Consiste en no ver eventos aislados, ni entidades separadas del todo, sino en entender las estructuras que subyacen dentro de la dinámica de los elementos participantes.
Se deben observar los campos energéticos entrelazados y afectándose unos a otros (conducta sistémica); bajo ninguna circunstancia se debe hacer una interpretación aislada de la realidad.
La Educación Diamantina implica la incorporación de los actores, los escenarios, los elementos, la vida y la energía para un aprender, comprender y trascender.
Cuando me cuentes una historia, posiblemente recuerde algunos pasajes
Cuando me muestres los hechos de una historia, la recordaré por mucho tiempo
Cuando me hagas vivir una historia, la incorporaré a mi vida.
El enfoque Diamantino se basa en el convencimiento de que, para lograr la comunicación pedagógica como docente, se debe partir del otro, conocer sus virtudes y sus defectos, su cultura y sus conocimientos previos, en definitiva el primer paso del
docente es aprender del alumno y, en un segundo avance, comprender los propios defectos y virtudes.
Más adelante, es necesario considerar que se aprende más
haciendo y que el mensaje debe ser claro y consensuado y quizás lo más importante, que sólo se puede educar compartiendo energías con las cualidades emocionales de
amor, alegría y sorpresa, en equilibrio armónico de todos los planos de manifestación, hasta lograr la subjetividad.
La subjetividad entendida como el proceso por el cual cada nodo de conocimiento llega a adquirir un estado de sentido y significado como consecuencia de su interrelación con otros nodos a través de sus artejos vinculantes. Por lo tanto, es un
proceso individual condicionado por el historial cognitivo del individuo y el caudal del campo incentivador cognitivo (entorno, sociedad, cultura).
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