Los errores más frecuentes son:
1. Aumentar la dosis por nuestra cuenta, a pesar del uso de ansiolíticos y antidepresivos tienen funciones similares, son completamente diferentes ya que no observamos una rápida mejoría cuando empezamos que tomarlos. Tenemos que esperar, mínimo dos semanas, para replantearnos si están surgiendo efecto o no.
2. Supresión brusca. Una vez que hemos recuperado nuestro estado anímico gracias al uso de ansiolíticos y antidepresivos, dejamos de tomarlos y eso produce una recaída. En el caso de los antidepresivos, la media de tiempo que hay que tomarlos es de 8 a 12 semanas. Solemos suprimirlos a la cuarta semana.
3. El miedo cuando nos sentimos mejor al uso de ansiolíticos y antidepresivos y sabemos que tendremos que dejar de tomarlos. Esto provoca que una vez finalizado el tratamiento mucha gente se auto-medique a escondidas. La ayuda psicológica es la mejor opción.
4. Consumirlos por cuenta propia ya que esto producirá una adicción. Son los profesionales los que tienen que poner el tratamiento y pautar las dosis según vayamos experimentando mejorías.
Imagen: altemark/ Flickr
¿Has tomado buena nota? No juegues con ellos porque, en vez de ayudarte a superar tu ansiedad y tu depresión, acabarán causándote más problemas.