Según los expertos, la obesidad es una enfermedad compleja que genera en el organismo un exceso de grasa corporal. Es importante considerar, que esta patología no es un simple problema estético, sino que condiciona la presencia de diversos efectos adversos. Por ello, es importante reconocer y conocer sus peligros.
De este tema que preocupa a muchas personas, les hablaré a solicitud de Elodie, una seguidora de Virginia. Ella es una mujer, que en la actualidad se encuentra en la etapa de la premenopausia. Sin embargo, esto no le ha restado voluntad para continuar realizando sus labores como dependiente de comercio.
Ella me comentaba, que decidió comunicarse conmigo porque desde que inició este nuevo proceso del cambio hormonal, se siente diferente. Por ejemplo, en ocasiones surgen dificultades para dormir y ella lo remedia levantándose a comer, generalmente comidas ricas en carbohidratos.
Esto a veces, le mitigaba el apetito y podía conciliar el sueño. No obstante, notó que en el lapso de enero a marzo se incrementó el ancho de su cintura. Ella me preguntaba si esto podría acarrear inconvenientes, porque realmente no se sentía obesa. A pesar de ello, su esposo e hijos estaban alarmados por esta situación, porque ella toda su vida fue una mujer delgada.
Le mencioné, que los cambios hormonales no se relacionan directamente con el incremento de peso en esta etapa femenina. De hecho le recalqué, que la obesidad acarrea una serie de inconvenientes en todos los momentos de la vida y en la etapa menopáusica puede incluso generar diabetes tipo 2.
A fin de sustentarle lo que le mencioné al comunicarme, le hice llegar un dossier. En el mismo, le incluí las generalidades de la obesidad y los efectos negativos más relevantes que produce. Dada la relevancia de este tema, creí importante compartirlo en mi página.
Algunas generalidades acerca de la obesidad
Como bien sabemos, cada una de las partes que compone nuestro cuerpo están interconectadas entre sí. Sin embargo, el tejido adiposo pose la particularidad de influenciar una gran cantidad de procesos metabólicos. Esto interfiere en el adecuado desempeño de diversos sistemas de nuestro organismo (musculoesquelético, cardiovascular, nervioso y digestivo).
Según los especialistas, la obesidad merma el adecuado desempeño de muchos aspectos de nuestra salud. Incluso, puede afectar las funciones reproductivas, cognitivas y respiratorias. De hecho, esta patología eleva la predisposición al padecimiento de ciertas enfermedades, que debilitan nuestro organismo.
En muchas ocasiones, esto puede acarrear desenlaces fatales. Esto ocurre por vías simples como el estrés mecánico, que ocasiona cargar con sobrepeso, hasta complejos mecanismos metabólicos. Se sabe además, que la obesidad incide sobre la longevidad y la calidad de vida.
Incluso representa una carga que eleva los costos sanitarios personales y de la sociedad en general. Pero a pesar de todo lo que os he mencionado, cuando se pierde peso (incluso tan solo entre el 5 y 10% del total) se logran beneficios significativos. Principalmente en las personas obesas, aunque nunca lleguen a la meta de alcanzar el peso ideal.
Causas más comunes de la Obesidad
Las causas más comunes de la obesidad son:
1. Sedentarismo
Cuando las personas son sedentarias tienden a quemar menos calorías que las que están en pleno movimiento. Según La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) , existe una correlación entre la inactividad física y el aumento mostró una fuerte correlación entre la inactividad física y el aumento de peso en las personas tanto hombres, como mujeres.
2. Alimentación inadecuada
La obesidad se va desarrollando poco a poco, siendo el resultado de una alimentación inadecuada y un pobre estilo de vida. Dentro de esa pobre alimentación se destacan:
Comidas procesadas que contienen alto contenido de grasas no saludables y azúcar.
Comer fuera de la casa: son comidas no saludables puesto que son preparadas con aceites hidrogenados, de igual forma los postres contienen demasiada azúcar. Es recomendable no hacer hábito de comer fuera.
Consumir bebidas azucaradas en exceso: Son dañinas al organismo, lo máximo que se debe utilizar al día son 28 gramos de azúcar.
Estar deprimida: Los momentos de depresión y angustia generan ganas de comer en cantidad para sentirse un poco mejor..
Malos hábitos familiares: Esos hábitos no saludables a nivel familiar pueden conducir a una pronta obesidad.
