Se trata de una dificultad para iniciar el sueño, O la sensación de no haber tenido un sueño reparador. Así pues, se trata de un problema de disminución de la cantidad o calidad del sueño.
Este trastorno del sueño se da en una tercera parte de la población (30%), siendo más frecuente en los ancianos, las mujeres y en personas con enfermedades psiquiátricas. La mayoría de los casos de insomnio tienen un inicio agudo, coincidiendo con situaciones de estrés, y tienden a cronificarse en el 60 % de los casos.
Cuando una persona duerme mal durante cierto tiempo se producen alteraciones físicas y mentales que pueden derivar a enfermedad.
Existen múltiples causas del insomnio. Unas son frecuentes y otras raras, unas se deben a influjos ambientales y otras a trastornos del individuo, unas son de origen psiquiátrico o psicológico y otras orgánicas, unas son pasajeras y otras son crónicas.
Las causas más frecuentes de insomnio son las alteraciones emocionales de carácter reactivo y las enfermedades psiquiátricas. En general, todas aquellas situaciones del individuo que se acompañan de intensa ansiedad, preocupación, tensión psíquica, angustia, miedo o tristeza. Estos insomnios tienden a cronificarse.
En función de la edad, la estructura y el tiempo de sueño varían. Así, el recién nacido duerme aproximadamente unas dieciocho horas, un adulto joven una media de siete-ocho horas, un anciano alrededor de seis horas y media.