El valor de una mirada

Pasan los años, pasan las modas, y vamos dejando de lado las cosas más esenciales de la vida. Ahora todo debemos hablarlo mediante el móvil, estar conectados 24 horas al día, contestar las cosas al momento, ya no vale el ‘estoy ocupado/a’ porque eso puede generar una polémica (e incluso rupturas). Hoy en día, con las redes sociales se ha conseguido que debemos estar disponibles siempre, contestar enseguida, no vale un ‘ en cinco minutos que voy en el coche’ o, simplemente, se le da más valor a un ‘me gusta’ que a unas simples palabras como ‘estás guapo o guapa’. Hemos llegado a una etapa en la que no sabemos interactuar si no es con emoticonos o con un móvil de por medio. ¿Dónde quedó el valor de una mirada? El mirar a los ojos de verdad, dónde una mirada valía más que mil palabras?

¿Son esas las relaciones que queremos? Y lo digo en plural porque mantenemos relaciones con todo el mundo, no sólo de pareja. Aunque bien es cierto que si hablamos de relaciones de pareja, en 2013 se registraron cerca de 28 millones de rupturas (según el estudio de CyberPsychology and behaviour Journal).  Y eso siempre es porque se malinterpreta todo por las redes sociales, seguro que todos o casi todos hemos discutido (y me arriesgo a decir más de una y de dos veces) por Whatssap con nuestra pareja. Por eso no nos extrañan estos datos e incluso llegamos a bromear con ellos y, sobre todo, con el famoso doble check azul del mismo y cuántos divorcios/rupturas iba a llegar a generar. Damos más valor a los emoticonos, al doble check azul y a la última conexión de la otra persona que a lo que de verdad importa. Vivimos pegados al móvil, dejando que esté tenga más importancia en nuestra vida que aquello que de verdad importa; ya no sabemos vivir sin él. ¿Te atreverías a salir de casa sin él? O, dónde quedo el ‘hablamos esta noche’ seguro que antes no se rompían tantas parejas. ¿Sabes por qué? Porque antes la confianza era lo primero. Sí, lo siento, las redes sociales nos ha hecho más desconfiados a todos. Antes nos valía con sentarnos en la cama después  de cenar y estar media hora, una hora al teléfono hablando y contándonos el día, y ahora…. necesitamos estar todo el día con mensajes absurdos, porque la mitad o gran mayoría de ellos son absurdos. Hemos dejado que el móvil sea lo más importante de nuestra vida, sin darnos cuenta que así es como dejamos de lado lo importante de la misma: vivirla y disfrutarla.

Pero no sólo de relaciones de pareja vive el ser humano. Tenemos relaciones con nuestros amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc. Estamos rodeados de todo tipo de relaciones y todas ellas debemos cultivarlas y mantenerlas, no sólo a través de las redes sociales. Pero esto no es sólo porque lo diga yo si no… porque es lo más sano del mundo. Dónde ha quedado el ansiado fin de semana donde nos reuníamos con nuestros amigos después de una semana entera sin verlos alrededor de un café o una buena copa de vino para, entre risas, contarnos cómo nos había ido la semana, organizar futuros proyectos y ponernos al día. Dónde quedo el no vivir pegado al móvil y tener conversaciones de más de dos minutos y escuchar la voz de la otra persona. Y con escuchar no me refiero a las notas de voz que ahora, también, se han puesto de moda. Me refiero al contacto visual, al contacto de piel, a poder mantener una conversación cara a cara con una persona, olvidándonos de si hay una carita sonriente, de si ‘jajaja’ no es lo mismo que ‘jejeje’; que si una persona te ha puesto ‘ok’ es porque está enfadado , sin darnos cuenta que igual es porque no tiene tiempo en ese momento y es un ‘te he leído luego respondo bien’. Dónde quedó el ‘te llamo luego’ y creer de verdad que luego es luego no desconfiar de las personas fijándonos en su última conexión. Y, por supuesto, no obsesionarnos con ese dato. Cada uno tenemos una vida, unas rutinas, unas formas de atender las redes sociales. A lo mejor, prefiero hablar contigo con calma y tranquilidad, que estar contestándote a trompicones o con monosílabos. Porque, tal y como señalan los expertos, cada uno somos un mundo diferente que tomamos las relaciones de una manera, a unos les gusta más las redes sociales que a otros, por ejemplo. Otros nos fijamos más en el detalle y en cada palabra, otros en cambio en cada expresión. Y de ahí, de las formas de expresarnos es de donde vienen las disputas el ‘estás raro o rara’, ‘qué te pasa’ y derivados. Porque lo siento, quién no haya discutido nunca por Whatssap, quién nunca haya mal pensando a través de la última conexión o de una expresión que levante la mano.

El siglo XXI y los Mass Media (medios de comunicación de masas) han hecho que se pierda el valor de las palabras; pero de las palabras de verdad. De esas de escuchar, de mirar a la cara y pronunciarlas, del roce, del tacto. Han hecho que hasta un simple ‘te quiero’ pierda valor, porque a través de las redes sociales es más fácil decirlo que sentirlo y decirlo mirando a los ojos a la otra persona. Porque esto no nos enseña otra cosa que, tal vez, empezar a vivir la vida de verdad, dejado a un lado facebook, twitter, whatssap, instagram, etc. Nos demuestra que la vida es mucho más que aquello que compartes y cuentas en tus redes sociales. Que la esencia de la vida es vivirla y compartirla con tus seres queridos, pero no a través de las redes sociales, si no a través de los momentos.
‘Los amigos son los protagonistas de las grandes historias’. Es una frase que me encanta y que siempre ha sido fiel a mi estilo y mi forma de vida. Son los protagonistas indiscutibles porque no mantengo relaciones sólo por móvil o por redes sociales; porque a mis amigos de verdad, a aquellos que están siempre en lo bueno y en lo malo, no les cuento las cosas por redes sociales, si no con el poder de una mirada. Porque la esencia de la vida, está en eso, en que: una imagen vale más que mil palabras (de móvil).