Cuando las personas consumen comidas ultraprocesadas, comidas rápidas, harinas, grasas no saludables, bebidas azucaradas, dulces , frituras corren el riesgo de aumentar rápidamente de peso. Por eso, es necesario tener un estilo de vida saludable con un buen régimen alimenticio para evitar el aumento desmedido de peso.
3. Genética
Se ha estudiado por muchos años que la genética es una probable causa del desarrollo de la obesidad. De acuerdo al resultado de diversas investigaciones genéticas se ha logrado verificar, que la obesidad posee mucha influencia genética. De hecho, han sido identificados una serie de genes vinculados fuertemente con la adiposidad y el incremento de peso. No obstante, un estilo de vida saludable controlado desde la infancia conduce a una persona sana con un peso adecuado y controlado.
4. Problemas hormonales
Existen problemas hormonales que pueden generar situaciones de obesidad como:
Hipotiroidismo: la glándula tiroidea no produce suficientes hormonas.
Síndrome de Cushing: es un trastorno poco frecuente que provoca una producción excesiva de hormonas esteroides.
Estas condiciones al tratarlas de una forma adecuada pueden ser menos limitantes en los casos de obesidad.
Patologías asociadas con la obesidad que afectan la salud de forma peligrosa
Diabetes tipo 2 (DT2)
Un estudio de envergadura, que corroboró el efecto de la obesidad y la DT2 fue el Nurses’ Health Study (NHS). Este estudio logró realizar un seguimiento a 114.000 mujeres de mediana edad a lo largo de 14 años. Según los resultados se determinó, que las mujeres cuyo índice de masa corporal (IMC) era elevado presentaban alta predisposición.
Cabe destacar, que el incremento de peso a lo largo de la adultez elevó también el riesgo de DT2. Este efecto se observó igualmente en mujeres con un IMC dentro del rango de peso normal o saludable (18,5 a 24,9). El NHS encontró también una respuesta muy parecida en los hombres.
Según la ciencia las células grasas, especialmente las que se almacenan alrededor de la cintura, promueven la inflamación. Dichas células segregan hormonas y otros compuestos, que exacerban los procesos inflamatorios. De hecho, aunque la inflamación es una respuesta del sistema inmunitario, puede provocar desequilibrios sobre la salud. Sobre todo, cuando se produce de forma descontrolada.
Por ejemplo, puede minimizar la respuesta de nuestro cuerpo frente a la insulina y modificar el metabolismo de lípidos y carbohidratos. Este efecto conduce a niveles más elevados de glucosa sanguínea, desencadenando finalmente DT2 y sus consecuencias negativas.
Patologías cardiovasculares
De acuerdo a los expertos, los infradiagnosticos a nivel clínico pueden generar clasificaciones equivocadas. Esto puede conllevar a incrementar los riesgos de algunas personas, que pueden haber sido diagnosticadas con obesidad de peso normal.
Este caso ha sido observado sobre todo en las personas, que poseen exceso de tejido graso pero no presentan obesidad según la clasificación del IMC. El mismo se obtiene al dividir el peso en kilogramos entre la altura en metros al cuadrado.
Incluso podría ocurrir, que se enmascararan ciertos problemas de salud graves. Ello se debe a que este índice no puede diferenciar entre la masa muscular y la grasa visceral, incluso en que zona del cuerpo se distribuye dicha grasa. Por ello, no es conveniente emplear solo el IMC, como índice para evaluar el peso.
Y este sesgo, puede llegar a incrementar el riesgo de problemas de salud graves. De hecho, este tipo de grasa no protege los órganos vitales, sino que interfiere con su función adecuada. Es por ello, que algunos especialistas proponen emplear el indicador de perímetro de cintura (PC). Según ellos, este parámetro podría ayudar a desvelar riesgos de ACV, incluso en personas con un peso normal.
Ello se debe, a que el PC puede darnos un estimado del volumen de grasa visceral. Por ejemplo, si la cintura mide más de 101 centímetros en los hombres y más 89 centímetros en las mujeres, ello puede indicar la presencia de gran cantidad de grasa visceral. Esto puede afinarse con más precisión empleando técnicas de tomografía computarizada.
Enfermedad arterial coronaria (EAC)
Diversos estudios, han logrado establecer, que la obesidad eleva el riesgo de EAC asociada a la presencia de la acumulación de placas de colesterol en las arterias del corazón. Un metaanálisis de 21 estudios, realizó un seguimiento de dieciséis años con la participación de más de 300.000 personas.
