Es probable que si caminamos sobre el césped de cualquier parque público o por el campo nos topemos con ella. Es muy fácil encontrarla en cualquier cuneta, descampado, en el campo y en los bordes de cualquier camino.
Existen distintas variedades de malva y casi todas pueden utilizarse de la misma forma. De todas, la malva sylvestris es la más común y fácil de encontrar.
La malva pertenece a la familia de las Malvaceae. De esta familia, el BOE sólo prohíbe la venta al público de la Escobilla, escobillo o escoba negra (Sida acuta, S. cordifolia) debido a su toxicidad.
Cómo es la malva
Es una planta con tallos ásperos, ramosos y leñosos, tumbados o erectos, que puede llegar a alcanzar hasta un metro de altura.
Sus flores son de unos 2 a 4 cm y destacan por su color propiamente malva, una tonalidad que se encuentra entre el violeta y el magenta.
Sus frutos son vellosos y dan muchas semillas.
Cultivo de la malva
Si observamos los lugares donde crece espontáneamente nos dará una pista de los cuidados que necesita.
La malva crece mejor con riego escaso, pleno sol, terrenos pobres, ligeros y bien drenados evitando encharcamientos.
Prefiere el clima templado, templado-cálido y de montaña aunque soporta bien el frío.
Se puede reproducir por esquejes y semillas en primavera. Ella misma también se reproduce sola por lo que puede llegar a ser invasiva.
Propiedades de la malva
Las partes empleadas de esta planta son sus flores y hojas que se recolectan en verano, entre junio y septiembre. Luego se secan en lugar fresco y seco.
Entre las propiedades de la malva hay que destacar que es emoliente, suavizante, expectorante, diurética, sudorífera y antiinflamatoria.
Es emoliente debido a su alta concentración de mucílagos que le da la propiedad de suavizar y ablandar los tejidos tanto internos como externos.
Como expectorante se usa en el tratamiento de tos, catarros, gripes, congestión nasal, bronquitis, sinusitis, cuadros asmáticos, ronquera, faringitis, laringitis y anginas.
Se recomienda también contra las inflamaciones de articulaciones, artritis y gota, para las hemorroides, forúnculos y abscesos.
Como es un protector estomacal, un laxante suave y un regulador intestinal se utiliza para aliviar los síntomas de la gastroenteritis y el estreñimiento.
Su uso externo calma la piel del escozor e irritación producido por picaduras, acné y quemaduras.
Sus hojas recién cocidas tienen propiedades hipoglucemiantes que se pierden durante el secado de la planta.
También estimula el funcionamiento de las glándulas sudoríparas.
Usos de la malva:
Sus hojas tiernas, recogidas en primavera o verano, se pueden consumir crudas en ensalada o cocidas como verdura.
El jugo de la planta recién recogida se coloca sobre la piel para calmar el malestar provocado por las picaduras de insectos.
En gastronomía, sus flores se pueden utilizar como colorante alimentario y para decorar platos.
Se puede usar en forma de Enema contra el estreñimiento y con las infusiones hacer inhalaciones para la sinusitis y la congestión nasal.
Infusión de la flor: una cucharadita por taza, dejando reposar 15 minutos, con una frecuencia de 3 veces al día.
Infusión flor y hojas: una cucharadita por taza, reposar 2 minutos, frecuencia 3 veces al día.
Aplicaciones externas: decocción durante 10 minutos de 5 cucharadas por litro de agua para cataplasmas, lavativas, fomentos y lociones.
Gárgaras para infecciones de garganta: 2 ó 3 cucharaditas por taza en infusión.
Y recuerda que:
Es conveniente acostumbrar poco a poco nuestro organismo a cualquier cambio en la alimentación, incluídas las tomas de infusiones.
Aunque las propiedades de la malva te pueden ayudar contra ciertos dolores y malestares, lo mejor es que consultes a tu médico y/o farmacéutico.
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Bibliografía consultada:
– Las 40 plantas medicinales más populares. Alfredo Ara Roldán. Editorial Edaf.
– Plantas medicinales. Propiedades curativas. Albor Libros.
– Usos tradicionales de las plantas. Antonio Vega. Ediciones i.
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