Primero: ¿mochila o bolsa de deporte?
Empecemos por lo básico: el lugar donde vamos a llevar toda nuestra equipación. Y entre ellos dos son las opciones más recurrentes: la clásica mochila que nos vale para todo o la bolsa de deporte, que tal como su nombre indica está pensada para la práctica deportiva.
Con esta simple pista ya podemos intuir como la bolsa de deporte se plantea en un principio más adecuada para esta práctica, entre otras razones gracias a su distribución por departamentos que impide que ropa limpia y sucia se mezclen así como otros elementos como los indicados para el aseo o los zapatos.
Su apertura, haciendo accesible todo el contenido sin necesidad de revolverlo es otro de los puntos a favor, pero no obstante, si somos dados a llevarnos lo justo y necesario, la mochila, debido a su comodidad en el transporte, su tamaño práctico y su versatilidad, será nuestra mejor opción. Más aún si tenemos que desplazarnos una distancia considerable hacia el gimnasio o lo hacemos en moto o bicicleta.
Los básicos imprescindibles
Seamos de llevar mucho o poco, de lucirnos a base de varios modelitos o tener uno único infalible, existen ciertos elementos que no nos deben faltar a la hora de hacer deporte y que deben componer nuestra equipación básica sí o sí:
Camiseta transpirable: nada de algodón o tejidos que atrapen el sudor
Malla o pantalón corto transpirable: debemos evitar malos olores e incómodas rozaduras
Calzado deportivo: flexible y con una suela consistente
Juego de toallas: una para el uso mientras se hace deporte y otra para el aseo
Bidón de agua: para la hidratación mientras hacemos deporte.
Kit de aseo: gel, champú, desodorante
Recambios: ropa interior y alguna que otra camiseta de repuesto
Bolsa para la ropa sucia.
Los extras según frecuencia y práctica deportiva
Si somos de los que vamos varias veces a la semana al gimnasio o probamos con varias clases, el kit básico se puede ampliar.
Debemos tener en cuenta que tras su uso, la ropa de gimnasio pide a gritos una lavadora, por lo que si somos de ir a diario, mejor tener varias mallas básicas que no una de diseño que tengamos que lavar a toda prisa para tenerla lista al día siguiente.
Por otra parte, si practicamos natación deberemos añadir un bañador, gorro de piscina y gafas de nadar, y si practicamos algún otro deporte específico podemos sumar equipación que nos ayude a la práctica, como es el caso de culottes para el ciclismo.
No obstante en este último punto tenemos que tener en cuenta el grado de “especialización” o cómo nos tomemos en serio la práctica deportiva. Así, la aerodinámica de una equipación u otra sólo la podremos apreciar si alcanzamos ciertas velocidades: si no somos muy expertos o vamos al gimnasio por hobby, una equipación básica nos será más que suficiente.
Comodidad ante todo
Estos consejos nos pueden venir muy bien a la hora de iniciarnos y comprar el kit inicial del recién apuntado al gimnasio sin caer en derroches o en olvidos, pero la configuración final de lo que será nuestra equipación deportiva la iremos componiendo con el tiempo, ya que al fin y al cabo, toda práctica deportiva se debe realizar sin que suponga un sobreesfuerzo o nos resulte pesada, y para ello, la comodidad de lo que llevemos puesto o lo que mejor nos funcione es clave.
No pierdas tiempo ni dinero pensando que una equipación más profesional y cara te va a ser más útil y prueba con el kit básico. A medida que perfecciones tu técnica y práctica, podrás ver por ti mismo qué necesidades debes ampliar y cuáles no hacen falta que cubras.