Estábamos dando nuestro habitual paseo cuando mi querido vecino me contó qué era para él el éxito:
Detenerse a oler las flores.
Se han escrito innumerables libros sobre este tema y se han fundado religiones en torno a este concepto, tan difícil de aplicar hoy en día.
Detenerse a oler las flores significa que no importa lo que estés haciendo en tu vida, que siempre has de encontrar el tiempo para lo importante: vivir.
Dar un masaje a tu pareja sin prisa.
Preparar tus lentejas a fuego lento.
Comer con pausa, masticando, saboreando.
Hablar por la calle con un desconocido y no poner automáticamente tus pies en dirección de tu huida. Mirarle. Admirarle. Escuchar sus historias.
Pintar porque es nuestra pasión escondida o hacerlo aunque no sepamos qué hacemos.
Quedarnos mirando la nada o el todo, concentrados, sintiendo nuestra respiración.
No necesitar darle el móvil a nuestros hijos para entretenerlos, y entretenernos nosotros con ellos.
Mi vecino me decía que cuando alguien es capaz de detenerse a oler las flores, despierta el interés de todos a su alrededor. Los empresarios, le quieren contratar. Los emprededores, le quieren como socio. Los hombres y mujeres, lo quieren a su lado.
¿Sabes? En el último retiro, un alumno me preguntó algo como: ¿Por qué hablas tanto de dinero? No entiendo, ¿pero no eras muy espiritual y eso?
Ahí me di cuenta de que no me había explicado bien en ninguna de las horas previas, y que no había sabido transmitir, a sus cabezas, aquello que había en la mía. La esencia. Mi por qué.
Empecemos por el principio. Déjame explicarme.
El otro día, un miércoles cualquiera a las 12, fui a un intercambio de semillas que se celebró a unos km de aquí, en la preciosa finca de una portuguesa.
Tendrías que ver uno de esos encuentros. Tendrías que ver cientos de semillas de todo tipo, puestas en sobrecitos perfectamente etiquetadas, o dentro de botes de cristal exponiendo cada una sus bellezas.
Cada semilla daría para 100 vidas de contemplación y estudio.
Cada persona que las porta, para contar historias que llenen libros sobre cómo las consiguió, cómo las cuidó, cómo tratarlas bien para que crezcan sanas y fuertes y den plantas o flores o árboles.
A veces, cuando metes una semilla en el agua, se forma con el pasar de las horas una película pegajosa a su alrededor, como si fuera la bolsa de un embrión… pero sin el como.
Es tan bonito. Dios. Deberías verlo, también.
Bueno, pues pude ir a ese encuentro, ese miércoles a las 12, porque no tenía que estar trabajando. Pude ir, pude aprender, pude vivir, porque no necesitaba estar en otro lugar.
Para eso, exclusivamente, sirve el dinero.
Como diría Juan, el dinero no está para gastarlo sino para poder gastarlo. El dinero sirve para poder dar un masaje a tu pareja tranquilamente sin sentirte culpable internamente porque deberías estar en otro lugar.
Pude ir al encuentro porque los últimos años me he dedicado incansablemente a leer a personas que saben de todo lo relacionado con la libertad, para a ver si así, algo se me pegaba.
Y se me pegó. Un poco.
Esa es mi razón de querer ser millonario y, te juro, que me sorprende que tenga que explicarlo.
Pero lo hago con gusto. Una y otra vez.
Pero como me dijo Esteban, …es muy complicado explicar o dar las llaves para comprender esto en tan poco tiempo, ya que rompe con muchas creencias que tenemos establecidas de fábrica, tanto que desaprender, ruido que callar….
Quizás tengo que entender que este es mi papel en tu vida: ayudarte a romper tus creencias del mismo modo que yo me dedico diariamente a romper las mías, una por una.
Ayudarte a saber que lo único que tienes que hacer en tu vida, es vivir. Signifique eso para ti lo que signifique.
Ayudarte a ver que, lo mejor que podemos hacer en este siglo XXI, es o bien meterse a monje o bien meterse de lleno en la búsqueda de la libertad financiera para no tener que volver a buscar dinero.
En unas horas me voy al mejor lugar que conozco para aprender a oler las flores. Te he hablado de ello en mi blog en muchas ocasiones y, si todo va bien, espero hacerlo de nuevo a mi vuelta.
Sí, hay lugares donde se enseña a vivir. Hay lugares donde nos enseñan en unas horas todo lo que no nos han enseñado en nuestros años previos de vida.
Y sin ánimo de meterme donde no me llaman, creo que es tu papel, mi papel, conocer esos lugares. Ir a ellos. Confundirnos con sus gentes. Perdernos durante un tiempo, que nadie sepa que existimos. Dar un paso para atrás para coger carrerilla y saltar dos hacia delante.
Y sobre todo esto que has leído, tengo un manual donde explico lo que sé, lo poquísimo que sé, sobre libertad, sobre flores, sobre detenerse, sobre caminar muy rápido, sobre decidir, sobre… vivir.
Le he llamado un manual hacia la grandeza, y puedes comprarlo hoy hasta las 12 horas, hora de Madrid, España, o podrás comprarlo a partir del día 10 de abril, si todo va bien.