Sin embargo, el privilegio de consumir sin preocuparnos de lo que comemos no lo tienen los celiacos. La enfermedad que padecen consiste en que son incapaces de absorber el gluten, una proteína que se encuentra en algunos cereales como la avena, el trigo, el centeno y la cebada. Los que la sufren se ven totalmente anulados ante la injerencia de alimentos con gluten, porque les provoca malformaciones irreversibles en el intestino delgado.
Para la mayor parte de la población, la celiaquía es una gran desconocida. Se trata de una dolencia crónica que supone una condena de por vida a la estricta vigilancia de todo lo que se ingiere, exponiéndose a deficiencias óseas, nerviosas y sanguíneas. Pero, sin duda alguna, el principal problema al que tienen que hacer frente los celiacos es la desinformación que gira en torno al verdadero contenido de los productos, supuestamente, sin gluten.
El jueves 11 de noviembre tuvo lugar, con motivo de la celebración en Madrid de la IV Semana de la Ciencia, una conferencia titulada "Los productos sin gluten, ?son realmente sin gluten?", a la que Platodeldía.com tuvo acceso, asistiendo a la ponencia de Manuela Márquez, quien preside desde hace más de diez años la Asociación de Celiacos de la capital y que tuvo como anfitriona a la Directora del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, Mercedes Méndez.
Ambas trataron de desvelar las incógnitas que rodean a la enfermedad e insistieron en la responsabilidad que tiene la comunidad médica y farmacéutica a la hora de mantener informada a la población.
Eternamente celiacos
La celiaquía es una enfermedad incurable que suele manifestarse cuando somos niños, pero que afecta también a adultos de cualquier edad. Incide en un porcentaje relativamente alto de la población mundial: el 2%. Los datos son más preocupantes porque, según la presidenta de la Asociación, "en España, de los 300.000 casos existentes, más de 50.000 no están diagnosticados".
Aunque los enfermos deben mantener una estricta dieta sin gluten o con cantidades muy reducidas, existen alimentos que pueden ser tolerados por algunos celiacos, tales como el arroz y el maíz, y otros que son totalmente libres de esta proteína, configurando su cuadro básico alimenticio: carnes, pescados y huevos, grasas animales, vegetales, legumbres, frutas y lácteos.
Sin embargo, la mayoría de los productos que encontramos en las tiendas son manufacturados y muchos de ellos pueden registrar distintas cantidades de gluten en su composición. Los artículos que contienen féculas, cereales, fibras, almidón, almidón modificado, harina, proteínas, proteínas vegetales e hidrolizados de proteínas pueden suponer un riesgo difícil de calibrar para los enfermos.
"El gluten está presente en la mayor parte de los alimentos que consumimos y sin embargo no existe una constancia de ello", aseguraba la ponente Manuela Márquez. Por ejemplo, esta proteína constituye más del 20% en algunos productos como carnes, lácteos, espumantes (helados, tartas, yogures), recubrimientos (en frutas y verduras), o productos crujientes de arroz inflado (chocolates, snacks). "Incluso los tupper en los que guardamos la comida encontramos pequeñas cantidades de gluten", algo que la especialista comentó a modo anecdótico, ya que no suponen realmente un peligro grave.
Vacíos legales
En torno a esta inseguridad, existen una serie de normativas que se han ido regulando desde el año 1981. Actualmente, está pendiente para el año 2005 la renovación de la ley que regula el etiquetado de los productos, haciendo obligatoria la especificación en la etiqueta de la cantidad de gluten que contienen los alimentos, incluso si sólo tienen un 2%.
"Pero lo cierto es que hay empresas que se lavan las manos", se quejaba la presidenta de la Asociación. "No se conoce una legislación específica para los productos sin gluten, excepto el Códex del año 81, en el que se establecían normas de regulación para la enfermedad, pero que no supone ninguna garantía para los consumidores ya que no todo el mundo la respeta".
Según los asistentes, algunas empresas etiquetan sus productos como "libres de gluten", pero desconocen la realidad de la composición total. "En las industrias las máquinas no se limpian y a la fabricación de alimentos comunes le sigue otra elaboración para celiacos", comentaba la Directora del Colegio de Farmacéuticos; "son casos que se han dado a menudo con las papillas para bebés". A todos estos inconvenientes se añade el elevado precio de los, en principio, alimentos especiales para celiacos, como consecuencia de su escasa demanda y alto coste de producción y transporte.
Las asociaciones existentes, la FACE (Europa) y la SMAC (Cataluña) piden un registro de las marcas, según las distintas ramas de elaboraciones sin gluten y un control del producto tanto en su fase de producción como en su resultado final. Desde 1990, año en que se realizaron los primeros análisis, se han reducido las cantidades falsas en artículos especiales e infantiles en un 9 y 18 % respectivamente.
Los profesionales sanitarios, mucho que decir
Como punto importante de la conferencia, se habló del papel fundamental del colectivo médico y farmacéutico, puesto que además de ser la fuente de información y consulta para los padres y afectados, determinados medicamentos contienen gluten en porcentajes variables.
"Lo que se pretende es establecer un control especial de los medicamentos genéricos y un etiquetado correcto de su composición. Es necesaria la colaboración desde nuestro campo, recomendando la lactancia y las visitas al médico en caso de que el niño presente diarreas, anemias o faltas de hierro", exponía la Directora del Colegio de Farmacéuticos.
"Lo que pretendemos es una contribución a la mejora del nivel de vida de todos los celiacos", concluyó la presidenta de la Asociación, con un deseo de que los "desinformados" acudan a las farmacias o se pongan en contacto con la asociación o profesionales médicos; así se resolverán los problemas de la población que padece celiaquía.