Casi una de cada dos consultas relacionadas con la sexualidad que se realizan durante las visitas al médico de familia están relacionadas con la disfunción eréctil. Este problema de salud, impide a los hombres alcanzar y/o mantener una erección, afectando cerca de dos millones de hombres tan solo en nuestro país y sólo el 20% de ellos acude al especialista después de esperar una media de cuatro años.
Cómo prevenirla a través de la alimentación
Según los expertos de Boston Medical Group, alianza mundial de clínicas médicas dedicadas al tratamiento de las disfunciones sexuales masculinas, una dieta rica en pescado azul disminuye notablemente el riesgo de padecer disfunción eréctil gracias al alto contenido de ácidos grasos poli-insaturados (principalmente los omega-3).
Así, tal y como explica José Benítez, director médico de Boston Medical Group, “los ácidos grasos altamente contenidos en el pescado azul están especialmente indicados en la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, gracias a su capacidad de aumentar el HDL, más conocido 'colesterol bueno', y reducir el LDL, o 'colesterol malo, además del colesterol en general y los triglicéridos”.
Los pescados azules, entre los que cabe destacar la sardina, el atún, el salmón o la caballa, son ricos en ácidos grasos poli-insaturados, y sobre todo en ácido omega-3. Este último produce unas moléculas denominadas prostaglandinas, que tienen, entre otras funciones, la de impedir la formación de coágulos y trombos en el torrente sanguíneo, así como una importante acción vasodilatadora y reguladora de la presión arterial. Estas propiedades ayudan a reducir el riesgo de padecer arterosclerosis, trombosis, hipertensión o disfunción eréctil.
El Dr Benítez explica que, "la erección del pene es la respuesta a un estímulo provocado, y se produce gracias a un fenómeno de flujos. Para ello, es imprescindible que la circulación sanguínea en las arterias del pene tenga un buen funcionamiento, y de esta forma la respuesta a la erección sea satisfactoria".
Una mala alimentación junto con unos hábitos de vida poco saludables contribuye al deterioro del sistema circulatorio, por lo que estos hábitos son poco recomendables para mantener una vida sexual plena, además de para la salud en general.
A la hora de consumir el pescado azul debemos tener en cuenta las formas de elaboración más saludables, como: la plancha, la parrilla, el papillote, el horno (sin añadir grasas), cocido o al vapor. Por el contrario, se trata de reducir el consumo de pescado azul a base de pescados fritos o en conserva, ya sean ahumados, en escabeche o enlatados. En estos casos, además de poder tener un alto contenido en sodio, los aceites utilizados para la conserva pueden no ser los de mejor calidad y composición nutricional.
Factores de riesgo
Existen múltiples patologías o trastornos que aumentan el riesgo de que un varon sufra disfunción eréctil. Así, por ejemplo, la hipertensión arterial, en sí misma, y los medicamentos con los que se trata son responsables de un elevado porcentaje de problemas de disfunción eréctil. Esto es así porque este problema de salud porque impiden que los vasos sanguíneos de la zona se relajen y se llenen de sangre durante el proceso de erección.
Por otra parte, la obesidad y el sobrepeso inciden de forma muy negativa en la calidad de vida de los pacientes y en su capacidad para mantener una actividad sexual saludable, tanto desde un punto de vista psíquico como desde el punto de vista órganico. Esto se debe a que los trastornos alimenticios mencionados contribuyen a la aparición de enfermedades coronarias, diabetes, hipertensión, o incluso la oclusión del vaso sanguíneo, impidiendo el correcto flujo de la sangre por estas.
Así mismo, una mala alimentación, unos hábitos de vida poco saludables y el sedentarismo provocan el incremento de los tejidos grasos que dan lugar a la transformación de la testosterona periférica en estrógenos (hormonas femeninas). Todo ello genera cambios en el carácter sexual del hombre que reduce su capacidad de mantener relaciones sexuales.
El tabaco, por su parte, es otro de los grandes factores de riesgo ya que afecta directamente para el sistema cardiovascular, y al incurrir en un mal funcionamiento del sistema circulatorio, puede provocar problemas de disfunción eréctil. “Independientemente de la edad, si un hombre consume una cajetilla de cigarrillos al día durante más de un año es probable que se enfrente a problemas de erección a la hora de mantener relaciones sexuales”, según explica Benítez.
A todos estos factores hay que añadir el alcohol, que produce en los varones una interrupción de la erección, independientemente de la dosis tomada, principalmente porque inhibe el buen funcionamiento del sistema nervioso del cerebro el cual está implicado directamente en la respuesta del estímulo sexual, que al reconocerlo debe llevar la sangre al pene para que se produzca la erección y al no presentarse esta, se dificulta la penetración y el coito. De hecho, según un estudio, los efectos que el alcohol tiene sobre la respuesta de una erección satisfactoria para mantener relaciones sexuales en estado de embriaguez no es posible entre el 3,2 y el 64,4% de los hombres consumidores de bebidas alcohólicas.
Por último, es importante recordar que el estrés provoca un incremento de la tensión, estado nervioso y preocupación, que deriva en un aumento de segregación de adrenalina en el organismo. La adrenalina actúa como un potente vaso constructor, que reduce la capacidad circulatoria y puede provocar un problema de disfunción eréctil.
Por ello, ante la aparición de cualquiera de estos síntomas o, por supuesto, ante la aparición de la disfunción eréctil debe visitarse cuanto antes un especialista para seguir un tratamiento que mejore la calidad de vida del paciente.
Agradecimientos: José Benítez, director médico de Boston Medical Group.
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