Uno de las grandes cuestiones que, en los últimos años, se está barajando en la educación infantil es el tema de la alimentación. Parece que un país como el nuestro, que tradicionalmente tenía una dieta mediterránea, está comenzando a alejarse de sus costumbres culinarias para dar paso a alimentos blandos y hábitos que quizá no sean tan beneficiosos para nuestra salud.
Naturalmente la alimentación es primordial para el ser humano. Para la esperanza de vida, para la calidad de vida, para todos los órganos de nuestro cuerpo y para la salud dental. Según la doctora Beatriz Casillas,directora de la clínica dental Ortoclinik, "hoy en día tenemos un problema de malnutrición por exceso de alimentos blandos, los niños no mastican demasiados alimentos duros como manzanas o carne".
"Por la mañana toman cereales con leche, en el recreo sandwiches y zumos envasados con un ph muy ácido que produce muchas caries, en los comedores de los coles y en casa se les pone alimentos blandos para que coman rápido... A fin de cuentas no mastican", recalca la doctora.
Toda esta sucesión de comidas blandas puede provocar dos problemas en la boca de los niños:
1. Por un lado un aumento del índice de caries debido a que "los alimentos blandos se quedan literalmente pegados a la superficie dentaria, mientras que los duros producen un efecto de arrastre y autolimpieza".
2. Por otro, aumenta el número de maloclusiones, y con ello aumenta la necesidad de tratamientos de ortodoncia. El hombre de Neandarthal no tenía maloclusiónes, ya que sus maxilares estaban tan desarrollados que cabían todos los dientes: es la dureza de los alimentos lo que provoca que los músculos "tiren" de los huesos y los desarrollen. Hoy en día, "la musculatura de la cara y los huesos de la boca no se desarrollan lo suficiente, esto produce paladares más estrechos y falta de espacio para los dientes, lo que provoca que se tuerzan más".
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Imágenes (por orden de aparición): phrawr/Flickr y Christian Cable/Flickr