La privación del sueño es una condición que se presenta cuando el paciente no duerme lo suficiente.
La falta de sueño, sin embargo, es un concepto más amplio. La falta de sueño, de hecho, se produce cuando:
no se duerme lo suficiente
se duerme en el momento equivocado (es decir, no está sincronizado con el reloj biológico del cuerpo),
no se duerme bien,
existe un trastorno del sueño que impide dormir lo suficiente o inciden de forma negativa sobre la calidad del sueño.
Dormir es una necesidad básica, como comer, beber y respirar. Al igual que otras necesidades básicas, es un componente clave de la buena salud y el bienestar en todas las etapas de la vida.
No dormir o dormir mal es un problema que puede causar
problemas físicos y mentales,
lesiones y traumas,
pérdida de productividad
incluso un aumento en el riesgo de muerte.
Para entender qué es la deficiencia de sueño es importante saber que hay dos fases del sueño:
la fase REM (del inglés Rapid Eye Movement, que implica el movimiento rápido de los ojos),
la fase no REM.
La fase no REM incluye lo que normalmente se llama sueño profundo o sueño de ondas lentas. Normalmente soñamos durante la fase REM. En condiciones normales, estas dos fases se alternan con 3 o 5 ciclos cada noche.
La capacidad de llevar una vida normal y sentirnos bien cuando estamos despiertos depende de la duración total del sueño y la duración de cada fase. También depende de si se duerme cuando el cuerpo está preparado y listo para dormir.
Nuestro cuerpo tiene un reloj interno que controla los momentos y tiempos de vigilia cuando el cuerpo está listo para dormir, el reloj estándar sigue un ritmo constante (ritmo circadiano), que incluye todas las células, tejidos y órganos y que afecta a su funcionamiento.
¿Por qué dormimos?
Son varios los factores que afectan a la preparación del cuerpo para el sueño y la vigilia. Todos nosotros tenemos un “reloj interno” que controla cuando es el momento de despertar y cuando el cuerpo está listo para dormir.
El reloj biológico está marcado por un ritmo que cubre las 24 horas ( ritmo circadiano ) y hay dos procesos que interactúan para controlar el reloj biológico:
El primero es la fatiga, que se acumula a medida que pasan las horas de vigilia. El deseo de dormir alcanza un pico por la noche. Esta necesidad de querer dormir parece estar conectada a un compuesto químico en particular: la adenosina. Cuando estamos despiertos, el nivel de adenosina en el cerebro va en aumento y esto indica la transición al sueño. Cuando dormimos, el cuerpo dispone de esta adenosina.
El segundo proceso está sincronizado con ciertos factores ambientales. La luz, la oscuridad y otros factores ayudan al cuerpo a saber cuándo hay que estar despierto y cuando dormir. Las señales luminosas recibidas a través de los ojos, por ejemplo, comunican a una área especial del cerebro que es de día. Cuando empieza a oscurecer, el cuerpo produce melatonina (una hormona). Esta hormona le indica al cuerpo que es hora de prepararse para dormir, y causa somnolencia. La cantidad de melatonina en la sangre alcanza un pico por la noche, al anochecer. Los investigadores creen que este pico es uno de los factores fundamentales en la preparación del cuerpo para el sueño. La exposición a la luz artificial por la noche puede alterar este proceso, creando dificultades para conciliar el sueño. Ejemplos de luz artificial son: la luz del televisor o del ordenador o incluso la fuerte luz de la pantalla de los despertadores de hoy en día. Cuando se detecta la luz el cuerpo comienza a producir cortisol. Esta hormona prepara el cuerpo para despertarse.
El ritmo biológico cambia en las diferentes etapas de la vida. Los adolescentes tienden a dormir más tarde que los niños y adultos, porque producen melatonina más tarde en el curso del ciclo de 24 horas. Por lo tanto, es natural que muchos adolescentes prefieran ir a la cama más tarde y dormir un poco más por la mañana que los adultos.
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La necesidad de dormir es aún mayor en las primeras etapas de la vida, cuando uno crece y se desarrolla. Por ejemplo, los bebés pueden dormir más de 16 horas al día, y los niños en edad preescolar necesitan hacer siestas.
Los niños pequeños tienden a dormir más temprano por la noche y los adolescentes acostumbran a dormir más tiempo por la mañana. Los ancianos, sin embargo, suelen a ir a la cama temprano y levantarse temprano.
