La plataforma estadounidense de investigación medioambiental "Environmental Working Group (EWG)" ha publicado recientemente su clasificación anual de alimentos en base a la cantidad de pesticidas que contienen. Esta especie de informe viene a cubrir el vacío que deja la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA), organismo que hace tiempo dejó de informar a los ciudadanos estadounidenses acerca de los riesgos de la exposición a pesticidas y la forma de evitar estas moléculas químicas en su dieta. Lo más alarmante son los restos encontrados en comida para bebés. El EWG, grupo de investigación medioambiental estadounidense acaba de publicar un informe en el que incluye una lista de las doce frutas y verduras con el contenido más alto en pesticidas.
A la cabeza de la lista se encuentra la manzana. En efecto, la manzana es la fruta que necesita más tratamientos, prácticamente 20 diferentes. Además, las manzanas se someten a tratamientos de conservación después de la cosecha que agravan su contenido en químicos.
La fruta es la especie vegetal que más tratamientos químicos recibe. Muchos pesticidas que fueron prohibidos, tanto en Estados Unidos como en Europa siguen apareciendo en los análisis de frutas y verduras. El coste inferior de este tipo de productos químicos es la excusa para comprar en mercados exteriores. Si bien los grandes centros de distribución (supermercados) imponen las reglas europeas a sus proveedores, la falta de rigor en los controles hace que "pasen" a los mercados muchas sustancias prohibidas. Otro inconveniente es que, con el pretexto de "economizar" y de la crisis, se han suprimido plazas de funcionarios en las agencias de control de alimentos en toda Europa.
Pesticidas en comida para niños
El control más reciente sobre pesticidas realizado por el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos detectó centenas de restos de estas sustancias en compota de manzana, zanahorias y melocotones vendidos como comida para bebés. Más de un tercio de los potitos de frutas comercializados en Estados Unidos serían ilegales en Europa. En Estados Unidos, la ingeniería pretendía reducir, mediante la modificación genética de las plantas, el uso de pesticidas para combatir las enfermedades más comunes de las plantas. Los ingenieros agrónomos modificaron genéticamente dichos cultivos para que sobrevivieran a las pulverizaciones con glisofato. De esta forma, los agricultores podrían pulverizar sus cultivos con este peligroso herbicida y exterminar así las malas hierbas sin temor a que la cosecha se viera afectada.
Fuente: ladyverd
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