Muchas veces nos empeñamos en buscar la felicidad en cosas extraordinarias, en conseguir el gran objetivo, en ser los mejores, en conseguir la mejor casa, el mejor coche... y no nos damos cuenta que la verdadera felicidad la tenemos muy cerca y no se trata tanto de cosas materiales.
Hoy te propongo que ABRAS LOS OJOS, QUE APRENDAS A MIRAR A TU ALREDEDOR, QUE ABRAS TU CAMPO DE VISIÓN, empieza a valorar esas pequeñas cosas como: tomarte un café con un amigo, comer con tus familiares, el poder sentarte calentito en tu sofa y ver una película con tu pareja, el beso inesperado, el abrazo que necesitabas y te dieron sin pedirlo, valorar a esa persona que se levanta a tu lado cada mañana, esa persona que te llama todos los días solo para escuchar tu voz... ¿Te has planteando de que te serviría tu gran casa, tu coche nuevo y el gran sueño de tu vida si estuvieras solo?, ¿Si no tuvieras a nadie con quien compartirlo?, ¿Si no recibieras ni un solo beso en varios días?
Hemos entrado tanto en el consumismo, en el materialismo, hemos confundido los sueños de nuestra vida con la adquisición de casas, coches, objetos hasta el punto que son las cosas las que nos usan a nosotros, que son las cosas las que dominan nuestra vida y no al revés, trabajas más para obtener tu casa, pasas más horas en la oficina para pagar las letras del coche... y puede que en ese camino de adquirir bienes materiales estes perdiendo los grandes bienes, tu familia, tus amigos, la gente que te apoya y te saca una sonrisa.
Aprovecho esta reflexión para llevarla a las fiestas que se aproximan, a las navidades, nos dejamos llevar y llevar, tantos anuncios, tantas cosas en el supermercado, tantos preparativos, tanto poner la casa bonita... pongamos a las personas una sonrisa, reunamos a la familia, cambiemos las cosas, por compañía, conversación, risas, juegos... en fin, amigos y amigas que propongo que abramos los ojos y veamos lo que ya tenemos, o mejor dicho, a quienes tenemos en nuestras vidas.
Feliz fin de semana ;)