Aumento de la concentración
Existen estudios científicos que demuestran que dormir una siesta regular, de unos 10 a 15 minutos, ayuda a realizar con mayor facilidad tareas donde debemos estar concentrados, como estudiar. Esto se debe a que al dormir, los recuerdos que tenemos en la memoria reciente pasan a la de largo plazo.
Menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares
Si existe una falta de sueño, nuestro cuerpo libera más cortisol, la hormona del estrés la cual en cantidades desmesuradas causa problemas de salud crónicos ya que debilita nuestro sistema inmunológico y nuestro organismo empieza a rechazar la azúcar y la grasa. Ahí vienen los problemas de colesterol, corazón y peso.
Dormir una siesta corta ayuda a reducir el cortisol, lo cual se traduce a músculos más fuertes (ya que el estrés tensiona los músculos, provocando dolores al movilizarse), más vitalidad y mejor figura.
Aprender es más sencillo
El sueño facilita la asimilación de nuevos conocimientos, haciendo que nuestra mente se vuelva más fresca. Por eso se recomienda tomar una siesta después de comer, para ser más laboriosos en nuestro empleo. Si tienes niños, dejarlos dormir un poco antes de empezar a hacer sus tareas es sinónimo de mayor aprendizaje.
Una mejor resolución de conflictos
Cuando reposamos al dormir, nuestro cerebro limpia sustancias químicas que podrían ser perjudiciales, mejorando así la conexión de una neurona con la otra. Así pues analizar y sacar conclusiones es mucho más sencillo. Como corolario las personas que toman sus siestas son menos conflictivas.
Más emociones positivas
Al sentirnos más relajados y despejados, nos sentiremos más felices y optimistas ya que nuestros niveles de dopamina y serotonina se ven incrementados. Las personas que duermen menos tienen una tendencia a enojarse fácilmente y a ser pesimistas. Finalizando, recuerda que tu siesta no debe superar los 30 minutos.