En los últimos años las feromonas se han hecho muy famosas y la gente habla mucho de ellas, pero ¿qué son realmente las feromonas? Las feromonas son sustancias químicas, normalmente moléculas volátiles, que son segregadas por los seres vivos como mamíferos o insectos, para conseguir que otros individuos de su especie se comporten de cierta forma. No es más que una forma de comunicarse entre ellos ya que no disponen de lenguaje, por ello podremos describirlas como señales químicas que transportan un mensaje.
Tanto lo usa el mundo animal como el mundo vegetal, a través de aromas y gracias al aire se transportan estos mensajes químicos para atraer sexualmente, así como para otros fines importantes para la supervivencia de su especie.
Es un término que se acuñó en los años 50 cuando algunos investigadores realizaban experimentos con insectos y ratones. Así se descubrieron sus potentes efectos, un buen ejemplo son algunas mariposas, las cuales para ser fecundadas son capaces de secretar estas sustancias, que por los machos son detectadas a más de 20 kilómetros de distancia.
Uno de los casos más llamativos de la utilidad e importancia de las feromonas son las colmenas de abejas. A través de estas sustancias químicas se comunican las abejas entre ellas y con la abeja reina. Este complejo universo que no posee lenguaje oral funciona gracias a las feromonas, es más la reina controla a las obreras y atrae a los macho segregándolas y después batiendo su alas logrará que se dispersen. Las órdenes pueden ser más concretas como impedir construcción de celdas en la colmena, informar de su presencia para tranquilizar a las abejas para que sigan concentradas en su laboriosa tarea de polinizar las flores. Incluso pueden decidir y ordenar que una abeja sea alimentada con jalea real para que se convierta en reina y así crear un nuevo enjambre cuando el suyo es ya demasiado grande.
Lo mismo ocurre en el mundo de las hormigas, donde también son imprescindibles para comunicarse entre los individuos de la comunidad y para hacer posible su organización. Estos químicos generarán atracción, orientación, emigración de la colonia, territorialidad, reclutamiento, alarma o establecimiento en un lugar. Y también tendrán diferentes utilidades: funciones sexuales, de rastro cuando se encuentre comida, de alarma, de dispersión, para repartir la comida o reconocerse entre ellas.
En los humanos son sustancias químicas olfativas segregadas por las glándulas sudoríparas, así que cada vez que sudamos secretamos una pequeña cantidad. Su función es puramente sexual y se segregan para hacernos más atractivos. Apenas perfectibles envían un mensaje cifrado al cerebro del receptor, el cual sentirá la señal y le despertará sentimientos positivos o negativos de atracción de una forma inconsciente.
Actualmente gracias a las investigaciones en farmacopea y en laboratorios es posible conseguir perfumes con feromonas o feromonas en spray, las cuales gracias a su alta concentración de estas sustancias aumentan nuestro atractivo sexual. Ahora hombres y mujeres pueden disfrutar de sus efectos beneficiosos un sábado por la noche, en una cita a ciegas o para conquistar a esa persona que les gusta tanto.