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Los patrones y los tipos de sueño también dependen de la edad. Por ejemplo, en los lactantes la fase REM dura más tiempo. La cantidad de sueño de ondas lentas (una fase de sueño no REM) es más alta en la primera infancia y luego disminuye bruscamente después de la pubertad, y continua disminuyendo a medida que envejecemos.
¿Por qué es importante dormir?
El sueño juega un papel vital en la salud y el bienestar, a través del curso de la vida. Dormir lo suficiente, tener una buena calidad del sueño y dormir en el momento adecuado garantiza una buena salud mental, física, y mejor calidad de vida.
La forma en que nos sentimos cuando nos despertamos depende en parte de lo que ocurre durante el sueño. Cuando dormimos, el cuerpo sigue estando activo para mantener el cerebro y el resto del cuerpo sano. En los niños y adolescentes, el sueño también sirve para promover el crecimiento y el desarrollo.
El daño debido a la falta de sueño puede ser inmediato (por ejemplo, porque nos quedemos dormidos mientras conducimos) o progresivo. Por ejemplo, la falta de sueño prolongado puede aumentar el riesgo de ciertos problemas de salud crónica y puede afectar a la capacidad de pensar, reaccionar, trabajar, aprender y relacionarnos con los demás.
La correcta funcionalidad del cerebro y el bienestar emocional
El sueño ayuda al buen funcionamiento del cerebro. Cuando dormimos nuestro cerebro se está preparando para el día siguiente y se forman nuevas conexiones que necesitamos para aprender y recordar información.
Si se duerme bien por la noche la capacidad de aprendizaje y las habilidades para resolver problemas mejoran. El sueño también sirve para mejorar la atención, la toma de decisiones y la creatividad.
Por otro lado, la falta de sueño altera la actividad de algunas partes del cerebro. Aquellas personas que duerman mal pueden tener dificultad para tomar decisiones, para resolver problemas, para controlar sus emociones e incluso tener problemas de conducta. La falta de sueño también se ha relacionado con la depresión, el suicidio y la voluntad de asumir conductas de riesgo.
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Los niños y adolescentes que sufren falta de sueño pueden tener problemas para relacionarse con los demás. Suelen estar enfadados y ser más impulsivos, tener cambios de humor, presentar sentimientos de tristeza o depresión, o tener poca motivación en la vida. También acostumbran a tener problemas de atención, llegando a faltar más a las clases. Y aumentan los casos de estrés entre jóvenes que duermen mal.
Salud física
El sueño es vital para el estado de salud física, ya que está implicado en los mecanismos de curación y reparación de los vasos sanguíneos y del corazón. Si la falta de sueño se prolonga, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, renales, hipertensión, diabetes y accidentes cerebrovasculares.
La falta de sueño también aumenta el riesgo de obesidad. Dormir sirve para mantener el equilibrio de las hormonas que inducen apetito (grelina) o saciedad (leptina). Cuando no se duerme lo suficiente, aumenta el nivel de grelina, mientras que la de la leptina disminuye. Por eso si dormimos mal tenemos más hambre que cuando estamos bien descansados.
El sueño también afecta a la reacción del cuerpo a la insulina, la hormona que controla el nivel de los niveles de glucosa (azúcar). La falta de sueño aumenta la glucosa, y por lo tanto puede aumentar el riesgo de diabetes.
El sueño es esencial para el normal crecimiento y el desarrollo. Durante el sueño profundo el cuerpo libera la hormona que estimula el crecimiento en niños y adolescentes. La hormona del crecimiento también sirve para aumentar la masa muscular y reparar las células y tejidos en los niños, adolescentes y adultos.
Si queremos mantener un buen sistema inmunológico hará falta que durmamos bien. El sistema inmunológico defiende al cuerpo contra sustancias extrañas y peligrosas. La privación prolongada del sueño puede alterar la respuesta del sistema inmunológico y ocasionar problemas cuando nuestro cuerpo tenga que luchar contra infecciones.
La vida cotidiana y la seguridad
Dormir lo suficiente y con un sueño de calidad en los momentos adecuados es necesario para funcionar bien durante todo el día. aquellos que no lo logran son menos productivos en el trabajo y en la escuela. necesitan más tiempo para completar su trabajo, tienen un tiempo de reacción más lento y cometen más errores.
Después de varias noches de sueño deficiente, incluso si solo nos desvelamos una o dos horas cada noche, el cuerpo se ve afectado, como si no hubiéramos dormido durante un día o dos. La falta de sueño puede conducirnos a microsueños, es decir, momentos de sueño durante el día que no deberíamos tener. Los microsueños son involuntarios y ocurren de forma inconsciente.
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