Las medidas que estamos tomando para hacer frente a la actual crisis sanitaria están suponiendo desafíos a muchos niveles. El primero, el más cotidiano, el que alcanza a todo el mundo, es el que afecta a la convivencia. Tanto si uno vive solo como si comparte piso con amigos, pareja o familiares, es indiscutible que la manera de estar en casa, de vivir la casa y de compartirla con otras personas está cambiando, y muy deprisa. El confinamiento al que estamos todos obligados hace que personas que antes no pasaban mucho tiempo juntas de repente se vean abocadas a compartir las 24 horas del día, en casas que no siempre facilitan un sano distanciamiento.
Si vives solo
Mantén contacto diario con tus amigos y familiares. Procura que no sea solo a través de WhatsApp, sino que pueda ser con llamadas telefónicas y, de vez en cuando, videollamadas. Aunque no te lo parezca, es importante para tu estado de ánimo que puedas conversar cara a cara con otros seres humanos, o al menos oír su voz. Confinamiento no quiere decir aislamiento. Piensa que, en el mejor de los casos, van a pasar muchos días hasta que alguien te pueda tocar, abrazar o dar dos besos. No es ninguna tontería, eso se nota y tienes que compensarlo con voces y sonrisas.
Mantén la casa limpia, aunque solo vivas tú en ella. Vas a pasar mucho más tiempo que de costumbre entre estas cuatro paredes y hay que hacer que el escenario sea agradable.
Si estás teletrabajando, procura mantener un horario estructurado que diferencie claramente el tiempo de trabajo y el de ocio. No dejes que tus actividades “se desparramen” ni se desordenen. Llevar una rutina ordenada te va a permitir funcionar mejor y hará que, dentro del desorden general, mantengas una estructura que facilitará que te encuentres mejor.
Si compartes piso
Debéis cuidar la comunicación más que nunca, la negociación sobre cómo usar la televisión, a qué horas o a qué volúmenes escuchar música, o el momento de ir al supermercado a hacer las compras necesarias.
Respetad el confinamiento, es una manera de colaborar, crear buen ambiente y dar seguridad a la gente que vive con vosotros.
Respetad los espacios, salvaguardad la intimidad. Pensad que mucha gente ahora está trabajando desde su casa y no siempre en condiciones fáciles o cómodas. Respetemos los tiempos de las personas, guardemos silencio si están trabajando, no las interrumpamos: aunque estén en casa y con el chándal puesto están trabajando y necesitan un ambiente adecuado.
Mantened la casa ordenada, limpia. Esto tiene que ser así en condiciones normales pero ahora que toca pasar todo el tiempo en casa es importante que vuestro hogar presente el aspecto más agradable posible.
Si en casa hay niños
Sed pacientes con ellos, aunque sean muy pequeños, ellos también han visto alterada su rutina y se sienten raros a su manera. No dejéis de ser educadores. Los niños ahora no están yendo al colegio, pero tampoco están de vacaciones. No nos relajemos. Los padres siguen siendo educadores y no debemos relajar las pautas básicas de comportamiento porque estemos en casa.
Buscad en Internet y en las redes sociales recursos para entretener a los niños. Están circulando numerosas sugerencias que os van a ser muy útiles durante los próximos días.
No lo reduzcáis todo a la televisión, ahora es el momento de emplear el tiempo jugando, pintando, recortando, cantando con vuestros hijos. El día es largo y hay tiempo para todo.
Estad en contacto con otros padres que tienen niños pequeños, ya sea en vuestros amigos, en vuestras familias o incluso en foros de internet. Os sentiréis más acompañados y animados.
Recuerda que tienes vecinos y que ellos también merecen pasar el confinamiento lo mejor posible. Si tienes niños pequeños vigila que los juegos que llevéis a cabo no sean demasiado ruidosos, o no lo sean durante demasiado tiempo, para molestar lo menos posible a los vecinos. Si quieres aprovechar el tiempo para practicar con un instrumento recuerda que al otro lado de la pared puede haber alguien intentando leer, o trabajar, y que necesita concentración. Cuidemos la convivencia también entre vecinos, ahora más que nunca.
