Este es un post informativo que te ayudará a evitar una intoxicación con alimentos del mar.
El pescado y el marisco son alimentos con poca grasa y fuentes excelentes de proteínas, vitaminas y minerales. No obstante, el peligro de comerlos cuando están contaminados con toxinas, bacterias o virus es un hecho que concierne a la salud pública.
Los beneficios para la salud a nivel global de comer estos alimentos son muy superiores a la pequeña probabilidad de intoxicación. Lo único que debe hacer es tomar precauciones a la hora de consumirlos y seguir una serie de recomendaciones.
Personas que deben tener un especial cuidado
Aquellos que tienen una inmunidad inferior a la normal por culpa del VIH o del SIDA son el grupo con mayor riesgo de intoxicación. También los que siguen un tratamiento con medicamentos anticancerosos o tras un transplante de un órgano. Mujeres embarazadas y sus hijos, diabéticos, niños pequeños y ancianos completan esta lista.
Contaminantes del marisco y del pescado
Bacterias: El Vibrio Bacterium es el causante más común de las intoxicaciones. Suelen producirse tras el consumo de pescado o marisco indebidamente manipulado. Se manifiesta por diarrea y dolores abdominales que duran entre 1 y 7 días. En casos aislados causa la muerte.
Virus: El Virus de Norwalk produce episodios de patología gastrointestinal que pueden causar una diarrea deshidratante. Últimamente se ha detectado a raíz del consumo de ostras crudas, pero su intoxicación se ha extendido a otros alimentos, como el agua y el hielo, las ensaladas, otros moluscos, e incluso por contagio interpersonal. El virus de la hepatitis A infecta el hígado y causa síntomas que incluyen fiebre, cansancio, náuseas, malestar abdominal, orina oscura e ictericia, tras un periodo prolongado de incubación de incluso más de dos meses. Se ha detectado en el marisco, en la lechuga y en fresas heladas.
Toxinas naturales: No pueden identificarse a simple vista, por el olor o por el sabor, y no se destruyen con al cocinar el alimento. Los síntomas varían, desde cólico y diarrea hasta parálisis y muerte.
Residuos químicos: Productos qímicos tóxicos, como el metilmercurio, los bifeniles policlorados y las dioxinas pueden acumularse en animales acuáticos y poner en peligro las vidas de los que los consumen.
Los consejos más útiles
Compre el pescado o el marisco en el último lugar de su lista de la compra.
Busque siempre el producto más fresco. Un pescado en buenas condiciones debe tener los ojos claros y brillantes, las agallas de un color rojo o rosa vivo, sin mucosidad, con una carne dura y elástica y una piel brillante. Los filetes también deben ser duros y de apariencia húmeda, sin bordes amarronados.
El pescado debe estar frío y debe oler 'a pescado'.
Pida que le sirvan el pescado o el marisco en una bolsa aparte, y transpórtela encima de todos los alimentos o con otros alimentos refrigerados. Si el viaje a casa dura más de una hora, es una buena idea transportarlo en una bolsa térmica.
En casa, conserve el pescado o el marisco en la parte más fría de la nevera.
No use tablas de madera para cortar el pescado crudo, pollo o carne. Las tablillas de plástico se limpian e higienizan mejor. Lave perfectamente todos los utensilios de cocina después de su uso.
No reutilice ninguna bandeja de embalaje del pescado hasta que se haya lavado debidamente.
El tiempo de conservación del pescado varía en función de su variedad y de su calidad. Como norma general, consuma el pescado antes de dos días de haberlo comprado.
Descongele el pescado o el marisco siempre dentro de la nevera. Si no es posible, descongélelo bajo un chorro de agua fría.
El pescado marinado debe mantenerse en el refrigerador y nunca a temperatura ambiente.
Lo que sobre, póngalo en frío y consúmalo antes de dos días.