Actualmente, los dolores en músculos y huesos son mucho más que habituales. Las largas jornadas laborales que nos obligan a permanecer mucho tiempo en la misma postura, el estrés y un ritmo de vida demasiado agitado se presentan como los principales culpables de que sintamos frecuentemente molestias en las cervicales o en las lumbares.
Estos dolores, aunque no son fáciles de mitigar, pueden solucionarse con una vida más ordenada, un poco de ejercicio y con la ayuda de un profesional cuando sea necesario. Sin embargo, hay quienes no consiguen deshacerse de ellos, llegando a padecer una enfermedad que les condiciona en su día a día. Hablamos de la fibromialgia, un trastorno del que todavía queda mucho por saber.
Una gran desconocida
"La fibromialgia es considerada un síndrome que cursa con un dolor reumático difuso en el sistema músculo esquelético, que afecta a músculos, inserciones tendinosas, ligamentos y zonas articulares", explica Raúl Bravo Jiménez, fisioterapeuta y especialista en traumatología y lesiones deportivas. La enfermedad, que presenta un conjunto de síntomas que pueden hacer que se confunda con otros trastornos, sigue siendo un gran enigma para la medicina.
Precisamente, este hecho es el que hace que muchos de los pacientes que la sufren, tengan que pasar, antes de recibir un diagnóstico correcto, por miles de médicos y de pruebas. Es más, la fibromialgia "no se relaciona directamente con ningún agente etiológico concreto, pero se cree que puede relacionarse con estrés psíquico y episodios traumatológicos o vasculares previos", declara el experto.
Se estima que en España son más de un millón de personas las que sufren esta dolencia, aunque no se conoce el agente causal que la motiva. Bravo destaca que las estadísticas y los estudios que se han ido realizando al respecto señalan a las "mujeres sedentarias de 20 a 60 años" como las más vulnerables a padecerla.
Dolor, fatiga y malestar
La persona que padece fibromialgia sufre un malestar generalizado que, en ocasiones, le impide llevar su vida con normalidad. Esta sensación de dolor y fatiga, puede llegar a ser tan intensa que, como asegura el fisioterapeuta, "puede provocar la desesperación del paciente, ya sea por las molestias o por la impotencia de no poder superar la lesión".
En cuanto a los síntomas, éstos "suelen ser muy diversos y dependen del estado en el que estuviera el paciente antes de sufrir la lesión", detalla Raúl Bravo. Aún así, se pueden señalar como recurrentes "el entumecimiento y la rigidez muscular, que se presenta como consecuencia del dolor, y un estado de fatiga constante, que provoca que no descansemos bien por las noches", agrega el experto. Otras señales características de la enfermedad aparecen en forma de vértigos, dolores continuos de cabeza, e incluso ansiedad y depresión, que "suelen ser consecuencia del cansancio y del dolor".
En manos de los especialistas
Acertar con un tratamiento viable y eficaz para este trastorno, no siempre es fácil. "El hecho de no encontrar un agente causal, la hace especialmente compleja de tratar", subraya Bravo, quien añade que "los tratamientos se apoyan principalmente en analgésicos y terapias como la fisioterapia y las psicoterapias". Teniendo esto en cuenta, lo que se pretende es atajar los síntomas y suavizarlos, y esto se consigue mediante masajes, estiramientos y técnicas de relajación.
A pesar de que la investigación esté dedicando grandes esfuerzos a un mayor entendimiento de esta dolencia, para la mayoría sigue siendo una gran desoconocida. "Actualmente, se han establecido una serie de criterios diagnósticos que facilitan su diferenciación frente a otras patologías similares", asegura Raúl Bravo. Esto significa que hoy es más fácil para los médicos diagnosticar la enfermedad y poder así comenzar con un tratamiento lo antes posible. Por todo ello, resulta imprescindible ponerse en manos de un especialista para evitar que la enfermedad pueda hacer mella en la calidad de vida del paciente.