Organizaos si estáis en pareja, no estéis los dos cocinando, los dos limpiando, los dos jugando (siempre) con los niños. No hay que quemarse, quedan muchos días. Siempre que podáis jugar con los horarios, turnaos para que mientras uno trabaja el otro esté con los niños y viceversa. El orden, la negociación y los turnos son vuestros aliados.
Si convivís varias generaciones
Muchas familias confinadas están compuestas por matrimonios de mediana edad, hijos adolescentes y alguna persona mayor, todos juntos. No hay recetas mágicas para sobrevivir a este reto de convivencia.
Mantened la calma, seguid escrupulosamente las indicaciones médicas, sobre todo si tenéis personas mayores cerca, todos somos vulnerables a la infección por COVID-19, pero ellos en mayor medida.
Si sois una familia bien avenida, aprovechad el tiempo que tenéis juntos, hablad, jugad juntos (a las cartas, al parchís, al monopoly), reencuéntrate con tu abuelo y préstale atención. Las personas mayores no son ni una amenaza ni una víctima indefensa, es un miembro más de la familia y puede contribuir activamente al bienestar de todos.
Si no sois la típica familia unida entonces más vale que practiquéis el sano arte de daros espacio, de ser pacientes, de no forzar los contactos y del silencio. Es una opción muy válida. Todas lo son si contribuyen a salir de esta situación lo antes posible y con los menores daños.
Para todos
Tanto si convivimos con otras personas como en nuestras conversaciones online, evitemos que el coronavirus sea el monotema. Estar informado de la evolución diaria de la crisis es necesario pero no estés todo el día enganchado al tema porque te va a generar mucha angustia. Elige uno o dos momentos del día para actualizarte y el resto del tiempo procura centrar tu atención en otra cosa. Lo vas a agradecer.
Date tiempo para encontrar tu propio sitio en esta nueva realidad que se nos ha impuesto prácticamente de repente. Lleva su tiempo aprender a trabajar bien desde casa, aprender a no salir a la calle, aprender a no quedar con nadie ni hacer ningún plan. No es fácil para nadie, pero recuerda que no eres un ser pasivo que se limita a obedecer unas indicaciones, sino que cada uno de nosotros tiene un papel activo fundamental en la solución de esta crisis.
Piensa que cada vez que haces un uso racional de los recursos, cada vez que cumples las recomendaciones (no salir, lavarte las manos frecuentemente, etc.), cada vez que contribuyes con tu alegría y tu fuerza a animar a otros estás siendo parte activa de la solución. Recuérdalo y motívate.
Sed pacientes. Todos estamos inquietos, tensos, preocupados e incómodos. Seamos amables, benevolentes con el otro, no contribuyamos a la angustia ni a la preocupación. Cuidemos unos de otros, preguntémonos qué tal estamos, démonos ánimos, intercambiemos información agradable, divertida, no nos recalentemos con rumores ni bulos.
Terapia psicológica gratuita
Dada la importancia de la salud mental en la gestión de crisis del Covid-19, la app de psicólogos ifeel ha abierto su plataforma de forma gratuita a cualquier usuario que demande atención psicológica.
De esta forma, se impartirán terapias psicológicas gratuitas además de a pacientes que sufran estrés por el miedo al contagio del coronavirus, a otros pacientes que normalmente acuden a terapia por otros motivos: depresiones, problemas de pareja, maternidad, duelo… “Queremos mejorar el bienestar emocional de todos los españoles aportando nuestro granito de arena”, ha asegurado Amir Kaplan, CEO de la compañía. “Debemos cuidar nuestra salud mental si sufrimos estrés o ansiedad por ser pacientes de riesgo en la crisis del Covid-19, por tener a los niños en casa compaginándolo con el teletrabajo o por la cantidad de sobreinformación que recibimos, y por supuesto, no debemos interrumpir la terapia de cualquier otro tipo de tratamiento psicológico que estemos recibiendo”, ha concluido.
Por el momento, la compañía ha abierto en una primera fase cuatro días de terapia gratuita a través de chats o 40 minutos de videoconferencia sin acuerdos de permanencia, a través de una simple inscripción.