A estas alturas ya deberíamos saber todos que sucumbir a los caprichos de azúcar no es lo más recomendable.
A mí me pasa, sobre todo esos días del mes en el que mis hormonas quieren tomar el control. ¡Reminiscencias de un pasado con abundantes tartas y pasteles!
No obstante ya he aprendido que uno no debe flagelarse ni fustigarse si un día hace una excepción: un organismo limpio que practica una alimentación saludable de forma habitual está perfectamente capacitado para hacer frente, metabolizar y eliminar las toxinas que se produzcan después de comernos un dulce.
Lo que si que procuro aplicar es la máxima “de lo malo, lo menos malo” y por ello escojo ingredientes lo más nutritivos posible.
Es lo que me pasó con la masa del brazo de gitano: la receta original está repleta de azúcar blanco y harinas refinadas (ahora entiendo por qué me gustaba tanto de niña) así que para esta versión le di una vuelta de tuerca saludable utilizando azúcar integral de coco y harina integral de kamut.
¿Qué por qué estos ingredientes? Aquí te comento sus beneficios más destacados.
Azúcar integral de Coco
El azúcar integral de coco es uno de los descubrimientos más recientes en lo que a endulzantes se refiere.
Para obtenerlo no se necesita más que secar la savia que sale de la flor del coco, un proceso natural que hace que mantenga una gran cantidad de vitaminas, minerales, ácidos grasos, antioxidantes y fibra intactos.
Es precisamente esta presencia de fibra soluble (inulina, en concreto), inexistente en otros tipos de azúcares, la que le proporcionala propiedad más especial: un índice glucémico de 35.
Comparado con el IG 70 del azúcar (tanto blanco como integral) o los 55 del jarabe de arce, es una buena alternativa a considerar para el día que decidamos darnos un capricho.
Eso sí, como siempre te digo, asegúrate que sea integral. Y si es ecológico ¡mucho mejor!
Si no sabes donde comprarlo, aquí te dejo el enlace a la tienda online: Azúcar de coco.
Harina integral de Kamut
El kamut o khorasan, al igual que la espelta, son dos de las variedades de trigo más antiguas y que por tanto no han sufrido tantas variaciones genéticas como el trigo que se comercializa hoy en día.
¿Y en qué se traduce esto? Pues en muchas menos alergias e intolerancias debido a que nuestro organismo sí es capaz de reconocer el ADN del kamut o la espelta al haber convivido con ellos durante miles de años, por lo que puede digerirlo y asimilarlo de una manera más eficaz y natural.
No nos olvidemos que aunque la humanidad y sus productos evolucionen muy rápido, nuestro ADN va a otro ritmo más pausado y le cuesta mucho más tiempo asimilar esos cambios
Por eso mi recomendación será siempre que utilices variedades lo menos procesadas posible y de un origen controlado y certificado.
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