Según los resultados, las personas con sobrepeso tenían 32% de mayor probabilidad, que las de peso normal de padecer EAC. Este estudio realizó ajustes considerando los valores de colesterol sanguíneo y tensión arterial. Sin embargo, el efecto del sobrepeso sobre estos parámetros sólo representa aproximadamente la mitad del incremento del riesgo de EAC.
Accidente cerebrovascular (ACV)
Según los expertos, un 75% de quienes padecen un ictus o ACV poseen 65 años o más. Sin embargo, se tiene documentado que en la medida que se eleva el IMC se incrementa también el riesgo de padecer un ACV, independientemente de la edad.
Estudios muy precisos han establecido, que el ictus isquémico (ocasionado por coágulo) y la EAC poseen muchos elementos en común. Ello incluye además, muchos de los factores de riesgo.
Un metaanálisis de 25 estudios prospectivos con un universo de 2,3 millones de personas logró establecer una asociación directa y gradual entre el sobrepeso y el riesgo de ictus. Así, se observó que el sobrepeso incrementaba el riesgo de ictus isquémico en un 22% y la obesidad en 64%.
De acuerdo a diversas investigaciones realizadas hasta ahora, se ha encontrado una relación entre la obesidad y la hipertensión arterial. Incluso la obesidad es un factor de riesgo para el padecimiento de síndrome metabólico. Todas estas patologías, son responsables de los accidentes cerebrovasculares.
Insuficiencia cardíaca (IC)
De acuerdo a las investigaciones realizadas hasta ahora, existen dos explicaciones para mostrar la relación entre la IC y obesidad. La primera es, que las personas obesas por lo general poseen una mayor cantidad de sangre. Esto obliga a que el corazón bombee con mayor potencia, llegando a ocasionar a la larga una insuficiencia cardíaca.
Según los expertos, el trabajo excesivo del corazón lo lleva a incrementar su tamaño (efecto denominado hipertrofia ventricular). La segunda explicación está asociada con la presencia de la apnea de sueño, muy frecuente en personas obesas. De hecho, la apnea obstructiva del sueño (AOS) puede incrementar los riesgos de sufrir un accidente cerebrovascular, fibrilación auricular y ataque cardíaco.
Incluso se ha detectado, que los hombres de mediana edad que experimentan más de treinta episodios de AOS por hora, presentan un riesgo bastante elevado de muerte prematura. De acuerdo a los expertos, la apnea del sueño, acarrea una serie de problemas pulmonares y provoca hipertensión. Estos desequilibrios, pueden llegar a desencadenar una insuficiencia cardíaca.
Fibrilación auricular
Diversos estudios han demostrado, que la obesidad representa un factor de riesgo para el padecimiento de fibrilación auricular. Esta patología es un tipo de ritmo cardíaco anormal. Esta anomalía, muchas veces puede estar acompañando a la insuficiencia cardíaca. Por ello, la ciencia cada vez está más segura de la asociación estrecha entre la obesidad, insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular.
Los estudios prospectivos realizados hasta ahora han permitido establecer, que la obesidad condiciona una mayor incidencia de fibrilación auricular. Dentro de las causas detectadas, se menciona el efecto de la obesidad sobre el incremento del tamaño auricular y el desarrollo de disfunción diastólica ventricular izquierda.
Asimismo, esto se agrava cuando se presenta además la apnea obstructiva del sueño. De acuerdo a los expertos, este síndrome se observa con mucha prevalencia en personas con obesidad.
Depresión
De acuerdo a los análisis de estudios transversales se detectó, que las personas obesas son más propensas a deprimirse. Ello, comparado con personas que no presentan obesidad.
De acuerdo a estudios recientes se pudo determinar, que la depresión y obesidad presentan una relación bidireccional. De hecho, el estudio más representativo fue un metaanálisis que incluyó un seguimiento de 28 años a 58.000 personas.
Según el estudio, las personas con obesidad al inicio del mismo presentaban un 55% más de riesgo depresivo al finalizarlo. Y quienes presentaban depresión al inicio del estudio, tenían 58% más de riesgo de padecer obesidad al concluir el seguimiento.
Actualmente, se realizan estudios para lograr profundizar de forma definitiva el vínculo biológico entre la obesidad y depresión. Por los momentos se cree que, los factores que activan esta asociación incluyen circunstancias muy diversas. Entre ellas destacan la activación de procesos proinflamatorios, resistencia a la insulina, modificaciones del eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal y elementos socioculturales.
