Tras el boom de la Gripe A, los médicos de familia recuerdan a la población que no hay que bajar la guardia ante la gripe estacional que, como todos los años, se espera para el otoño. Y es que una de cada diez personas contraerá esta infección.
Además, este año en la vacuna de la gripe, bajo recomendación de la Organización Mundial de la Salud, incluye la H1N1, por lo que es más completa que nunca. Aun así, el doctor María Molero avisa "que la vacuna pandémica frente al H1N1 del 2010 no reemplaza a la vacuna de la presente campaña 2010-2011".
Según señala el doctor Molero, "la vacuna frente a la gripe está más que recomendada para la población con mayor riesgo, es decir, los pacientes que sufren enfermedades crónicas, los mayores de 60 años, todas las personas que residan en centros o instituciones cerradas (geriátricos, centros de asistencia a enfermos crónicos, disminuidos psíquicos, prisiones, etc.), las embarazadas y los niños y adolescentes que reciban tratamientos prolongados con acido acetilsalicílico. Este año se incluyen además entre estos grupos las personas con obesidad mórbida."
La efectividad de la vacuna es muy alta, ya que reduce a la mitad las hospitalizaciones de personas menores de 65 años con factores de riesgo y el 80% de la mortalidad por complicaciones asociadas a esta enfermedad.
"La gripe es una enfermedad muy contagiosa y una vez que estás enfermo no tiene tratamiento. La única opción es aliviar los síntomas", afirma el doctor Molero. Por tanto, es errónea la creencia de que tomar antibióticos cura la gripe. Estos medicamentos están indicados para las infecciones bacterianas y no víricas como esta enfermedad. El tratamiento con analgésicos (paracetamol), el reposo y la ingesta de líquidos son las medidas más eficaces para aliviar los síntomas de la gripe.
Las medidas preventivas son fundamentales para hacer frente a este proceso patológico, ya que se trata de una enfermedad autolimitada (que se cura sola). En este sentido, existen determinadas medidas elementales de autocuidado e higiene personal como son lavarse las manos frecuentemente, utilizar pañuelos desechables y taparse la nariz y la boca al estornudar o mantener la habitación del enfermo separada de la estancia de los otros miembros de la familia y bien ventiladas. Pautas todas ellas que contribuyen a evitar la propagación de la enfermedad, fundamentalmente en el ámbito familiar y laboral.