Tocar cualquier instrumento, requiere de movimientos muy repetitivos durante largos períodos de tiempo, y muchas veces en posiciones muy incómodas. Sin duda, este exceso de trabajo y la mala adaptación en ciertos momentos por parte de los músicos puede traducirse en desórdenes musculoesqueléticos relacionados con la profesión(1).
Los signos y síntomas de la disfunción temporomandibular incluyen dolor en la ATM, región pre-auricular, columna cervical, cara y cabeza, fatiga de los músculos que envuelven el complejo cervicocraneofacial y músculos masticatorios, limitación de la movilidad de la ATM, desviación mandibular y ruidos articulares. Además la etiología de estos trastornos es multifactorial: mala oclusión, traumatismo, hábitos parafuncionales, estrés emocional… (1).
¿En qué sentido los músicos se pueden ver más afectados por esos factores de riesgo?
En muchas ocasiones, los músicos por el miedo al fracaso y por el nivel de exigencia al que se ven expuestos en su día a día, desarrollan lo que se conoce como “Music Performance Anxiety” (MPA). Podría definirse como una persistente y estresante experiencia aprehensiva, relacionada con la actuación del músico en público (2).
Como ya hemos mencionado en otro artículo, el estrés es un factor de riesgo para desarrollar dolor crónico y tener una mala adaptación a los pequeños traumatismos del día a día.
De hecho, la evidencia muestra una clara correlación con el pánico escénico de los músicos y la posibilidad de desarrollar dolor orofacial (3).
¿Hay algunos músicos en los que se desarrolle más esta problemática?
Concretamente, parece ser que por el tipo de práctica hay algunos músicos que tienen más afectada la articulación temporomandibular. Es el caso de los músicos de viento, tanto viento-metal, como viento-madera, y los violinistas y violistas. Llegando hasta el punto de que, si en la sociedad la gente padece de la ATM en torno a un 30% de la población, en una orquesta puede haber un 80% de los músicos anteriormente citados con disfunción temporomandibular (3).
Incluso, se ha llegado a medir que los pianistas por la concentración requerida a la hora de interpretar una obra musical, tienen una mayor actividad muscular en los músculos masticatorios que durante una comida (4). Sin embargo, el número de pianistas con disfunción en la ATM no es estadísticamente significativo con respecto a la población.
¿Por qué los violinistas y violistas desarrollan con más facilidad este problema que otros músicos de cuerda frotada?
Dentro de la cuerda frotada (violín, viola, violonchelo y contrabajo), los violinistas y los violistas, apoyan su instrumento, durante tiempos prolongados, entre su hombro izquierdo y su barbilla. Es decir, la articulación temporomandibular está sufriendo una constante presión hacia el lado contrario al que está apoyada y el hombro izquierdo, está constantemente elevado para tener una buena sujeción del instrumento.
Parece lógico pensar que pueden sufrir problemas en esta región, por el incesante estrés mecánico que sufre la articulación durante las largas horas de ensayos (1).
Además, los hábitos parafuncionales, como comer chicle o el bruxismo, son factores de riesgo que aumentan las posibilidades en estas personas de sufrir trastorno temporomandibular (3).
Por otro lado, hay un gran desequilibrio entre los movimientos que realiza un brazo con el otro. Por lo general, el brazo izquierdo realiza gestos más estáticos, apenas solo se produce movimiento en la mano, y el brazo derecho realiza gestos con mucha mayor movilidad (5).
De esta manera, y a la luz de la evidencia, los estudios confirman, que los violinistas y violistas, tienen un menor control de los músculos cervicales estabilizadores, un menor rango de movimiento y una tendencia a la disquinesia escapular, en la extremidad superior derecha (5). Como ya hemos podido leer en otros artículos, el dolor de cuello y la disquinesia escapular van en muchas ocasiones de la mano, por lo que estos hallazgos añaden factores de riesgo a estos profesionales, para sufrir este tipo de patología. Por eso, los hallazgos científicos también revelan que dependiendo de la posición del brazo a la hora de realizar la técnica, sea más probable desarrollar problemas, siendo más lesivo cuanto más elevada sea la posición del brazo (3).
¿Por qué los profesionales del viento pueden desarrollar también este problema?
Al igual que los músicos anteriormente citados, los que se dedican al viento, sobreutilizan la región orofacial para hacer sonar sus instrumentos.
En este caso, necesitan realizar durante tiempos mantenidos una traslación o protrusión mandibular, que puede llegar a ser lesiva para la articulación (6).
De esta manera, podemos encontrar diferentes estudios, que evidencian el exceso de carga de manera repetitiva en estos músicos y la excesiva tensión de la musculatura cervical (3,4,6,7).
Finalmente, cabe destacar que, por lo general, los músicos tienen conciencia de que reportar síntomas musculoesqueléticos podría repercutir en su carrera profesional (3).
Conclusiones
La excesiva presión a la que se ven sometidos los músicos es un factor de riesgo para sufrir lesiones.
El exceso de horas de práctica, en posiciones mantenidas y potencialmente lesivas, acelera los procesos degenerativos del tejido y facilita la sintomatología.
Los músicos deben beneficiarse de la fisioterapia para poder ejercer su profesión, en gran medida, libres de dolor.
Bibliografía
1. Amorim MIT, Jorge AIL. Association between temporomandibular disorders and music performance anxiety in violinists. Occup Med (Chic Ill). 2016;66(7):55863.
2. Barbar AE, Crippa JA, Osório FL. Parameters for screening music performance anxiety. Rev Bras Psiquiatr. 2014;36(3):2457.
3. Jang JY, Kwon JS, Lee DH, Bae JH, Kim ST. Clinical signs and subjective symptoms of temporOmandibular disorders in instrumentalists. Yonsei Med J. 2016;57(6):15007.
4. Attallah MM, Visscher CM, van Selms MKA, Lobbezoo F. Is there an association between temporomandibular disorders and playing a musical instrument? A review of literature. J Oral Rehabil. 2014;41(7):53241.
5. Tawde P, Dabadghav R, Bedekar N, Shyam A, Sancheti P. Assessment of cervical range of motion, cervical core strength and scapular dyskinesia in violin players. Int J Occup Saf Ergon. 2016;22(4):5726.
6. Surgery O. Prevalence of temporomandibular disorders among junior high school students who play wind instruments. 2016;29(1):6976.
7. Pampel M, Jakstat HA, Ahlers OM. Impact of sound production by wind instruments on the temporomandibular system of male instrumentalists. Work. 2014;48(1):2735.
Javier ASENSIO RUIZ