nuestro grupo de amigos.
Para ello es importante reconocer a esos amigos duraderos. Podemos reconocerlo si:
1. Son honestos y sinceros: Aun cuando los demás no lo sean nuestros buenos amigos sí lo serán. En ocasiones será difícil lo que han de decirnos, pero un buen amigo busca la forma de decirlo para hacernos el menor daño posible.
2. Si hay algún problema o malentendido buscarán cómo solucionarlo. Se implican en saber qué es lo que ha ocurrido y cómo se puede llegar a un punto de encuentro.
3. Se alegran de lo que consigues y se enorgullecen de ello. Te animan cuando flaqueas, te motivan cuando lo necesitas y lo celebran cuando lo consigues. No escucharás reproches y nunca intentarán que pierdas lo conseguido, sino que te motivarán para que continúes superándote.
4. Siempre se acuerdan de ti para sus planes. Te llaman cuando hay algo que celebrar y también te llaman cuando tienen problemas o momentos difíciles. Te incluyen en su vida porque eres parte de ella.
5. Siempre te respetarán y te apoyarán, aunque a veces les sea difícil porque no estén de acuerdo contigo o crean que estás tomando una decisión equivocada. En este último caso, intentarán plantearte su punto de vista, pero respetarán siempre el tuyo.
Así que, si reconoces estos indicadores en algunas personas de tu entorno, enhorabuena, porque como decía Elbert Hubbard: ''Tu amigo es quien conoce todo acerca de ti y de todas maneras te quiere''.
Por Dña. Mª Carmen Maluenda Navarro, miembro de Saluspot y psicóloga en el Gabinete de Psicología Mª Carmen.