El día 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin tabaco. Fumar es un vicio que produce una mayor dependencia que alguna de las llamadas “drogas duras” y mata cada 10 segundos a una persona en el mundo.
Alrededor de un 35% de los españoles de más de 15 años es fumador habitual, habiendo gente que empieza a fumar incluso a los 13 años. Esto arroja una alarmante cifra de más de 16 millones de personas, sin contar aquellas que son fumadores pasivos, es decir, aquellos que inhalan el humo de tabaco de las personas de su entorno.
Según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), el 30% de los cánceres, el 20% de las enfermedades cardiovasculares y el 80% de las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas están producidas por el consumo de tabaco. Francisco González-Robatto, presidente de la AECC, asegura que "el tabaco es la principal causa de muerte prevenible en el mundo. Es el único producto conocido que consumido siguiendo las recomendaciones de los fabricantes es capaz de matar". Nos enfrentamos sin duda a un grave problema social.
Componentes del cigarro
Un cigarrillo contiene unas 4.000 sustancias diferentes, de las cuales, más de 40 pueden ser perjudiciales para el ser humano. Entre ellas podemos encontrar amoniaco, arsénico, butano, cianuro, metano, alquitrán, cadmio o el monóxido de carbono. ?Recuerdas haber visto estos componentes, por ejemplo, en productos de limpieza, baterías o combustibles?Pero sin duda, la más polémica y la que más contiene un cigarro, es la nicotina, principal causante de la adicción al tabaco. Un gran número de estudios han demostrado que la nicotina crea una adicción mucho mayor que la que provoca la cocaína y la heroína en el ser humano.
Riesgos del tabaco
Es suficientemente conocido todos los problemas que causa el tabaco. Los más graves son las enfermedades cancerígenas en aquellas zonas o tejidos que se ponen en contacto con el tabaco o sus componentes, como por ejemplo, en el sistema respiratorio. Pero también puede provocar bronquitis, infartos, neumonías, efisemas pulmonares…Asimismo, la nicotina que absorbe la sangre puede provocar vasoconstricción arterial, hipertensión, taquicardia o arritmias, entre otros daños. Estos efectos cardiovasculares del tabaco pueden traducirse en una disminución de la capacidad pulmonar y de la resistencia, por lo que una persona fumadora suele tener más dificultades para realizar ejercicio físico.
Pero el tabaco no solo produce este tipo de enfermedades, sino que también provoca daños estéticos como halitosis, arrugas, manchas en los dientes, envejecimiento celular, mal olor en las manos… Además, como cualquier tipo de sustancia adictiva, la falta de tabaco puede provocar síndrome de abstinencia.
Fumador pasivo
Las personas que conviven con fumadores habituales se convierten en fumadores pasivos. Aunque no hayan dado una calada a un cigarrillo en toda su vida, el denominado fumador pasivo tiene un mayor riesgo de sufrir enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Además, esta situación empeora la condición de los asmáticos y favorece la bronquitis y la neumonía.Según datos de la AECC, los hijos de padres fumadores padecen un 30% más de infecciones respiratorias, un 20% más de crisis asmáticas y un 50% más de otitis que los hijos de padres no fumadores. Por si fuera poco, los bebes cuyos padres son fumadores tienen un riesgo mayor de muerte súbita.
Si no quieres que tu calidad de vida se vea mermada en el caso de que no seas fumador, solicita zona de no fumadores cuando vayas a algún restaurante, hotel o discoteca, y conciencia a la gente que te rodea para que no fume en tu presencia.
Dejar de fumar
Según datos de la AECC, solo el 10% de las personas que intentan dejar de fumar lo consiguen. Es una tarea bastante dura, pero es muy gratificante. No solo beneficiará a tu salud, sino también a la de la gente que te rodea y a tu bolsillo, ya que el tabaco no deja de ser un vicio bastante costoso.Los tratamientos más conocidos son las terapias sustitutivas con nicotina para calmar la adicción (como chicles o parches), pero existen otros como la hipnosis, la acupuntura o la homeopatía. Aunque sin duda es bastante recomendable realizar este proceso con la ayuda de un profesional que ayude y asesore al paciente.
Dejar el tabaco es posible, pero no es tan importante lo caro que sea el tratamiento, sino la fuerza de voluntad de uno mismo.