Salud reproductiva
De acuerdo a los estudiosos, la obesidad posee la capacidad de generar diversos efectos negativos sobre la sexualidad. En los hombres se ha detectado: disminución de la fertilidad y deseo sexual, además de dificultades para lograr una erección.
A nivel de las mujeres, se ha establecido un vínculo la infertilidad, en especial la infertilidad ovulatoria. Sin embargo, algunos ensayos aleatorios han demostrado que una pequeña reducción del peso puede incrementar la fertilidad.
El NHS detectó, que un 25% de la infertilidad ovulatoria a nivel de los Estados Unidos está asociada con la obesidad. Incluso se ha corroborado, que durante la etapa de gestación la obesidad puede incrementar el riesgo de aborto espontáneo. Asimismo, puede propiciar preeclampsia, diabetes gestacional y ciertas complicaciones al momento del parto.
Vale destacar, que la obesidad puede también incrementar ligeramente la probabilidad de malformaciones congénitas en el bebé.
Cáncer
De acuerdo a estudios recientes se ha establecido que, el sobrepeso y obesidad producen modificaciones en nuestro organismo. Estas modificaciones pueden contribuir a la aparición del cáncer.
Esto es ocasionado por efectos proinflamatorios crónicos, desequilibrios de la insulina y del factor de crecimiento similar a la insulina. Además, también incluye incrementos exagerados de los niveles de ciertas hormonas sexuales.
Según los expertos, el riesgo de cáncer se incrementa en la medida que se tiene mayor cantidad de peso. Igualmente, también influye el tiempo que la persona tenga con sobrepeso.
Según los CDC, el sobrepeso y la obesidad se relacionan con un mayor riesgo de padecer diversos tipos de cáncer. Dentro de ellos se incluyen:
Renal
Mamario
Adenocarcinoma (esofágico)
Colorrectal
Uterino
Vesicular
Gástrico
Renal
Hepático
Ovárico
Tiroideo
Pancreático
Meningioma (cierto tipo de cáncer cerebral)
Mieloma múltiple.
Concluyendo
La obesidad es una enfermedad compleja, considerada en la actualidad como uno de los problemas de salud pública más importantes. Esta enfermedad puede afectar a personas de todas las edades y se produce por la interacción de diversos factores. Entre ellos destacan: patrones alimenticios, actividad física, condición genética, higiene del sueño, empleo de medicamentos y determinantes sociales.
Vale destacar, que los determinantes sociales de la salud poseen un efecto muy importante sobre la presencia de la obesidad. Esto se refiere a las condiciones en las cuales vivimos, jugamos, aprendemos y trabajamos.
Esto ha sido comprobado a nivel de los distintos grupos étnicos, raciales y socioeconómicos. Ello incluye además, las capacidades físicas de las personas, así como las diferentes zonas geográficas.
Diversos estudios han permitido profundizar en ciertos procesos negativos, que son ocasionados por la obesidad en nuestro organismo. Dentro de ellos destacan las afecciones a nivel de la salud cardiovascular, reproductiva, mental y metabólica. Ello implica la aparición de diversas patologías como el cáncer, diabetes tipo 2, apnea obstructiva del sueño e hipertensión.
Asimismo, ejerce efectos negativos sobre la salud reproductiva, salud mental y propicia numerosas enfermedades cardiovasculares.
Para Elodie la información recibida, la cual comparto en el post, fue impactante. Ella realmente quedó sorprendida, de que la obesidad pudiera generar tanta diversidad de enfermedades peligrosas. Ella me contactó hace poco y me agradeció por la información que le envié.
Me comentaba, que fue para ella una alerta temprana para evitar la obesidad. De esta forma, decidió enrumbar su forma de vida y alimentación. Este cambio le permitirá ganar salud y mantenerse por más años con una adecuada calidad de vida. Además de ello, permitirá que una familia tenga la oportunidad de compartir con una madre emocional y físicamente sana.
“Las personas con obesidad extrema tienen casi cinco veces más probabilidades de haber sufrido un episodio de depresión grave en el último año en comparación con las que tienen un peso medio. Esta relación entre la obesidad y la depresión parece ser más fuerte en el caso de las mujeres que en el de los hombres, quizás debido al énfasis que la sociedad pone en la delgadez como característica de la belleza femenina”
Dr. David B. Sarwer, PhD
Facultad de Salud Pública de la Universidad de Temple
Filadelfia, Pensilvania
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Referencias:
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https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/CIR.0000000000000973
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