Entre las más de las 4.000 sustancias que contiene un cigarrillo, la causante de la adicción por el tabaco es la nicotina. Al dar una calada, la nicotina solo tarda 7 segundos en llegar a nuestro cerebro, previo paso por los pulmones y la sangre. Este componente tan nocivo actúa sobre los receptores nicotínicos situados en nuestro cerebro, causando una ficticia sensación de placer.
Cuando acabamos de fumar el cigarrillo, nuestra sangre contiene una alta tasa de nicotina, que va disminuyendo progresivamente. A la media hora, el nivel de nicotina ha descendido lo suficiente como para que comiencen a aparecer los primeros síntomas de la adicción, provocando que una persona que sea fumadora compulsiva tenga la necesidad de encenderse un nuevo cigarro.
La nicotina se elimina del cuerpo fundamentalmente a través de la orina. Pero en el caso de mujeres embarazadas o madres en periodo de lactancia, la nicotina también se elimina a través de la leche materna, pudiendo ser transmitida al recién nacido.
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¿Crees que tienes una fuerte adicción a la nicotina?