"Aunque cada vez más países legislan en contra, la mutilación se considera algo cultural, profundamente instaurada en la costumbre de hombres (y mujeres) de África. El proceso se relaciona con la "feminidad, la transición adulta, la belleza o el matrimonio". En muchas zonas, además, se entiende que con esta operación bestial se reduce el deseo sexual de las mujeres, lo que evita, dicen, que quiera mantener relaciones "ilícitas". Nadie se plantea hacer lo mismo con los hombres o en pensar que ellos tienen relaciones "ilícitas". Es un bloqueo total al deseo femenino libre pero que muchas mujeres terminan defendiendo porque socialmente marcaría para siempre a quienes se nieguen a pasar por el trance. En un entorno absolutamente patriarcal, hay familias que festejan el día en el que someten a una niña a la ablación."
Hasta aquí hablamos de la mutilación física de los genitales femeninos que se lleva a cabo principalmente en África, práctica que penaliza i previene el placer sexual femenino mientras para los hombres no cambia nada excepto la relativa certeza de que ellas no desearán tener sexo con otros hombres.
Pero , aunque no usemos una mutilación física, ¿no estamos haciendo lo mismo en occidente?
La sexualidad masculina se pone en valor, se exagera, se presume de ella. La promiscuidad masculina es aceptada e incluso celebrada.
Mientras tanto, la sexualidad femenina se pone en un rango inferior, se privatiza, se minusvalora, se mutila socialmente por el riesgo de ser mal considerada por vivir la sexualidad con libertad. Las mujeres promiscuas, son criticadas por las demás y rechazadas como parejas estables por los mismos hombres que disfrutan del sexo con ellas. Porque en realidad estos hombres quieren mujeres mutiladas sexualmente, que sean serviles y monógamas, sin deseos propios, que pongan su sexualidad al servicio del hombre.
De hecho, esta mutilación psicológica de la sexualidad de la mujer es tan tóxica como la física y también genera disfunciones sexuales (anorgasmia, vaginismo, dispareunia, bajo deseo sexual). El resultado, en algunos casos, no es tan distindo de la ablación de clítoris...
Pongamos por ejemplo la masturbación, tema tabú donde los hayan, a pesar de que todo el mundo la practica. Que los chicos se masturban se da por sentado y aunque hay cierto tabú, no se le da un significado negativo y entre ellos se habla del tema con cierta naturalidad. En cambio la masturbación femenina sigue siendo algo "que una chica no hace", de manera que hacerlo debe ser ocultado sopena de ser etiquetada por el resto de chicas y chicos. Los padres no suelen hablar del tema con los chicos, pero con las chicas muchísimo menos, no está permitido "incitarlas" a descubrir el placer, no sea que esto "las descarrile" de la normatividad heteropatriarcal que les marca unos límites muy claros.
¿Es o no una manera más de mutilar , desde el patriarcado, el derecho al placer de las mujeres?
Culturalmente se deja claro que las mujeres no pueden hablar o practicar sexo "como los hombres", eso no está permitido y quien lo hace paga un precio social.
No extirpamos el clítoris , pero sancionamos su disfrute, lo convertimos en menos lícito que disfrutar de un pene. Generamos culpabilidad sobre la sexualidad femenina, criticamos, juzgamos, insultamos. Existen muchos insultos para nombrar a una mujer que vive con libertad su sexualidad.
Al igual que la ablación, aunque la causa es la inseguridad de los hombres, son las otras mujeres quien velan por no tener una hija o nieta sin mutilar, y por tanto que pueda gozar del sexo y por ello ser repudiada.
Las mujeres occidentales se creen mucho más libres que una niña de Gambia, cuando en realidad sólo lo son un poco más, pero aún muy lejos de los privilegios masculinos.
El miedo, la inseguridad y la necesidad de control de los hombres provocan una mutilación de la sexualidad femenina en el mundo occidental desde siempre.
Hasta que las mujeres no puedan disfrutar con total libertad de su sexualidad, los hombres tampoco podrán. Seguiremos repitiendo el patrón de posesión del hombre sobre la mujer que está basado en el miedo a perderla, en el miedo a que otro le dé más placer y ponga en riesgo la relación.
Por una sexualidad igualitaria y libre, no basada en la posesión o la exclusividad, que se pueda hablar en voz alta sin ser juzgada, pedir lo que quieres y lo que no, tener sexo cuando quieres y no tenerlo cuando no quiereas....es decir, cuando las mujeres que tienen sexo con hombres tengan una sexualidad como los hombres, todxs seremos mucho más libres de disfrutar de una de las facetas más maravillosas de la vida.
Madres y padres ¿Dejaríais que tus hijas fueran sexualmente mutiladas?
Si la respuesta es que no, ten muy en cuenta la mutilación psicológica de la sexualidad femenina y párate a pensar que haces para evitarla, prevenirla, y luchar socialmente contra ella.
Empieza por hacer autocrítica sobre como vives tu sexualidad contigo mismx y con tu pareja y que ejemplo das a tu entorno.
Por un respeto a los derechos sexuales de las mujeres, sin violencia, sin homofobia, sin transfobia, sin prejuicios, sin posesividad, sin machismo.
Estoy seguro que la sexualidad de los hombres que tienen sexo con mujeres mejoraría mucho si la sexualidad femenina fuera totalmente libre de machismo.
Una sexualidad feminista es la única aceptable y deseable para todxs.
Fuente: este post proviene de Blog de Jordi Reviriego, donde puedes consultar el contenido original.
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