De toda la vida, mis padres me acostumbraron a no ver la televisión mientras se desayunaba, comía o cenaba, porque era el momento familiar.
En ese momento compartíamos el día a día. Muy inteligente por su parte. Ahora, puedo mantener ciertas conversaciones con mis gatitos, pero suelen ir más a la suya, así que de un tiempo para acá me he acostumbrado a ponerme las noticias, y por supuesto, a mí también me ha llegado la noticia sobre la expansión del virus del ébola.
Reflexionando sobre este tema pensé lo mal que lo tenían que pasar los familiares de la persona que ha sido contagiada por este virus, y por extensión, cualquier familiar de aquellos que sufren una enfermedad terminal, o simplemente se encuentran en el camino final de la vida. Y me decidí a escribir sobre esto:
¿qué podemos hacer cuando un ser querido se encuentra ante una enfermedad terminal o está muriendo?
Este tema es de gran importancia y contiene muchos matices y factores a tener en cuenta, así que me gustaría que se interpretara con cautela.
1. LA IMPORTANCIA DEL SABER.
Para comenzar, cuando una persona recibe una noticia de ese calibre, lo más importante es SABER.
Saber a que se enfrenta, saber cuál es el proceso de su enfermedad, cuales son las técnicas a las que se va a ver sometido, las consecuencias de las mismas, y los posibles resultados. Vamos a ponernos en su lugar: la incertidumbre es la reina de las emociones en esta situación, así que cualquier información clara, concisa y cercana, proporcionará una sensación de seguridad. De saber por dónde va a tener que pasar. Aquí entra nuestra primera aportación como familiar o amigo: siempre puedes ofrecerte a acompañarle a las revisiones, a las citas con el médico? La persona se va a sentir apoyada en esos momentos de tensión, y, además, podréis contrastar la información que os ha proporcionado el médico.
2. RESPETAR LAS ETAPAS QUE ESTÁN POR VENIR
Los pacientes y los familiares parecen atravesar generalmente una serie predecible de etapas emocionales clásicas, a veces difíciles de distinguir, que varían individualmente en duración e intensidad. Puede que se den todas, que se den de forma alterna, que algunas no se den, que se den saltos y otras etapas se repitan… Estas son: la negación, la ira, el pacto, la depresión y la aceptación serena. Es importante respetar cada una de las etapas por las que pase cada persona, y hacerlo siempre desde el cariño y desde una perspectiva del "tú".
O sea, no sería lo más adecuado enfadarme con ella o él porque está triste y no quiere salir de casa o tomar una actitud positiva ante la enfermedad. Este gesto sólo nos alejará de él o ella. Comparte su cama, una película, y poco a poco intenta negociar con él o ella actividades fuera de casa. Recuerda que el sol es un antidepresivo natural.
3. HOY TODAVÍA ESTÁS AQUÍ.
Esto es lo más importante. Cierto es que tenemos que tener en cuenta la posibilidad de la muerte. Es algo difícil de asimilar, pero debemos tenerlo presente, como una posibilidad más que puede ocurrir. Aún así, siempre hay esperanza (a no ser que los médicos te digan todo lo contrario), porque nunca sabemos qué puede pasar. Por eso, lo más importante es saber que tu familiar o amigo, todavía está contigo. Que puedes hacer todo lo posible para hacerle sentir bien. Escúchale cuando te hable, cuando te cuente sus miedos. Aunque después tú seas el que se sienta mal. ¿Cómo debe sentirse él?
Escucha lo que le apetece y no le apetece hacer y anímale. Aclara sus dudas en la medida de lo posible. Estate a su lado. Eso es lo más bonito que puedes hacer por él o por ella.
“Todos pasamos por estas etapas en la vida, y es inevitable. Lo que sí podemos hacer y afrontarlas de la mejor manera posible.”
SANDRA HERREROS. Psicóloga.
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