Este post es la continuación de “Torneando practicamos Dharana“, en respuesta a las personas que escribieron interesadas por conocer los ocho pasos para la meditación que estableció Patanjali.
Comenzaré recordando que la palabra yoga viene del sánscrito “yug”, que significa “unión”; la unión del ser con el todo.
A pesar de que hay diferentes métodos de yoga, la base es siempre la misma: conectar el cuerpo con la mente y las emociones y conseguir la unión con la esencia pura; con el alma.
Patanjali es considerado el padre del yoga porque fue el primero que plasmó por escrito lo que hasta el momento se había transmitido solo verbalmente. Escribió los Yogasutras, un recopilatorio del conocimiento del yoga de su época, y estableció los ocho pasos de preparación para la meditación, a los que llamó Ashtanga:
Yama: Códigos de conducta social (no violencia, no robar, no mentir, honestidad, no ambicionar y no abusar de la sexualidad)
Niyama: Códigos de conducta personal (limpieza, austeridad, disciplina, actitud de contento y satisfacción y rendición a la voluntad divina).
Asana: Posturas
Pranayama: Manejo de la energía mediante el control consciente de la respiración
Pratyahara: Dirigir la mente hacia el interior.
Dharana: Concentración enfocando la mente en un solo punto.
Dhyana: Estado de contemplación
Sadhana: Estado de vacío mental; experiencia trascendental más allá de la mente.
Mucha gente considera equivocadamente que el yoga es simplemente el paso 3 del Ashtanga. Ojalá con este artículo haya contribuido a aclarar que el yoga es mucho más que “gimnasia”; es una filosofía de vida.
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