La noche y la climatología adversa aumentan la fatiga y la somnolencia al volante, cuarta causa de mortalidad en las carreteras. Con la llega de la climatología adversa y con el cambio de horario, muchos conductores circularán con menos luz, reduciendo su visibilidad, y, estadísticamente, aumentando la gravedad de los accidentes. Por eso, el RACE y la Asociación de Bebidas Refrescantes, ANFABRA, quieren incidir en la importancia de los hábitos saludables al volante, dentro de la campaña “Un refresco, tu mejor combustible”, y Facilisimo,com los apoya desde el Canal de Salud.
Según distintos estudios, ante un largo desplazamiento, parar cada 150 kilómetros por la noche o cada hora y media, realizar unos estiramientos y beber un refresco, que mantiene los niveles de hidratación recomendados y aporta la glucosa necesaria para mantener la atención, ayudan a prevenir la fatiga y mejora el tiempo de respuesta ante un imprevisto.
Factores de riesgo
Durante la noche y mayormente en los meses donde disminuye la luminosidad es más propenso que haya accidentes con mayor gravedad. Por ello se debe tener presente algunos elementos que pueden hacer aumentar el riesgo de sufrir un accidente. Llevar el vehículo en perfecto estado, con un buen reglaje de luces y limpiaparabrisas, mejorará los niveles de seguridad. Descanse, no beba alcohol y respete las normas.
Las condiciones climatológicas adversas, como la niebla, la lluvia, la nieve o las luces del amanecer y el atardecer, se suman a una menor luminosidad con el cambio de hora, haciendo más difícil la conducción, ya que disponemos de una menor cantidad de información por la falta de luz. Este hecho obliga a mantener un mayor nivel de atención, lo que provoca un mayor nivel de fatiga.
Una mala ventilación o una temperatura elevada en el interior del vehículo empeoran la comodidad para conducción. Hay que renovar el aire, evitar la sequedad en el habitáculo, y disminuir los niveles de monóxido de carbono que pueden entrar los conductos de ventilación.
Una falta de información por una iluminación deficiente. Por la noche se ve menos, se pierde la profundidad de visión, y se necesita de un mayor nivel de atención, lo que nos provoca un aumento de la fatiga. Además, nuestro cuerpo “conoce” las horas de descanso, lo que afectará a nuestra capacidad física.
Hidratación. Por la noche también sufrimos deshidratación, y necesitamos reponer líquidos para evitar la deshidratación provocada por el ambiente seco del habitáculo, y a la vez que nos parte glucosa para mantener una óptima actividad cerebral.
Consejos
Si no está acostumbrado, evite conducir de noche. Su cuerpo reconoce las horas habituales de descanso y puede sufrir somnolencia al volante. Adelante o retrase la hora de salida para evitar los ciclos de sueño.
Ante cualquier síntoma de somnolencia, pare a descansar o incluso a dormir en el camino. El tiempo y dinero invertido siempre estará justificado ante la posibilidad de padecer un accidente por fatiga o somnolencia.
Por la noche o con climatología adversa, prevea con más antelación las posibles situaciones de riesgo (retenciones, pasos de peatones…) debido a la falta de visibilidad, y aumente la distancia de seguridad.
Si va a realizar un viaje en auto debe descansar lo necesario la noche anterior. Está comprobado que debemos dormir por lo mínimo seis horas ya que si no lo haces se triplica el riesgo de sufrir un accidente en la carretera.
Evite salir de viaje nada más terminar de trabajar. Incluso si termina pronto, siempre estará cansado cuando comiences tu viaje, y con mucha probabilidad, en la parte final del viaje conducirá cuando anochece.
Recuerde que la noche provoca un aumento de la fatiga, lo que puede provocar una disminución del campo de visión, alargar los tiempos de reacción, dificultar la coordinación psicomotriz y la capacidad muscular.
Por la noche, descanse cada hora y media al volante o al menor síntoma de cansancio, ya que mantener una atención constante durante un tiempo prolongado, y con poca iluminación, produce fatiga.
Cada parada debe durar entre 15 y 30 minutos; bájese del coche y realice ejercicios de estiramiento de articulaciones (cuello, pies, piernas y brazos) y de espalda. Aproveche para comer algo ligero y beber un refresco.
La calefacción del coche provoca síntomas asociados a la deshidratación del organismo (sed, sensación de sequedad en la garganta, fatiga) que pueden afectar a la conducción.
Debe prevenir las comidas pesadas antes o durante la conducción. Una digestión fácil será de gran apoyo para conservar la atención y poder reaccionar con eficacia y rapidez.
No beba alcohol, ya que el consumo de cualquier tipo y cantidad tiene efectos sobre la conducción.
Si toma medicamentos, tenga en cuenta que pueden provocar somnolencia, y algunos pueden tener efectos directos sobre la visión o la coordinación. Consulte con su médico antes de emprender un viaje.
No baje la guardia en los desplazamientos cortos. El desfallecimiento por cansancio o sueño puede llegar incluso en trayectos de poco recorrido.
Agradecimientos: al RACE y la Asociación de Bebidas Refrescantes (ANFABRA).
Imágenes (por orden de aparición): mattcameasarat/Flickr, MSVG/Flickr, dodge challenger1/Flickr, gemsling/Flickr y dodge challenger1/Flickr.