Comportarse de forma desleal implica romper acuerdos que ambos miembros de la pareja habían establecido previamente como inquebrantables. Cada relación tiene sus propias normas; por ejemplo, hay parejas que no viven como una deslealtad que su compañero/a coquetee abiertamente con otras personas y ambos lo hacen sin ocultárselo al otro.
Cada relación es diferente porque cada persona tiene sus propios valores y sus propias vivencias anteriores.
La deslealtad se produce cuando uno de los miembros de la pareja rompe ese acuerdo. Cuando uno de los dos, aún sabiendo que no le gustaría que el otro hiciese lo mismo, realiza una conducta que destruye la confianza.
Cuando nos comportamos de forma desleal mientras mantenemos una relación sana y que nos llena, lo hacemos porque nos sentimos inseguros con nosotros mismos, porque necesitamos encontrar a más personas que nos reafirmen que somos especiales.
Buscamos fuera formas de aumentar nuestro propio ego, sin tener en cuenta a la otra parte de la relación.
Cuando descubrimos que nuestra pareja no es todo lo transparente que creíamos, se rompe esa idealización que teníamos de ella. Toda la seguridad que transmitía en sí misma y la que aportaba a la relación se desvanece. Apareciendo entonces las dudas de si esa persona es o no la adecuada para nosotros.
Perdonar o no depende de cada uno:
Si esa deslealtad te desilusiona tanto que no te ves capaz de luchar por arreglarlo, lo mejor es que cada uno busque su felicidad por separado. Las rupturas se dan en la vida pero ésta continúa
Si, por el contrario, piensas que tu pareja puede superar esas inseguridades que le llevan a buscar la admiración externa y ves que está dispuesto/a a cambiar para mantenerte a su lado, te espera un camino difícil pero no imposible.
Mi consejo es que busquéis la ayuda de un terapeuta especializado para evitar entrar en reproches continuos que no llevarán a nada ya que el desleal se pondrá a la defensiva y acabará atacando también al herido, entrando entonces en un círculo vicioso que solo producirá el desgaste irremediable de la relación.
Es importante que el herido no entre en sentimientos de culpa o se sienta menos válido. Es el desleal el que tiene que trabajar su autoestima, el que necesita trabajar esa inseguridad en sí mismo. El herido no necesita sentirse admirado por los demás y aunque en el momento que descubre la deslealtad experimenta muchas emociones, éstas son pasajeras y se van desvaneciendo poco a poco.
El tiempo todo lo cura.
Por lo tanto, decidir perdonar o no depende de la personalidad de cada uno, de las experiencias pasadas y de la capacidad personal para regular esa vorágine de emociones desagradables que aparecen cuando traicionan nuestra confianza.
Decidas lo que decidas, estás haciendo lo correcto porque eres tú quien escoges libremente.
Y recuerda: Una decisión es la correcta cuando de todas las posibilidades, eliges la que te hace estar más en paz contigo mismo.
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