Estaréis de acuerdo conmigo que el concepto de realizar actividad física es muy ambiguo y subjetivo. Tanto es así que cuando acudimos al médico a recoger un análisis clínico y éste refleja la existencia de colesterol LDL alto, HDL bajo, glucosa elevada o triglicéridos en sangre, el médico entre otras cosas nos suele decir: "haga usted natación o salga a pasear", por supuesto ambas cosas son totalmente recomendables pero…¿de verdad eso nos va a mejorar nuestro perfil lipídico? ¿Disminuirá nuestra concentración de triglicéridos en sangre? ¿Mejorará nuestra resistencia a la insulina?
El problema es que la prescripción de actividad física que hace el médico es generalizada y nada individualizada, ¿cómo saber si a esa persona le viene bien ese paseo o natación? ¿cuanto tiempo debe hacerlo? Y lo más importante ¿a qué intensidad?
Tengamos una cosa clara: hacer algo es mejor que no hacer nada, y los profesionales médicos, cardiólogos, etc no tienen por qué saber o tener obligación de prescribir actividad física, no es su competencia, ya que bastante compleja es ya su especialidad y bastante compleja es la prescripción de la actividad física. Para eso están los profesionales de la actividad física y el ejercicio, aunque, por desgracia, aún no se cuenta con nosotros en la sanidad pública… ¡es como si vas al mecánico para que te haga un corte de pelo o acudes a una peluquería para que te cambie las ruedas de tu coche!
Por desgracia en nuestra sociedad se sigue subestimando el ejercicio como prevención y tratamiento de enfermedades, siendo el más eficaz en multitud de patologías, muy por encima de cualquier medicamento, bien sea por desconocimiento o por intereses económicos o ambas juntas: "exercise is medicine"
Recomendar natación o salir a pasear para mejorar los marcadores de salud actuales seguramente no sea suficiente. Esto se debe a que no suelen tener una intensidad suficiente para que nuestro organismo, ante ese estrés, ponga en marcha una serie de mecanismos endógenos para que ello sea posible. Multitud de personas se agarran a una recomendación médica de "haga usted natación" y van diariamente a la piscina a flotar un rato. Si, a flotar más que a nadar. Saliendo a pasear pasa lo mismo. Desde aquí no decimos que no sea adecuado pero seguramente sea insuficiente.
¿Cómo sabes a qué intensidad debes de ajustar para que ese ejercicio tenga beneficio?
Últimos estudios demuestran que el ejercicio anaeróbico de media-alta intensidad puede mejorar y producir muchos y mejores beneficios que entrenamiento aeróbicos de baja intensidad, siendo lo ideal combinar ambos.
Es frecuente ver como en la prescripción de actividad física a personas de edad avanzada o con algún problema como hipertensión, se le suele prohibir la realización de ejercicios de alta intensidad pensando que son personas frágiles pero la ciencia demuestra que no es completamente así. Me explico, la intensidad se mide sobre al máximo de cada persona, Por ejemplo: si en un carro caben 100 kilos de manzanas y metemos 75, el carro estará al 75% de su capacidad máxima, sin embargo si en un carro caben 50 manzanas y metemos 50, el carro estará al 100% de su capacidad máxima aunque la cantidad total de manzanas sea menor. Lo mismo pasa con la actividad física. Por ello es fundamental saber qué capacidad tenemos cada uno de nosotros para poder realizar esa prescripción, además de saber analizar qué y cómo prescribir actividad a una persona que presenta alguna patología..
Un profesional de la actividad física podrá evaluar mediante diversos procedimientos, el volumen o intensidad de ejercicio que se ajusta a cada persona para poder prescribir de manera satisfactoria actividad física y adaptada a su patología. Si el ejercicio no llega al umbral mínimo para adaptarnos a ese estrés, no mejoraremos nuestro estado de salud, por mucho que "flotemos" en la piscina o paseemos al perro diariamente. En cambio, si esa actividad es idónea, mejoraremos nuestra respuesta adaptiva, provocaremos la activación de algunos mecanismos como la biogénesis mitocondrial, mejora de la sensibilidad a la insulina, mejoraremos nuestro perfil lipídico bajando LDL y aumentando HDL, nuestra grasa ectópica disminuirá, bajarán los triglicéridos en sangre, etc y así y sólo así, nuestro próximo análisis clínico será bastante mejor que el primero.
¡Hasta la próxima!
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