Si tenemos fascitis plantar obviamente afectará a nuestra forma de caminar pues no mantendremos bien el arco del pie y nos dolerá bastante. El síntoma claro para saber si tenemos una fascitis plantar o no, es que si el dolor es punzante y localizado por las mañanas, tendremos todas las papeletas para tenerla.
Algo muy común es que nos duele por las mañanas, pero a medida que vamos andando y haciendo nuestras actividades diarias las punzadas van desapareciendo. Sin embargo, si nos ponemos a hacer ejercicio intenso vuelven, por lo menos hasta que no le pongamos remedio.
Algunas de las causas que pueden provocar este dolor en el pie son:
Los pies planos o excesivamente arqueados.
Un exceso de peso que hace que el pie tenga que hacer más fuerza de la que venía realizando hasta ahora.
La edad
Una sobrecarga que va aumentando con el tiempo y no le ponemos solución.
El calzado, si eliges mal por ejemplo unas zapatillas para ir a correr y estas no absorben los impactos se crearán microtraumatismos que desembocarán en la inflamación del pie provocándonos grandes dolores.
¿Cuáles son los mejores tratamientos para curar una fascitis plantar?
El reposo:
Este suele ser el tratamiento más efectivo pero el que menos nos gusta hacer, sin embargo, si quieres que deje de dolerte el pie es mejor estar unos días de reposo a que te acompañe el dolor durante toda la vida.Junto al reposo también nos vendrán muy bien los antiinflamatorios y la aplicación de hielo sobre la zona de vez en cuando.
Crioterapia:
Esta es una técnica mínimamente invasiva que usa el frío para destruir parte del tejido dañado y de esta forma disminuir la inflamación. Suele tener un precio económico, aunque esto depende mucho de cada clínica.Ejercicios específicos:
En este caso no nos sirve con hacer cualquier tipo de ejercicio, todo lo contrario, tendremos que hacer 3 ejercicios básicos para este problema la liberación miofascial, estiramiento y fortalecimiento.La liberación miofascial consiste en coger una botella de agua pequeña llena de agua fría y colocarla sobre una superficie antideslizante (una toalla debajo es ideal). Ponemos le pie justo el arco sobre la botella y generamos un movimiento anteroposterior del pie provocando la rotación del elemento cilíndrico sobre la superficie.
Estiramiento, para este simplemente tenemos que sentarnos en una silla y colocar una banda o toalla sobre la superficie del antepie. Cogemos la banda con las manos y tiramos con cuidado hasta que la punta del pie se acerque a la pierna.
Fortalecimiento, para este ejercicio simplemente necesitaremos algo con que agarrar con el pie, una toalla o trapo es perfecto. Tíralo al suelo e intenta cogerlo con los dedos del pie, de esta manera aumentamos el grado de resistencia de las estructuras ejercitadas para que contribuir al soporte del arco plantar.
Con estos sencillos tratamientos veremos una buena mejoría, eso si, hay que tomárselo con calma.